1.
El tío avaro. El dinero es el mejor amigo del hombre. Después de pasarte el día adorando tu altar de monedas de cinco centavos y haber encerrado a los hippies en una jaula oscura como es debido, llegaste a la conclusión de que el Estado definitivamente no debería intervenir en la vida privada… ¡al menos que los valores de la gente sean los equivocados, por supuesto!.
2.
Ron Swanson. ¿Eres el típico Ron Swanson! Te opones moralmente a la intervención del Estado y estás convencido de que las fuerzas del mercado dan lugar a los mejores resultados sociales maximizando la libertad económica y personal. ¿Que quién va a construir las calles? ¡Pues tú mismo!
3.
China. Eres un pragmático puro y duro. El crecimiento económico es lo que más te importa, por lo que apoyas la máxima de Deng Xiaoping: “Da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones”.
4.
Los mercados te sacaron de graves problemas y te permitieron pagarle a tus generales pensiones generosas. Pero como que se te olvidó que tu creciente clase media podía también empezar a interesarse en las libertades políticas.
5.
El especulador en bolsa. ¡El dinero hacer girar al mundo! En palabras de Tom Haveford, “El amor… el amor se acaba. Pero las cosas… las cosas duran para siempre”. Crees que la libertad personal tiene un límite y que el gobierno tiene autoridad moral.
6.
El hippie comunista. Crees genuinamente en la libertad personal y crees que cada quien debería ocuparse de lo suyo. Vives en una comuna hippie y no tienes tiempo para pensar en conceptos como la pobreza o el mecanismo de precios. Estás demasiado ocupando haciendo orfebrería, cantando Kumbayá e ignorando la hambruna que se te viene encima.
7.
La demócrata de IKEA. La libertad personal florece cuando los políticos le arrebatan ganancias a los ricos y las arman como muebles de IKEA para los pobres. ¡Esperemos que no les falte ningún tornillo!
8.
Eres un tipo muy ocupado. Entre controlar la economía, hacer pruebas nucleares y las ejecuciones masivas, prácticamente no tienes tiempo para disfrutar de tu poder absoluto. ¡Por lo menos date el lujo de echarte un corte de pelo!
9.
Libertario. Crees firmemente en la libertad económica y social, pero también toleras un estado mínimo para la administración de justicia y defensa. Anda, léete La rebelión de Atlas por quinta vez…
10.
Hecho en Hong Kong. El comercio te hizo rico y amas la libertad económica. Las libertades personales no figuran en tu balance general y por lo tanto no las tomas en cuenta.
11.
El Estado niñera. La frase “tú eres tu propio enemigo” se aplica a todo el mundo menos a tí. Solo tú sabes lo que es mejor para los demás. Estás embarcado en una cruzada para hacer que la leche cruda desaparezca de la faz de la tierra, ¡hundirla hasta el infierno si es necesario! La próxima movida será reemplazar a los cigarrillos electrónicos con… espera un segundo, ¿qué es menos dañino que el vapor de agua? No importa, si alguien puede dar respuesta a esa pregunta eres tú.
12.
Arriba la oligarquía. Bien hecho. Tus activos exceden el PIB de tu país. Tus amigotes en el gobierno se encargan del éxito de tus negocios y legislan para proteger tus cuotas de mercado. Si no eres un oligarca… ¡Mejor suerte en la próxima vida!
13.
Comunista de salón. La igualdad y la lealtad a la causa socialista son dos de tus valores más importantes. Por un lado, piensas que el colectivo siempre tiene que tener prioridad sobre el individuo. Por el otro, eres el primero que toma la iniciativa para proteger los derechos sociales. Así que, ¿cuál es la pregunta relevante? “¿No preguntes lo que tu país puede hacer por tí?” o “¿Exige lo que tu país puede hacer por tí?”
14.
Libertario social. Crees que los mercados son importantes, pero claramente le das prioridad a los temas sociales, porque o bien crees que la gente está antes que el capital, o porque eres un libertino que defiende el derecho sagrado a inyectarse heroína y tener sexo duro con quien te dé la gana… o al menos con alguien que quiera tenerlo contigo, no olvidemos que eres algo muy parecido a un libertario.
15.
Unión Soviética. La igualdad y la lealtad a la causa socialista son dos de tus valores más importantes. Por un lado, piensas que el colectivo siempre tiene que tener prioridad sobre el individuo. Por el otro, eres el primero que toma la iniciativa para proteger los derechos sociales. Así que ¿cuál es la pregunta relevante? “¿No preguntes lo que tu país puede hacer por tí?” o “¿Exige lo que tu país puede hacer por tí?”
16.
Indeciso. La ideología es un fastidio innecesario para tí. ¿Te registraste para las elecciones primarias? A Frank Underwood le encantaría tenerte en su equipo.
17.
Socialista de bienestar. Apoyas la redistribución con el argumento de que ayuda a los pobres. Sobre todo si son tus nietos los que tienen que pagar por ello. Los malditos niños tienen que dejar de pedir regalos de navidad. ¿Cuándo van a aprender que los regalos y las herencias son perversos?
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