No es la primera vez que los colombianos salen furiosos a las redes sociales a recordarle al congresista de las Farc, Carlos Antonio Lozada, que él ha sido acusado de violar a menores de edad; que en Colombia hay un Senador al que -según víctimas de las Farc- en los campamentos del grupo narcoterrorista le decían “tornillo” porque violaba niños hombres.
“Violador” fue tendencia en Colombia este lunes 3 de agosto durante seis horas. No es la primera vez, recuerdo que el día en el que un juez decidió que yo tenía que rectificar lo dicho en una columna publicada en este medio en tanto que, según él, dañaba el buen nombre de Lozada por decirle “violador”, también fue tendencia en twitter.
Esta vez la gota que rebosó la copa fue un trino de Lozada en el que afirma: “Para lograr paz y reconciliación es necesario que @AlvaroUribeVel, responda por sus crímenes #CadenaAUribe #NoMásImpunidad”.
Parece que Lozada no entendiera el asco que despierta en la inmensa mayoría de colombianos, ¿cómo se atreve? Un cabecilla de las Farc, con todos los delitos que eso significa que cometió, además acusado de violar menores, ahora dice “no más impunidad”.
“No más impunidad” es lo que decimos los colombianos que vemos cómo después de años de haberse creado la JEP -esa justicia transicional que según Juan Manuel Santos “juzgaría” a los guerrilleros- no sabemos nada de las investigaciones, si es que las hay, de las acusaciones en contra de Lozada y sus copartidarios. Lo que sí sabemos es que las víctimas de las Farc dicen que no les reciben sus denuncias en la JEP. Lo que sí sabemos es que a pesar de las acusaciones y de que evidentemente varios de los cabecillas de las Farc son culpables de delitos de lesa humanidad, están en el Congreso.
Por culpa de la impunidad parida por el acuerdo de La Habana Carlos Antonio Lozada, otrora cabecilla de los Comandos Urbanos de las Farc, hoy da desde el Congreso de Colombia discursos sobre cómo proteger a la niñez, y organiza a la izquierda en el Senado para impedir la aprobación de proyectos que endurezcan penas a violadores o que perjudiquen a violadores en futuros acuerdos del gobierno con grupos terroristas como el ELN.
Por culpa de la impunidad, Jesús Santrich, compañero de lucha de Lozada, fue puesto en libertad y se le permitió escapar a Venezuela a pesar de que había una solicitud de extradición por parte de EE. UU.. La lista de locuras que han conseguido los narcoterroristas de las Farc por cuenta de la impunidad es larga y dolorosa. Lozada lo sabe, pero utiliza esa técnica marxista de mentir hasta el cansancio, de no tener ni un asomo de vergüenza, por eso se atreve a decir “no más impunidad”.
El goteo del agua es capaz de moldear una roca. Aunque delicada y liviana, una gota que cae constante sobre una piedra hace un hoyo y le da nueva forma. Estas declaraciones del líder fariano no son una torpeza, son una estrategia.
Insistirán en decirse inocentes, una y otra vez culparán a otros y dirán que ellos solo luchaban por un mundo mejor y que las “responsabilidades” del “conflicto” son compartidas. Y aunque muchos hoy vean esto como locura y balbuceos sin sentido, igual que la gota que cae constante en la roca, si no reaccionamos con la suficiente fuerza, si no recordamos una y otra vez lo que son las Farc, en unos pocos años, después de haber escuchado mentira tras mentira, esos jóvenes que no vivieron los tiempos en los que el grupo terrorista que hoy está en el Congreso tenía rodeadas las principales ciudades de Colombia van a creer que Lozada y sus amigos son inocentes izquierdistas enamorados.
Las veces que #Violador se ha convertido en tendencia ha sido una respuesta espontánea de una sociedad indignada por tener acusados de violación, terroristas, secuestradores y la peor calaña delincuencial en el Congreso, pero debería convertirse en algo más, en una protesta organizada de una sociedad que no se cansa de recordar que sus políticos los traicionaron -eso fue la negociación del “no”- ,que no se ha hecho justicia y que no queremos a las Farc haciendo las leyes de nuestro país.