
El jueves 24 de mayo se celebra un homenaje al caricaturista y periodista Arístides Pumariega, conocido como Arístide, por enfrentar con humor, durante 60 años, la dictadura de los Castro. Fue reconocido por el Centro Italiano del Humor Fumetto como uno de los 100 caricaturistas más importantes. Trabajó por 30 años en Cuba y desde hace 30 años lo hace desde el exilio. Ahora ni Díaz Canel, que subió al poder sin el aval de los ciudadanos, se salva de la pluma del caricaturista.

Se graduó como periodista el año que los Castro ejecutaron su revolución, 1959. Con lo cual, fue uno de los pocos cubanos -aun con vida- que publicó en la prensa cuando había más medios que los autorizados.
Su primer trabajo satírico fue en medio de la Crisis de los Misiles, en 1962, cuando Cuba albergaba misiles soviéticos de alcance suficiente para atacar a los EE. UU. En cadena nacional, Fidel Castro respondió a las acusaciones del entonces presidente estadounidense, John F. Kennedy, que Cuba solo tenía misiles morales, aduciendo a los “logros de la revolución”. Entonces Arístide caricaturizó lo que serían “misiles morales”.
Explica que Castro se enfureció cuando los soviéticos retiraron los misiles y lograron un acuerdo de paz con quien él pretendía que aniquilen, los EE. UU.
Nos cuenta que era tal era la aversión del régimen por lo extranjero, que su primer personaje que ganó popularidad en 1963-64 fue “El Popeao”, un sujeto costumbrista que salió un año en la revista Bohemia, que aunque no hacia critica, pero como venia del POP, el gobierno lo tachó de extranjerizante y hasta le propusieron que le pusiera “El Soplao”. “¡Imagínate!”, exclama.
“En 1970, sufrí mi gran castigo. ‘Subdesarrollo Pérez’, que si es un personaje bien critico, serpenteó la censura, criticaba a los dirigentes medios. Ya me habían llamado la atención varias veces, pero cuando se frustró la zafra de 1970, cuando Castro decía que se iban a hacer 10 millones de toneladas de azúcar, y luego anunció públicamente que no se iba a alcanzar esa cifra, ‘Subdesarrollo’ salió haciendo un chiste, jugando con las palabras de Fidel y me “congelaron” a mí y a ‘Subdesarrollo'”, explica.

“Me mandaron a una granja, luego a una fábrica y finalmente terminé haciendo una revista de un organismo, pero no podía poner mi nombre. Tampoco me permitieron estudiar otra carrera en la universidad. El castigo, supuestamente era por un año, pero estuve 8 largos años fuera de circulación. Cuando me “desccongelaron”, no me daban trabajo en ningún periódico ni revista, ya sabes, todo está en manos de la dictadura”, nos cuenta Arístide.
“Hasta que presenté una propuesta para una revista nueva que se llamó Opina y que era de un organismo: el instituto de La Demanda Interna, fui su director artístico, y fue todo un éxito. Digamos que no volví a la prensa oficial, ni a los medios humorísticos”, agrega.

“Mi último intento fue en los 90. Volví a Bohemia, esta vez con la sección “La Bobocracia”, donde me burlaba de la burocracia. Eran los tiempos de la Perestroika (los cambios económicos estructurales hacia el fin de la Unión Soviética) y un par de periódicos rusos pusieron mi sección como ejemplo de Perestroika en Cuba. Por supuesto, me llamaron para cancelarla y me dijeron que ya en Cuba se había superado la burocracia”, exclama.
Desde el exilio

“Siempre tuve la idea de hacer un libro con caricaturas de Fidel Castro, con los apodos o nombretes que el pueblo de Cuba le ha puesto a lo largo de estos años. En Colombia tuve esa libertad y presenté junto con Rebeca Ulloa, en la feria internacional del libro en Bogotá en el 2000, “Fidel Castro, el ultimo dinosaurio”, declara Arístide.

“Aquí en Miami me he dado el gusto de hacer mas de 30 murales de los músicos cubanos sin fronteras, ahí están en la Pequeña Habana, son murales al fresco. Para la exposición que inauguro el jueves 24 de mayo en Havana Classic Cigars, inaugurando su salón Cohoba, presento una colección que llamo “Apropiaciones” y es muy interesante, casi todas son referidas a la situación política en la isla, a partir de versiones que hago de obras clásicas. Por ejemplo, tomo de Picasso “Las Señoritas de Avignon” y hago mi versión “Las Jineteras del malecón” posando en La Habana”, concluye.
