Las cifras y previsiones económicas para México son cada vez peores. Sin embargo, hay algo más preocupante: la respuesta del actual presidente ante los datos. México podría enderezar y no tomar el rumbo que prevén los bancos y las calificadoras, si el Gobierno identificara sus problemas e hiciera un cambio urgente.
Pero el presidente no tiene ninguna intención de cambiar. Incluso, entre las frases de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que se han hecho famosas están “yo tengo otros datos” y “yo tengo otra información”. Eso es lo que responde cada vez que algún periodista le pregunta por los desalentadores datos en materia económica.
Con todo el descaro, y como el mitómano experimentado que es, afirma que “sus datos” le dicen que México sí crecerá, que irá bien, que la confianza inversionista no ha bajado y, en general, que no hay ningún problema.
AMLO reta a los bancos, a las calificadoras, al Fondo Monetario Internacional (FMI), a sus ministros, y a todos los que advierten de la oscuridad que ya llegó a México. Parece que no hay forma de hacerlo cambiar de opinión. Además, nada le importan las formalidades, despide funcionarios por no hacerle caso en sus desastrosas ideas económicas, ataca abiertamente a los periodistas que le critican y es capaz de negar públicamente la realidad, incluso cuando le muestran las pruebas.
Más allá del debate sobre si AMLO es o no socialista, está claro que aun cuando no tuviera un plan ideológico preparado, su comportamiento y su descaro llevarán al país a una crisis.
Los datos
La semana pasada Citibanamex ajustó a la baja su estimación de crecimiento económico para México en 2019. Ha dicho que este país crecerá solo un 0.2 % este año. Una cifra muy alejada del ya precario rango de entre 1.1 % y 2.1 % que espera el Gobierno federal. Anteriormente, el banco estimaba que para este año habría una expansión del 1.2 %.
También la semana pasada el FMI recortó sus expectativas de crecimiento para México en este año, desde 1.6 % —lo esperado en abril— a 0.9 %. Cabe resaltar que en 2018 el FMI pronosticaba que este año México tendría un crecimiento del 2 %. Las cosas parecen haber cambiado bastante.
Entre las explicaciones que da el FMI para el ajuste a la baja está la débil inversión y la caída de la confianza inversionista, así como la baja calificación soberana y las consecuencias que esto trae.
“La inversión sigue siendo débil y el consumo privado se ha desacelerado, como resultado de la incertidumbre en torno a las políticas, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos de endeudamiento, que podrían seguir aumentando tras la reciente rebaja de la calificación soberana”, se lee en el informe.
Desde enero de 2018, cuando el FMI pronosticaba un 3 % de crecimiento, van cinco ajustes a las predicciones.
Fecha |
Crecimiento estimado por el FMI para 2019-México |
Enero 2018 |
3 % |
Abril 2018 |
3 % |
Julio 2018 |
2,7 % |
Octubre 2018 |
2,5 % |
Enero 2019 |
2,1 % |
Abril 2019 |
1,6 % |
Julio 2019 |
0,9 % |
Fuente: FMI
La respuesta de AMLO
Como decía al inicio, tal vez lo más preocupante de lo que ocurre en México es la reacción de AMLO, lo cual confirma que las cosas solo pueden empeorar.
“De una vez adelanto y convoco a los del FMI, a los expertos, a los tecnócratas, a los nostálgicos del neoliberalismo, a que veamos si es lo mismo crecimiento que desarrollo… los tecnócratas dicen crecimiento, ¡pero no! Es desarrollo”, dijo en relación con el ajuste del crecimiento hecho por el FMI.
“¿Otra vez?, ¿ya volvió a bajar?, ¿a cuánto? ¡Yo mantengo mi apuesta! ¡Sigo en lo mismo! No le tengo confianza a esos organismos que deberían ofrecer disculpas al pueblo de México”, agregó.
¿Cómo confiar en una persona que da este tipo de respuestas? Es evidente por qué la confianza inversionista y la inversión siguen cayendo en México. No parece haber ninguna posibilidad de que AMLO escuche a quienes saben de economía.
Recientemente, el secretario de Hacienda de México, Carlo Urzúa, renunció advirtiendo que AMLO no tiene en cuenta la evidencia científica y que es un extremista. Urzúa, ante la imposibilidad de arreglar las cosas —porque AMLO no permite que le lleven la contraria—, decidió saltar antes de que se hundiera el barco y terminara convertido en un cómplice.
Pero no es solo que AMLO no entienda de economía y no quiera escuchar a los que sí saben. Además de eso, no tiene vergüenza, no le interesa siquiera mantener las formalidades. En ese sentido es un Nicolás Maduro en potencia. Si algún día México se convierte en Venezuela, igual que ahora lo hace Maduro, AMLO no tendrá ningún problema en salir a decir que la gente se muere de hambre porque los empresarios son malos, guardan los productos y suben los precios.
Esta misma semana, en su conferencia matutina, que no es más que el “Aló Presidente” de AMLO, fue capaz de decir que “dejar el manejo de la economía a un economista es como encomendar la paz a un militar”. Abiertamente dice que la economía y los datos no importan, solo sus ideas sin fundamento.
AMLO es extremadamente peligroso porque no sabe nada de economía, es un completo ignorante que no está dispuesto a escuchar a nadie y no tiene vergüenza. Lo que acabo de decir se resume perfectamente en un vídeo que publicó el presidente hace algunos días, en el que sugiere que México saldrá adelante no con avances tecnológicos y grandes economías de escala, sino volviendo al pasado y a la miseria de la época preindustrial. El mandatario muestra un trapiche que funciona al ser movido por un caballo, y dice: “Esta es la economía que estamos impulsando”.
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Lo que queda por hacer
La oscura noche ya llegó a México, a AMLO, quien “goza” del particular descaro de los socialistas, no lo van a sacar ya con marchas. Necesitan a organizaciones y empresas que presionen y puedan poner en jaque al mandatario. Por eso ahora el señalamiento de los líderes de opinión y de la sociedad civil no debe enfocarse solo en el sinvergüenza del presidente, sino también en aquellos que hoy pueden hacer algo para detenerlo y no lo hacen o, incluso, están colaborando en su Gobierno.