Apenas horas después de que se conociera que Estados Unidos y Venezuela mantuvieron una reunión secreta en Catar en la que trataron temas como la liberación de presos, se conoce también que Washington sigue comprando petróleo a Caracas, incluso en mayor cantidad. La flexibilización de sanciones a la dictadura de Nicolás Maduro por parte del gobierno demócrata de Joe Biden le ha dado un respiro a la quebrada industria petrolera venezolana, que en lo que va de 2023 no ha dejado de enviar crudo a la primera potencia mundial.
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Fueron tres años y cinco meses sin recibir en Estados Unidos una gota de petróleo proveniente de Venezuela, hasta que en enero de este año se reanudó con números que han venido progresivamente en ascenso. De 1.241.000 barriles en enero, la cifra se elevó a 1.630.000 en febrero, 3.383.000 en marzo hasta alcanzar los 4.210.000 en abril, según el más reciente balance publicado este viernes por la Administración de Información Energética de EE. UU. (EIA, por sus siglas en inglés).
Ya son en total 10.464.000 barriles de petróleo venezolano enviados a Estados Unidos en lo que va de 2023, lo cual ha sido posible gracias a que en noviembre pasado, el mandatario estadounidense autorizó a Chevron, catalogada como la segunda petrolera de EE. UU. “retomar parcialmente sus actividades” en Venezuela. La llegada de dos barcos a puertos venezolanos a finales de diciembre marcó el inicio de esta nueva etapa comercial que tiene además detrás intereses políticos.
Reunión secreta en Catar
El régimen chavista tensa la cuerda para lograr el levantamiento de todas las sanciones, que le han restringido el acceso a recursos. Para esto intenta organizar unas elecciones presidenciales en 2024 que le permitan darle una imagen de aparente normalidad democrática a la dictadura. Sin embargo, este viernes dejó claro que no permitirá que en el país se realicen unos comicios libres y transparentes tras inhabilitar por 15 años a María Corina Machado, quien lidera todas la encuestas para las primarias del 22 de octubre por un amplio margen. Pero en Miraflores también tienen otro interés. Después de lograr en octubre del año pasado la liberación de los sobrinos de Cilia Flores, que se encontraban presos desde hace siete años en EE. UU. por delitos de narcotráfico, el chavismo busca desesperadamente que se libere a Álex Saab, señalado por Washington de ser testaferro de Maduro.
Tal vez este haya sido el motivo de la reunión que sostuvieron en secreto hace tres semanas en Doha, Catar, el presidente de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez, y el asesor especial de la Casa Blanca, Juan González, según publicó este viernes en exclusiva El País. Y es que de acuerdo con las fuentes oficiales citadas por el diario español, el principal tema del encuentro fue “la liberación de presos”.
A comienzos de abril, un portavoz del Departamento de Estado recalcó que Washington “revisará y ajustará” su régimen de sanciones si Maduro “no negocia de buena fe, no cumple sus compromisos o incrementa la represión de activistas políticos”. Está por verse si el gobierno de Biden es consecuente con esa afirmación y asume una postura firme contra la dictadura venezolana luego de la inhabilitación anunciada este viernes contra María Corina Machado, lo que demuestra que no hay intención de celebrar elecciones libres y justas en el país.