Irene Montero se va del Ministerio de Igualdad de España, al igual que su compañera de partido Ione Belarra, que se desempeñaba como titular del Ministerio de Asuntos Sociales y Agenda 2030. No se van porque “Pedro Sánchez las echa”, como ellas aseguraron. La razón de estas salidas es simple. En el nuevo Ejecutivo no habrá representantes de Podemos porque esa coalición llegó a su fin. La formación fundada por Pablo Iglesias prácticamente desapareció en las elecciones generales de julio. Su lugar lo ocupó Sumar, de Yolanda Díaz, así como los partidos nacionalistas e independentistas que le dieron a Sánchez los votos que necesitaba para la investidura y cobrarán sus respectivas cuotas de poder. Lo llamativo ahora es cómo se van Montero y Belarra. Literalmente por la puerta de atrás. Haciendo un espectáculo innecesario para imprimirle su tinte feminista a la despedida.
- Lea también: Youtuber ridiculiza al progresismo español con su cambio de sexo: “Me llamo Vida”
- Lea también: Tres cambios de sexo en dos años permite polémica Ley Trans de Irene Montero
Montero deja el cargo pero los beneficios de haberlo ocupado los mantendrá por dos años más. Por ley, disfrutará de una indemnización por sus servicios al Estado que contempla el pago de 120.000 euros, pese a dejar el puesto plagado de escándalos y sin logros concretos. Y es que sus polémicas leyes con las que prometía proteger a las mujeres terminaron siendo perjudiciales. Belarra se va en las mismas circunstancias.
La alta funcionaria, pareja del exvicepresidente segundo Pablo Iglesias, siempre incomodó y con sus iniciativas feministas se hundió. El tiempo en el Ejecutivo estaba descontándose desde el año pasado, cuando organizaciones feministas exigían su dimisión por sus “pésimas políticas en materia de igualdad de género y diversidad sexual”.
El único propósito de Irene Montero: incomodar
Pero todo indica que su único propósito en el Ejecutivo fue ese: incomodar. A su sucesora, la socialista Ana Redondo, no le deseó suerte sino “valentía para incomodar a los hombres amigos de 40 y 50 años del presidente del Gobierno”. Su objetivo de implantar su relato progresista lo evidenció hasta el final, cuando agregó que “el feminismo es un movimiento muy poderoso que conquista derechos haciendo preguntas que antes nadie se hacía y proponiendo nuevas respuestas”.
Irene Montero se va golpeando la mesa. Pretendiendo ocultar que su partido perdió representatividad en las elecciones generales de julio, atribuyó su salida a razones de carácter ideológico. “Pedro Sánchez nos echa de este Gobierno. Es precisamente por haber hecho lo que dijimos que haríamos: poner las instituciones al servicio de los avances feministas”.
Larga lista de desaciertos y polémicas
Los “avances” de los que habla Montero fueron beneficiar a más de mil violadores condenados, varios de los cuales salieron en libertad a reincidir, perjudicando así a otras mujeres, gracias a la ley del ‘solo sí es sí’, y permitir hasta tres cambios de sexo en dos años, incluso para menores de edad sin el consentimiento de sus padres a partir de los 16 años, gracias a la ‘ley trans’.
El historial de polémicas de Irene Montero es largo. Su ausencia en el acto solemne de jura de la Constitución de la princesa Leonor en el Congreso de los Diputados, en señal de protesta contra la monarquía por considerarla “ilegítima”, ya había avivado un rechazo a su permanencia en la cartera de Igualdad.
Pablo Iglesias la defiende y asegura que tuvo su mismo destino: el destierro del poder. “Pusiste siempre el cuerpo y el alma por delante. Te enfrentaste a tipos muy poderosos y nunca dejaste atrás a tus compañeras. Te lo han hecho pagar pero, entre tanta mediocridad y cobardía, tú sí eres un referente”.
Rechazaste ser vicepresidenta porque a ti no se te puede comprar. Pusiste siempre el cuerpo y el alma por delante. Te enfrentaste a tipos muy poderosos y nunca dejaste atrás a tus compañeras. Te lo han hecho pagar pero, entre tanta mediocridad y cobardía, tú sí eres un referente https://t.co/OEwTR9bhba
— Pablo Iglesias 🔻{R} (@PabloIglesias) November 21, 2023
Por la puerta de atrás
Vociferar que “monarquía y democracia, monarquía y feminismo, son incompatibles porque la monarquía basa su legitimidad en normas no democráticas y también machistas al ocupar la jefatura del Estado sin someterse a votación” condujo a Irene Montero hasta la puerta de atrás de la Moncloa después de tres años y diez meses con pataleta incluida contra Sánchez.
Y la pataleta la hizo hasta el final. Después de reprochar la decisión del presidente del Gobierno, insistió con tono desafiante en que “la lucha feminista continúa con toda su fuerza para transformar al país”. En su último discurso como ministra afirmó que “el silencio es la antipolítica” porque “normaliza las desigualdades”.
Una gestión infame
Los cuestionamientos de Montero a Sánchez son inútiles frente al impacto de su ley del ‘sólo sí es sí’ que terminó otorgando beneficios procesales a violadores, y la Ley para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas Trans y para la Garantía de los Derechos de las Personas LGTB, conocida como ‘ley trans’, que facilitó la autodeterminación de género desde los 16 años sin necesidad de aportar ningún tipo de informe médico o psicológico que sustente la percepción.
Irene Montero se va arrastrando la reducción de las penas de 1.200 agresores sexuales, la excarcelación de al menos 100 condenados y el incremento de mujeres asesinadas a pesar de haber contado con 320 millones de euros para reducir estos índices. El número de mujeres asesinadas en lo que va de 2023 asciende a 52, la cifra más alta durante su mandato, considerando que en enero de 2020, cuando Carmen Calvo le entregó la cartera, se registraban 48 casos.
De esa forma, la promesa de acabar “con todas las violencias machistas para que no haya ni una víctima más” quedó en el aire, sobre papel y en su innecesario lenguaje inclusivo que solo sirvió para alimentar la retórica progresista.