Venezuela se ha convertido en la universidad central del “bachaqueo”, donde hacer cola ya pasa a ser, más que una necesidad, un trabajo.
“Bachaqueo” es un término que fue originalmente acuñado para identificar a quienes compran productos para revender a precios exorbitantes. Hoy en día, el “bachaquero” sigue siendo un revendedor, pero no es cualquier revendedor. Es aquella persona que se aguanta largas filas, ya no para comprar sus propios productos básicos, sino para comprar cualquier producto que pueda encontrar, así no lo necesite, para poder venderlo después a precios elevados.
Actualmente, el tener que hacer una cola es un suplicio para cualquier venezolano: más de 15 horas de fila para ver si se logra comprar algún producto de necesidad básica. No obstante, todo esto es a riesgo, ya que es posible que, al entrar al establecimiento, los productos estén agotados. No sólo está esta consecuencia, sino también el riesgo de que suceda algo similar a los últimos acontecimientos del país (robos, saqueos y hasta asesinatos).
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El venezolano promedio se ha visto en la obligación de comprar productos revendidos, en precios de hasta 6 veces su valor original, debido a que, si no se consiguen en los locales oficiales, probablemente no haya otra alternativa que comprarlos “bachaqueados”.
(PanAm Post)
¿Cómo es el día de un bachaquero?
“Vengo desde Los Teques y me aguanto mi cola yo solita. Allá arriba no se consigue nada. Aquí tenemos hasta que pelear con las manos, pero siempre logro comprar”, relata Marcela Pinzón. Una historia que se repite en todas las colas que se pueden ver a lo largo y ancho de los supermercados y farmacias del país.
“Mínimo 100 personas habían en la cola, pero tenía que quedarme para ver qué conseguía”, comentó Pinzón. Las siguientes horas transcurrieron entre quejas múltiples en las afueras del local (ubicado en el este de Caracas, en La California), porque “en este país no se consigue nada”, y cuentos de las aventuras de los hombres y mujeres que “salen a bachaquear” para sobrevivir.
A las 8:30 am, el establecimiento abrió sus puertas, y fue cuando decidieron dejar pasar al primer grupo de compradores. Cabe destacar que por lo menos diez Guardias Nacionales custodiaban la entrada. Una hora después, muchos lograron salir sólo con un paquete de harina de maíz “Pan” y una pasta dental.
“La culpa de todo esto la tiene la gente que viene de otras partes de Caracas, en vez de ir a sus propias zonas”, gritaba la gente alrededor del establecimiento, amontonados como si el mundo fuera a acabarse.
(PanAm Post)
Luego, aproximadamente a las 4 de la tarde, Pinzón decide ir a una cadena de farmacias muy conocida, “Farmatodo”. Después de 2 horas más en cola, no consiguió nada, por lo que decidió caminar. Fue en un abasto en donde alcanzó a comprar un paquete de pañales. La mujer aseguró que no tiene niños pequeños en su casa, pero que “ya llegará alguien a quien pueda vendérselo”.
Alfonso Valero contó que venía de Vargas (aproximadamente 50 kms de distancia para llegar a la capital) a ver qué conseguía, porque en el interior “la situación está mucho peor”. Llegó en la mañana y pasaría todo el día “bachaqueando”, hasta las ocho de la noche, cuando debía estar en la estación “Gato Negro” para tomar el bus y poder volver a su ciudad natal.
Por lo menos 5 veces se repitieron estas historias, en recorridos hechos por los municipios Baruta y Libertador, del Distrito Capital.
Problemas que vienen en cola
Según Datanálisis, el 60% de las personas que hacen las colas para comprar alimentos en la red estatal Mercal (establecimientos que venden productos subsidiados por el Gobierno) son bachaqueros. Por cada VEF $1.000 bolívares que invierte un bachaquero en la compra de productos regulados, obtiene ganancias de hasta VEF $8.000 bolívares. “Si va tres veces por semana a bachaquear puede lograr ingresos de $70.000 bolívares mensuales”, agregó el presidente de la empresa, Luis Vicente León, al explicar los datos.
Estos datos explican el porqué del auge del bachaqueo como forma de negocio, en una economía con fuertes problemas de escasez y desabastecimiento.