Malía, la hija del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, estuvo en una expedición en la Cordillera Real en Bolivia y confesó haber probado el mate de coca y comer chuño.
El guía turístico que estuvo a cargo de la seguridad de Malía, Gregoria Mamani, en una entrevista para el periódico El Deber, dijo que los acompañó una comitiva de casi 30 personas que salió el 24 de noviembre hasta el cerro Condoriri en la capital boliviana.
El alpinista describió a la joven como “sencilla, curiosa y alegre”, además de comentar que “probaron un poco de chuño y papa en un ‘aptaphi’ preparado por comunitarios. También pescaron como 13 truchas en una laguna”.
Comentó también que uno de los 10 marines que formaban parte del cuerpo de seguridad de esa delegación, sufrió el mal de altura, conocido también como mal de páramo, al punto que tuvo que ser cargado por una mula. Aseveró que “Vieron llamas, vacas, la cordillera y quedó asombrada por los cambios bruscos del clima”.
Mamani agregó que “Ella prometió volver al país a escalar el Huayna Potosí. Llevamos un tanque de oxígeno, ellos tenían aparatos especiales para filtrar agua y había mate de coca, en sobres y con hoja y Malía lo tomó, pero no los marines porque para ellos está prohibido, les hacen exámenes periódicos de orina”.
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Según cuenta el integrante de la agencia Bolivian Mountain Guides, una tormenta eléctrica casi les frustra el ascenso a la montaña y por precaución, tuvieron que esperarse y terminar el tour al quinto día.
Según el portal digital de El Deber, el grupo élite de seguridad que acompañaba a esa comitiva estaba armado.
El periódico nacional también conversó con el señor Francisco, quien no quiso dar su apellido y era el responsable de la recepción del hostal Austria, en donde se hospedaba la hija de Obama, en la sede de Gobierno.
Explicó que compartía habitación con otras muchachas y que no contaba con televisión y añadió que “Estaban normal, ellos. Había tres marines que los acompañaban, otros tres autos de seguridad estaban afuera. La habitación en la que estuvo costaba en esos días 52 bolivianos por noche. Este es un alojamiento para turistas de escasos recursos, me sorprende que ahora ella durmió aquí”.
Fuente: El Deber