El ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, acusó a Estados Unidos de mentir sobre los “ataques acústicos” para “dañar la relación bilateral.
“Puedo afirmar rotundamente que quien afirma que ha habido ataques como causa de estos daños de salud miente deliberadamente”, afirmpo el canciller cubano.
Estas declaraciones las realizó el canciller a raíz de los ataques acústicos realizados personal de la embajada estadounidense que se encontraba en La Habana. Según funcionarios que tienen conocimiento del caso, los ataques habrían empezado en el año 2016, en pleno acercamiento de la administración Obama con el Gobierno de Raúl Castro, cuando una serie de diplomáticos estadounidenses comenzaron a sufrir pérdidas inexplicables de audición.
Para Rodriguez, “se están utilizando estos daños de salud como pretexto de naturaleza política, con objetivos políticos, para eliminar los progresos alcanzados y dañar la relación bilateral”. “No existe evidencia alguna sobre la ocurrencia de los alegados incidentes”, agregó el ministro cubano, y reiteró que, a su juicio, “no han ocurrido” los polémicos ataques.
“Si el Gobierno de EE. UU. opina lo contrario, lo invito a presentar evidencias. Puede excluirse absolutamente la posibilidad de que nadie haya realizado actos deliberados contra el personal norteamericano acreditado en La Habana y sus familiares”, señaló.
Canciller de #Cuba??, #BrunoRguez, invita a las autoridades de #EEUU?? a presentar pruebas de los supuestos incidentes con sus funcionarios pic.twitter.com/6oY1fbaZgz
— Cancillería de Cuba (@CubaMINREX) November 2, 2017
Asimismo, Rodríguez afirmó que “especialistas médicos” consideran “imposible que una sola causa explique la diversidad de signos y síntomas médicos que han presentado dichos diplomáticos” y que “esas afecciones de salud no pueden deberse a un solo origen o a un solo hecho”. “Las medidas adoptadas contra Cuba son injustificadas y políticamente motivadas, no se basan en evidencias ni en resultados investigativos”, reiteró.
Sin embargo, el Gobierno estadounidense aún no ha culpado formalmente a la isla Caribeña por los ataque que comenzaron a finales de 2016 y cuyo último episodio confirmado se registró el pasado mes de agosto.
De hecho, el Gobierno norteamericano ha afirmado que no se descarta que sea un tercero el que haya realizado los ataques con el objetivo de afectar aún más la ya fracturada relación entre ambos países.
Lo que Donald Trump sí ha dejado claro, en reiteradas ocasiones, es que La Habana es responsable de la seguridad de los diplomáticos extranjeros; esto, bajo la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas; razón por la que su Gobierno decidió expulsar personal diplomático cubano que se encontraba en suelo norteamericano.
Además, como medida de protección, y en vista de que Cuba no ha garantizado la seguridad de sus funcionarios, el Gobierno estadounidense optó por reducir su personal diplomático en su embajada en La Habana y emitir una advertencia de viaje para sus ciudadanos. Incluso ha identificado ciertos lugares como presuntos blancos de los “ataques acústicos”, y ha advertido ha su población permanecer lejos de esos puntos.
?? Security Message from US Embassy in #Cuba details post-incident #Havana hotel restrictions: https://t.co/lfqORdJKPr pic.twitter.com/oS09Qq5Izy
— OSAC – Overseas Security Advisory Council (@OSACState) October 6, 2017
El Gobierno estadounidense ha afirmado que, hasta el momentos, más de dos decenas de diplomáticos fueron las víctimas de los presuntos ataque. Incluso algunos turistas relacionados con funcionarios de inteligencia de la Embajada de Estados Unidos han afirmado haber sufrido síntomas similares a los que presentaron los funcionarios (lesión cerebral, problemas cognitivos, pérdida de audición, entre otros).
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Es necesario recordar que esta controvercia inició luego de que una portavoz del Departamento de Estado de EE. UU. revelara que el pasado mes de mayo se debió expulsar de Cuba a dos de sus diplomáticos como consecuencia del supuesto “ataque acústico” que sufrieron tanto sus trabajadores como los familiares del Departamento de Estado que permanecían en la isla.
Luego de que la información fue publicada por EE. UU., el Gobierno canadiense se sumó a la polémica al anunciar que al menos uno de sus dilomáticos también sufrió perdida auditiva justo durante su misión en La Habana.