
Tras la primera sesión plenaria del Foro Económico Mundial de América Latina celebrado el 2 y 3 de abril en Panamá, el presidente de Guatemala Otto Pérez Molina habló sobre la inseguridad y la violencia, e instó al diálogo sobre posibles reformas que lleven a la legalización del cannavis.
Pérez Molina se refirió específicamente al fracaso de la política anti drogas como el “paradigma del prohibicionismo” y llamó a un cambio en el enfoque: “50 años haciendo la misma lucha en contra del tema del narcotráfico, la producción, el tránsito y el consumo, y los resultados no son los que nosotros hemos esperado. Más bien ese narcotráfico ha ido produciendo cada vez y está vinculado más a violencia y a inseguridad en los países”.
En este sentido, el mandatario afirmó que a finales de 2014 presentarán una iniciativa al Congreso de la República para legalizar la marihuana y la amapola para usos medicinales en Guatemala. “Hay comunidades fronterizas con México que siembran amapola. En análisis veremos si se pueden hacer circunscripciones territoriales y controladas”.
Reconoció el mandatario, en una sesión junto a los presidentes de Panamá, Costa Rica y la primera ministra de Trinidad y Tobago, que a pesar que no se se tomaron decisiones importantes en el ámbito de la droga sí se fueron creando los pasos necesarios para que suscite el debate.
https://www.youtube.com/watch?v=-dr6qahJ2Zc
Pérez no sería el primero en proponer una revisión del actual tratamiento del narcotráfico. Ya tres ex presidentes latinoamericanos pidieron la despenalización de la marihuana con anterioridad; pero sería el primer presidente en funciones que lo propone e impulsa a nivel internacional. La Organización de Estados Americanos (OEA) lleva tiempo planteando también el diálogo en su seno. De hecho, el viernes pasado anunciaron que Guatemala será la sede de la asamblea de la OEA sobre las drogas en septiembre próximo.
El caso uruguayo
El presidente marcó diferencias con el modelo Uruguayo. Apuntó que la situación geográfica de Uruguay es muy distinta a la de Guatemala, al ser esta prácticamente la antesala del gran mercado de las drogas estadounidense. “Nuestra intención es levantar un diálogo (…) hablamos de la despenalización del diálogo”.
Estados Unidos ya mostró su oposición a cualquier alternativa a través de su jefe del Comando Sur, John Kelly, quién declaró que en los países en donde se ha legalizado o despenalizado no se logró reducir su uso ni el crimen asociado, “de hecho aumenta su acceso a ella y el costo social en cuidados médicos”.
Dentro del país, representantes de varios partidos de la oposición se mostraron cautos en el Congreso de la República, abiertos al diálogo y a hacer un análisis serio de las alternativas, pero como norma general los funcionarios están escépticos sobre hasta qué punto la legalización mejoraría la situación de violencia que atraviesa el país.
En Guatemala ya se ha dado una política de “mano dura” para rebajar la criminalidad, con estrategias que han llevado a reducir un 37% la tasa de asesinatos en la Ciudad de Guatemala en los dos últimos años. Aun así, el presidente insistió en que la mejor herramienta para combatir el crimen es la reducción de la pobreza:
La mejor política social que puede haber es una buena política económica. Y, ahora, agregaría otra cosa, que la mejor política de seguridad que los países podamos tener es también una buena política económica, porque en la medida que tengamos menos desempleo, más inversiones, más oportunidades, vamos a estar también luchando no solo contra la pobreza, sino también contra la violencia y la inseguridad que, de alguna forma, no lo podemos negar”.
También se mostró optimista con respecto al futuro de la región: “Creo que la región va caminando en esa línea. Guatemala creció un 3.5% el año pasado y esperamos seguir creciendo. Hemos trabajado muy de cerca con el sector productivo, privado, económico de nuestro país”.