Apenas a un mes del 12 de octubre, por decreto, ya son varias ciudades de EE. UU. que modificaron la fecha cívica. Así como sucedió en Venezuela con el Chavismo y en Argentina con el Kirchnerismo, la izquierda de EE. UU. busca reescribir la historia; desmontando la existente. Primero, modificando la denominación de la fecha, luego retirando e incluso demoliendo y decapitando las estatuas del navegante genovés que fue financiado por la corona española; viaje que forjó el destino de quienes habitamos el continente hoy.
Los Ángeles, como su nombre indica, una ciudad de fundación española, cuya población tiene la mayor concentración de hispanos en los EE. UU., votó —14 contra 1— para cambiar el nombre de la fecha cívica de “Día de Colón” a “El día de los pueblos indígenas”.
Así lo indica un reportaje de la revista Time. En un video adjunto comentan cómo fueron los migrantes italianos quienes dieron notoriedad al día de Colón, ya que gracias al viaje del navegante, ellos pudieron migrar a un continente rico siglos después. El precursor de este reconocimiento fue Angelino Noche, un migrante italiano, que en 1907 emprendió la campaña en colaboración con el próspero empresario —también italiano— Generoso Pope, que tuvo el apoyo de la organización Caballeros de Colón. Lograron el reconocimiento en 35 estados.
También desde la comunidad italiana en Argentina, se construyó la estatua de Colón como regalo en el aniversario número 100 de la joven nación. Por décadas estuvo frente al palacio de Gobierno, la Casa Rosada, mirando al puerto.
Esto fue así por casi un siglo más, hasta que Hugo Chávez intervino y buscó reproducir lo logrado en Venezuela. En 2002, Chávez inició una campaña contra la Conquista de América y quienes fueron parte de ella, cambió el Día de la Raza por el Día de la Resistencia Indígena. Así mismo, en 2004, una turba de Chavistas derribó con sogas la estatua de Colón de “Plaza Venezuela” en Caracas. Aunque inicialmente Chávez se mostró disgustado por el acto, luego declaró que Colón fue “juzgado y condenado públicamente“.
Y es que la demonización de Colón y consigo de todo lo europeo, particularmente español, era útil para su discurso bolivariano, dada la gesta independista de su ídolo. Movimiento al cual la presidencia previa de Argentina se sumó. Logrando que Cristina de Kirchner acepte un regalo de su co-ideario Evo Morales, la estatua de Juana Azurduy, heroína de la independencia nacida en Bolivia. Lo cual fortalecía a su vez la figura de Cristina al reemplazar una figura histórica masculina por una femenina. Fue así que pese a meses de juicios, peticiones y protestas, la estatua de Colón en la capital de Argentina fue retirada y suplantada. El mito bolivariano, el discurso imperante, necesitaba implantarse a través con su propia versión de la historia.
Este movimiento llegó a EE. UU. a través de la izquierda radical. Está en auge desde las recientes protestas que exigen la demolición de estatuas históricas. Comenzaron con figuras de la Guerra Civil, vinculados a la promoción de la esclavitud. Luego, siguieron los santos católicos. Pues equiparan a la religión con la colonización y a partir de ahí se vuelve una bola de nieve que se convierte en avalancha cuando amalgama e incluye a todo aquel vinculado al pasado. Y la estatua más antigua en los EE. UU. justamente fue erguida en honor a Cristóbal Colón.
En la ciudad de Baltimore, Maryland, a escasos minutos de la capital de los EE. UU., una persona con el rostro tapado, golpeó la estatua de 250 años con un mazo. Así lo reporta el periódico español ABC. Ahí mencionan cómo varios políticos del partido demócrata han sido no solo cómplices sino promotores de esta medida, sea por acción u omisión. Resaltan la ascendencia del alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, de raíces tanto españolas como italianas pero que elige desentenderse de ambas para satisfacer a los manifestantes.
Entre los detractores de la medida, hay temor porque se extienda la medida a la estatua que yace en el capitolio del estado de California de Colón arrodillado junto a la Reina Isabel la Católica, la misma que financió y permitió la expedición del navegante genovés a las Indias que resultaron ser el Nuevo Mundo. Es en la figura de la reina justamente donde se podría cobrar un análisis distinto al imperante entre los manifestantes sobre la conquista de América. En 1504, apenas 12 años después de la expedición de Colón (1492), en su lecho de muerte la Reina de Castilla dejó su testamento y en él su más profunda preocupación por el buen trato de los pobladores del nuevo mundo.
…Además suplico al rey mi señor muy afectuosamente, y encargo y mando a la princesa, mi hija, y al príncipe, su marido, que así lo hagan y cumplan, y que esto sea su principal fin y en ello ponga mucha diligencia, y que no consientan ni den lugar a que los indios, vecinos y moradores de las Indias y Tierra Firme, ganadas y por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni bienes, antes al contrario que sean bien y justamente tratados, y si han recibido algún agravio que lo remedien y provean para que no se sobrepase en cosa alguna lo que en las cartas apostólicas de dicha concesión se mandaba y establecía…
Pero, como dice el refrán, la historia la escriben los vencedores. Por ello, en 1949 publicó la novela “1984” George Orwell, el escritor inglés que por años militó en las filas socialistas emitió una advertencia. Luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando el Reino Unido se volvió aliada de la Unión Soviética en la lucha contra el nacionalsocialismo alemán. En vista de esta alianza, el autor escribió este libro para visibilizar cómo sería un futuro donde impere el socialismo en un periodo de expansión.
El oficio del protagonista era reescribir la historia cada día, sin importar si lo actual contradecía lo anterior. Pues la confusión aseguraba que el pensamiento crítico se remueva por completo. No importaba qué se decía ni cómo se decía ni cuándo, solo quién lo decía. Ya que la única versión era la versión oficial, la del partido. Con ese fin la historia se borraba por completo de la mente de los ciudadanos, solo quedaba lo que les contaban, y así la única opción era obedecer y acatar para luego repetir. Se sintetiza en la siguiente frase:
“Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro”.
Estamos ante un quiebre histórico, donde el personaje que por siglos se ha aplaudido como visionario y gestor de que tengamos lo que tenemos, seamos quienes somos y estemos donde estamos, se convierte en un villano. El impacto de este suceso tiene una finalidad política clara, un pueblo que reniega de sus raíces es un pueblo que se desentiende de su pasado y como tal está a la expectativa de un relato que será narrado, en este caso prescindiendo de lo previo.