Por estos días la famosísima autora de Harry Potter soporta insultos, el desprecio de muchos de sus fans, grupos que la quieren censurar e incluso amenazas de muerte. Su delito: decir que son las mujeres las únicas que menstrúan.
Hace unas semanas la escritora publicó en su cuenta de Twitter un artículo titulado «Opinión: Creando un mundo post-COVID-19 más igualitario para la gente que menstrúa», y escribió en el tuit: “Gente que menstrúa. Estoy segura que solía haber una palabra para esa gente, alguien que me ayude. Mujebes, mibjeres, mojeres?”.
Ante la avalancha de críticas que desató una frase de biología básica, cuestión que en este momento -afortunadamente- aún se enseña en Latinoamérica, pero que en países “posmodernos” y “desarrollados” es transfobia, la escritora ahondó en el asunto y dijo:
Si el sexo no es real, no hay atracción hacia el mismo sexo. Si el sexo no es real, se borra la realidad vivida de las mujeres en todo el mundo. Conozco y amo a las personas trans, pero borrar el concepto de sexo elimina la capacidad de muchas personas para discutir sus vidas de manera significativa. Decir la verdad no es odio.
Después de esto enfrenta incluso amenazas de muerte y trabajadores de su editorial aseguran “no estar preparados” para trabajar en la producción del siguiente libro de la autora, alegando que ellos sí apoyan la causa LGTBI y no están de acuerdo con los puntos de vista “transfóbicos” de Rowling.
La ciencia debe ser destruída, es “transfóbica”, va completamente en contravía de lo que pregona el lobby LGTBI. Lo que repiten una y otra vez estos supuestos expertos modernos que presumen de incluyentes y tolerantes, es que ser mujer u hombre no es cuestión de biología, sino de cómo una persona se percibe a sí misma. En ese sentido, hay mujeres con pene, porque ser mujer no está asociado a una cuestión biológica como tener vagina. También, en ese sentido, se puede ser mujer y no menstruar…
Los problemas que ha tenido que enfrentar la creadora de Harry Potter por llamar mujeres a quienes menstrúan son la clara muestra de que este movimiento totalitario e izquierdista que busca negar la ciencia haciéndonos creer que ser hombre o mujer es un asunto cultural y no biológico, no es cuestión de unos pocos locos sin importancia, cada vez son más, son bullosos, son violentos y no tienen vergüenza incluso de negar la realidad.
Una mujer es amenazada de muerte y tildada de homofóbica por decir que las mujeres menstrúan, eso ocurre en un mundo en el que la mayoría de personas fue educada en su escuela con la información científica que nos dice que las mujeres tienen cromosomas XX, tienen vagina, senos y, efectivamente, menstrúan. ¿Qué va a pasar en unos años cuando millones de niños hayan sido educados por profesores izquierdistas y posmodernos que afirman que no se nace mujer u hombre sino que se decide después de experimentar?
Pero no solo hay que acabar con la transfóbica ciencia, hay que ir también por la historia, que además de homofóbica es racista, mucho más amplio, es “colonialista”, por lo tanto hay que cambiarla, hay que dejar de contarla, y por supuesto acusar de racistas a todos los grandes personajes.
“Lo que el viento se llevó” ha sido catalogada como una de las mejores películas de todos los tiempos, fue seleccionada para su preservación en el National Film Registry y en la 12ª edición de los Premios Óscar, de trece nominaciones consiguió diez galardones, incluyendo “mejor actriz de reparto” otorgado a Hattie McDaniel, quien se convirtió en la primera actriz negra en ganar un Óscar. La película llegó a ser la más taquillera que se hubiera hecho hasta aquel momento, manteniendo esa posición durante más de un cuarto de siglo. Sin embargo, hace unos días y tras el ascenso en las calles de EE. UU. de las protestas lideradas por Black Lives Matter, HBO decidió retirar la película hasta que se le añada “contexto histórico”.
Una película que tiene como telón de fondo la Guerra de Secesión y que retrata la vida en las plantaciones del sur de Estados Unidos en el siglo XIX es racista por contar una historia ambientada en esos tiempos. ¿Qué sigue? ¿No podremos nunca más leer una novela o ver una película en la que se recuerde que la esclavitud existió? ¿Somos racistas si nos gusta “lo que el viento se llevó”?
La locura de Black Lives Matter y estos movimientos progresistas que toman fuerza por estos días y ven racismo en toda parte, ha llegado al punto censurar ciertas actividades para los negros. Así como Joe Biden, el candidato demócrata, asegura que no se es negro si se vota republicano, ahora resulta que los negros no pueden ser cocineros, porque eso es racista. En consecuencia, varias marcas de alimentos han decidido cambiar las imágenes de sus productos. Es el caso del famoso jarabe “Aunt Jemima”, que ya no tendrá más la tradicional imagen de la cocinera negra dado que buscan “avanzar hacia la igualdad racial”.
En realidad lo que buscan estos progresistas es dividir a la sociedad, crear odios. Su estrategia cultural para hacerse con el poder intenta transformar la sociedad y obligarnos a vivir en un mundo ridículo y de mentiras. Y todos aquellos cobardes que por no ser tachados de insensibles, racistas u homofóbicos, le siguen el juego a estos grupos y evitan decir la verdad intentando no ser juzgados, serán tan culpables -como los líderes de estos movimientos- de la sociedad liberticida hacia la que nos dirigimos.
Por ahora vamos en que los negros no pueden ser cocineros ni votar republicano, las películas ambientadas en la época de la esclavitud son racistas y decir que las mujeres menstrúan es homofóbico, veremos qué pasa. Veremos si triunfa la libertad y el sentido común o si como dice J. K. Rowling tendremos que olvidar lo que la palabra “mujer” significa y vivir en un mundo donde la ciencia y la historia serán reinventadas por los progresistas.