Este lunes 11 de junio se cumplen 55 días de una fuerte crisis sociopolítica en Nicaragua que ha acabado con la vida de más de un centenar de personas. El poco respeto por la vida y las constantes amenazas de violencia han obligado a la catedral metropolitana de Managua a cancelar sus misas vespertinas.
Según explicó el vicario del templo, Silvio Romero, a las 6.00 p.m. (una de las horas en que comunmente se llevan a cabo las misas en la catedral) hay presencia de “paramilitares” y policías, que son precisamente los señalados por las brutales represiones contra el pueblo, y es que ya anteriormente ha habido amenazas en la Catedral.
El Nuevo Diario relató que el pasado domingo 22 de abril, un hombre con el rostro cubierto entró al templo y con tono amenazante preguntó: “¿quién es el que quiere la paz?” y otras parroquias en la capital también han tenido que suspender los oficios religiosos por motivos similares.
Cabe destacar que los paramilitares son señalados por diversas organizaciones humanitarias como civiles que realizan ataques contra la población con el apoyo de la Policía Nacional. De hecho, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el movimiento Amnistía Internacional han denunciado que son precisamente estos grupos los que se han encargado re realizar diversas “ejecuciones extrajudiciales” en contra de quienes protestan contra Daniel Ortega.
Según las cifras del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), hasta el pasado domingo 10 de junio se contabilizaron al menos 139 fallecidos en el marco de la ola de protestas antigubernamentales que inició el pasado 18 de abril.
“Quien dice que ama a Dios y manda a matar a su hermano es un asesino, por más que hable bien de Dios”, manifestó Romero durante el anuncio de la suspensión de las misas.
“Es el pueblo de Nicaragua el que está hoy sufriendo, sangrando (…), no se puede más con tanta masacre, basta ya”, agregó.
Amenazan a sacerdote con un fusil en la cabeza
La violencia gubernamental ha llegado a tal nivel que hasta un párroco fue amenazado por denunciar las injusticias que ha cometido el Gobierno durante sus homílias.
Este acto “es gravísimo y temerario. El padre, lo que ha hecho es acompañar al pueblo de Dios. Tocar a un sacerdote es tocar a la Iglesia”, dijo el monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa.
Por su parte, el sacerdote Vicente Martínez Bermúdez, párroco de la Iglesia católica Santa Lucia (en ciudad Dario), explicó que fue retenido por un grupo de 20 individuos que identificó como paramilitares y relató que fue amenazado con quemar la radio Santa Lucía y el templo parroquial.
“Me dijeron: ‘lo tenemos en una lista’, y yo les respondí, ‘lista de qué”, ‘de que te vamos a matar’, me dijeron, entonces yo les respondí, ‘matenme pues. No les tengo miedo’”, comentó.
El sacerdote aseguró que en cuanto fue retenido lo apuntaron con un AK-47 directamente a la cabeza y que la razón que le dieron los paramilitares por la amenaza, es que sus “homílias son un veneno”.
Mediante un comunicado, el monseñor Rolando Álvarez explicó que el rol de los sacerdotes no tiene intereses políticos, sino que la intención es apoyar al pueblo a superar la crisis, razón por la que precisamente han participado como mediadores en los conflictos.