El suplicio que viven los cubanos cuando son devueltos a su país es comparable a un calvario, según cuenta Yoandy Boza, quien ha sido uno de los recientes deportados de regreso a la isla caribeña.
A los cubanos que son capturados, en la mayoría de los casos, les dan una fecha límite para que puedan salir del país o, simplemente, son devueltos a su más reciente punto de entrada. Sin embargo, existen algunos que sí son deportados de vuelta a la isla, después de los altos riesgos que asumieron para abandonarla.
Últimamente, varios países de América latina han cerrados todas sus fronteras a los cubanos indocumentados. Colombia, Costa Rica, Panamá y Nicaragua, son tan solo algunas de las naciones que están cerrando las puertas a estos inmigrantes.
El director de Inmigración de Antioquia, Wilson Patiño, en entrevista concedida a Martí Noticias, dijo que “los cubanos deberán salir de Colombia”, y que los que resistan serán deportados. O sea, no habrá puente aéreo, sino deportación.
Se pudo conocer el caso de Yoandy Boza Canal, quien tomó la decisión de salir de su país natal. Sus motivos fueron: los negocios que habían cerrado, los conocidos que se habían ido, el calor insoportable y perspectivas de vida muy difíciles. La deportaron desde Colombia, país que presenta un panorama tenso debido a la cantidad de cubanos (apróximadamente 400) que se encuentran únicamente en un poblado, quienes están esperando por un “milagro de las autoridades costarricenses y panameñas”, que anteriormente brindaron sus territorios como puente hacia los Estados Unidos.
Boza Canal comenta que cuando se bajó del avión en La Habana, recién llegado de Colombia, se echó a llorar, y no exactamente de alegría. “No podía creer que estaba aquí de regreso”, dijo Boza, de 23 años, quien abandonó Cuba el año pasado con la esperanza de llegar a Estados Unidos. “Si pudiera hacerlo otra vez, lo haría. Irme no fue lo duro. Lo que es duro es estar de regreso”.
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De alguna manera, esta cubana tuvo suerte, ya que no la pudieron despojar de sus privilegios como ciudadana. Anteriormente, había vendido su puesto de vegetales y frutas para poder financiar su pasaje a Ecuador, que es un punto de partida muy frecuente para muchos inmigrantes.
Boza y algunos amigos ya habían intentado salir de la isla en el 2014. Habían construído una balsa en la Manigua, a unas siete millas de la costa. Usaron animales para poder arrastrar la balsa a la costa en plena media noche, pero la precaria embarcación se rompió antes de que pudieran navegar.
A medida que oleadas de cubanos continúan huyendo de la isla, deprimida económicamente, atraídos por el Sueño Americano, se han convertido en un dolor de cabeza para varios países en el continente. Desde octubre, la Guardia Costera ha impedido a más de 2,300 cubanos llegar a Estados Unidos. La mayoría fueron devueltos a la isla.
Fuente: El Nuevo Herald