Miguel Alejandro Quiroga Murakami, el piloto que falleció en el accidente del Chapecoense con la aerolínea LAMIA, y quien era socio de un 50 % de la compañía, se encontraba en apuros económicos.
El suegro y exsenador de Quiroga, Roger Pinto, es el dueño de la casa de Epitaciolandia, en donde el piloto vivió por 16 años con su esposa Daniela Pinto y sus tres hijos.
Un poco más cerca, aproximadamente a tres cuadras, quedó una construcción de dos pisos y con un letrero de certificación de la Federal Brasileña, que mostraba que la construcción cumple con los requisitos para su edificación.
Pinto relató que su yerno anhelaba tener casa propia y que “Mucho se está hablando en sentido de que él era dueño de los aviones. No es así. Toda la familia sabe que con su temple de emprendedor él constituyó la empresa a sugerencia de su original de Venezuela (LaMia Venezuela), y así alquilaría los aviones y los operaba en Bolivia. Las naves estaban en Inglaterra. Fue y las trajo. Solo una operó, las otras dos están en Cochabamba, según me dijo”.
Contó que Miguel Alejandro se vio en la necesidad de retirarse de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) por las presiones que recibía por parte del Gobierno.
Añadió que “Él dejó todo para atender mi pequeña estancia de 200 cabezas y ayudar a la familia. Fue el padre de la casa. Era íntegro. Al recibir la propuesta de formar la empresa, se asoció con otros exmilitares, pilotos igual que él, y formaron la empresa. Sacaron préstamos en el banco Bisa para pagar los seguros de la nave y los civiles, y todo lo que corresponde en los trámites, solo así pudo alquilar los aviones. Él no es culpable como lo quieren acusar”.
Adicionalmente, Pinto aseguró que “la plata no estaba alcanzando para cubrir las deudas. Hacía ocho meses que él y sus cuatro socios que conformaban su tripulación no se podían pagar sus propios sueldos. Nos decía: ya se compondrá la cosa”.
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En otras declaraciones, Carola Pinto, hermana menor por parte del padre, aseguró que “Todos sabíamos que formó una empresita para alquilar un avión y trabajar en lo que sabía. Tenía lo necesario para vivir”.
Su esposa, Claudia Pinto indicó que el piloto era socio con otra persona y alquilaban el avión, y que desconocía cuanto pagaban por esa renta: “Él nos mantenía al margen de sus negocios para no preocuparnos”. Añadió que se retiró de la fuerza aerea porque los sueldos eran muy bajos y “porque la ministra lo amenazaba constantemente. Ella sabe de quién estoy hablando. Ella decía: Díganle a Quiroga que lo voy a sacar cara pa’ atrás”. Por eso mi marido se retiró del Ejército. Eso de que tenía orden de arresto es falso”.
Asegura que su esposo era víctima de amenazas porque era yerno de Roger Pinto y le ruega a la gente a que tengan solidardad y que se pongan en su lugar. “Él era un buen esposo, un profesional y un buen padre. No era ningún criminal, ningún asesino. Respeten su memoria, los comentarios hirientes no le hacen bien a nadie. Mi esposo hubiera podido aterrizar, pero la controladora no le dio la oportunidad”.
Fuente: El Deber