
Desde la llegada de Juan Orlando Hernández al poder en Honduras, las zonas LEAP han gozado de de un gran impulso internacional, especialmente a nivel latinoamericano, como instrumento para competir con Asia y agilizar el desarrollo de la región.
Hay que entender que las zonas LEAP como concepto son una herramienta para el crecimiento económico, no un ideal libertario. Varios países de la región centroamericana han expresado su interés en aplicar marcos legales similares para fomentar la inversión extranjera.
En Honduras, país que va por delante en este aspecto, las primeras ZEDE ya van tomando forma y empezarán a funcionar muy probablemente a lo largo de este año. Hay proyectadas al menos una importante en el sur, con capital coreano y fuerte inversión. También hay planes para declarar varias ZEDEs alrededor del Valle del Sula, centro industrial del país con acceso al puerto de contenedores más importante de América Central (Puerto Cortés).
Pero las ZEDE no se parecerán a lo que muchos de nosotros desearíamos, al menos en principio. Serán probablemente parques industriales o de oficinas, pensados para servir a grandes empresas y compañías extranjeras, no como caldo de cultivo para una clase media emprendedora. De todas formas, si uno lo piensa con calma, no hay otra forma de empezar; hacen falta puestos de trabajo, y las grandes empresas son la forma más directa de crearlos. Con el tiempo, tal vez, evolucionen institucionalmente para servir al ciudadano de a pie.
Pero no hay lugar para la desesperanza. Lo cierto es que el marco legal está ahí, existe, y está abierto a todo tipo de organización institucional. Solo hace falta que los amantes de la libertad hagamos una propuesta realista. Jugamos con la ventaja de que la libertad va pareja al desarrollo económico.
De todas formas, cualquiera sea la forma hacia la que evolucionen las ZEDE, serán un avance para la libertad en Centro América, y gracias a la globalización, en el mundo. Sin duda, con el tiempo, Honduras prosperará gracias a la libertad, sin importar de la mano que venga.