El pasado domingo 7 de octubre, Jair Bolsonaro, a quien los medios llaman ultraderechista, homofóbico, misógino y tildan de dictador en potencia, consiguió tantos votos que por poco gana la presidencia de Brasil en primera vuelta.
Increíblemente, de sus propuestas en materia económica, de libertad y propiedad privada muy pocos conocen. En esta columna explicaré por qué creo que Bolsonaro tiene todo para convertir a Brasil en el país más próspero que América haya visto y no es una amenaza para las libertades personales.
La mayoría de los medios de comunicación, y de los periodistas, son de izquierda, eso está claro. De modo que las increíbles propuestas que en materia económica tiene Bolsonaro no les gustan ni les interesan, del tema no se habla. Tal vez ni entienden y por eso se limitan a decir que es “ultraderechista”. De lo que sí entienden es de hacer escándalos por supuestas discriminaciones a las “minorías” que tanto dicen defender. De modo que casi que lo único que saben los extranjeros sobre Bolsonaro es una historia mal contada en la que supuestamente demostró que odia a las mujeres.
Lo que en realidad sucedió es que en una acalorada discusión con la diputada Maria do Rosario del Partido de los Trabajadores, el de Lula, después de que la mujer lo tildara de violador, Bolsonaro le dijo: “no te violaría porque no te lo mereces”.
La explicación que dio luego el que seguramente será el presidente de Brasil, fue la siguiente: “La diputada Maria do Rosario hizo unas declaraciones llenas de mentiras. Solo recordé que me llamó violador. Y dije que no soy violador pero que si lo fuese no lo haría porque no se lo merece; entonces los progres se me tiraron encima”.
Se le puede pedir a Bolsonaro que mejore las formas, pero decir que es misógino por este episodio no es más que otra demostración del avance del progresismo que ha hecho que una mujer sí pueda tildar públicamente de violador a un hombre, cuando evidentemente no lo es, pero el hombre airado no le pueda responder que de serlo no la violaría. Creo que este episodio es fácilmente entendido por cualquier persona normal.
Luego, se dice que Bolsonaro es homofóbico y se insinúa que de llegar a la presidencia acabaría con las libertades de minorías como los homosexuales. No me gusta la palabra “homofobia” porque intenta tratar como enfermo a quien no congracie con un estilo de vida en particular, pero asumiendo que lo que dicen los críticos de Bolsonaro es que al derechista le dan asco los gays y no puede siquiera soportarlos, me gustaría contarles que hay fotos del candidato presidencial con seguidores suyos abiertamente homosexuales.
Es básico que se entienda que el hecho de que a una persona en su vida íntima, como padre de familia, no le gustaría tener un hijo homosexual, no quiere decir que quiera meter presos o matar a todos los homosexuales por sus gustos. De hecho, en su programa de Gobierno queda clarísimo su irrestricto respeto por las libertades individuales.
Como a algunos les da pereza leer programas de Gobierno y prefieren repetir las acusaciones sin fundamento de la izquierda, convirtiéndose en “tontos útiles” de los socialistas, acá les resumo solo algunos puntos en los que habla de su respeto por la libertad:
“Los frutos de nuestras elecciones afectivas tienen nombre: ¡FAMILIA! Sea como sea, es sagrada y el Estado no debe interferir en nuestras vidas”.
“Las personas deben tener libertad para hacer sus elecciones y vivir con los frutos de estas elecciones, siempre que no interfieran en aspectos esenciales de la vida del prójimo”.
“¡Somos defensores de la Libertad de opinión, información, prensa, internet, política y religiosa! Libertad de las personas y de sus familias en poder elegir los rumbos de la vida en la continua búsqueda de la felicidad”.
Me parece que en estos apartes del plan de Gobierno se nota bastante la influencia de Eduardo Bolsonaro, hijo del candidato, quien no oculta su amor por la libertad publicando fotos en sus redes sociales con la conocida bandera de Gadsden y celebrando haber culminado su posgrado en Escuela Austriaca en el Mises Institute de Brasil.
Pero el amor de su hijo por el liberalismo y su plan de Gobierno no es lo único genial en la campaña de Bolsonaro, diría yo que el gran personaje liberal de su equipo es Paulo Guedes, quien sería su Ministro de Hacienda. En diferentes ocasiones, al ser cuestionado por asuntos específicos e importantes en materia económica, Bolsonaro ha reconocido que no tiene los estudios necesarios ni conocimientos específicos para discutir ciertas cuestiones y que quien se encargará de toda la parte económica es Guedes.
Lo cual es además de honesto lo más pertinente, de hecho mi mayor preocupación respecto al derechista es que, por alguna razón, frene las iniciativas liberales de Guedes. Pero si es fiel a sus declaraciones en las que reconoce que no sabe de economía y que la autoridad al respecto debe ser el Ministro, las cosas con seguridad irán muy bien para Brasil.
Paulo Guedes es economista con doctorado de la Universidad de Chicago. De hecho, es considerado un discípulo de los Chicago boys, los economistas capitaneados por Milton Friedman que en la segunda mitad del siglo pasado influenciaron las reformas liberales de países como Estados Unidos, Reino Unido y Chile. Guedes también es el Fundador del Instituto Millenium, un think tank que pregona el pensamiento liberal.
Es además muy cercano a los economistas vinculados a la revista “Economía y Sociedad” fundada por José Piñera, el Chicago boy responsable de la gran reforma pensional chilena. Colegas entrevistados sobre quien podría ser el nuevo Ministro, califican a Guedes como “muy inteligente” y aseguran que su fuerte es la macroeconomía. También afirman los economistas chilenos que lo conocen desde la universidad de Chicago que es un admirador de las políticas realizadas en su país durante la época de Augusto Pinochet.
Pero más allá de las buenas referencias que puedan dar terceros sobre él, el plan económico que ha presentado, y sus declaraciones sobre la importancia de la libertad económica, deberían dejar contento a cualquier liberal.
Guedes ha dicho que aspira a privatizar todas las empresas estatales, incluyendo Petrobras y Banco de Brasil. Quiere un impuesto único del 20% sobre la renta de personas físicas y jurídicas. Y también propone una reforma radical al sistema pensional, al estilo chileno, cambiando el sistema actual de reparto que distribuye en pensiones lo que ingresa por cotizaciones, por uno de capitalización donde cada trabajador ahorraría para su propia pensión. Además, hace una defensa férrea del federalismo y asegura que “los recursos deben estar cerca de las personas”.
En su plan económico se lee que en el proceso de privatizaciones hay que generar también mayor competencia, porque “con más empresas compitiendo en el mercado la situación el consumidor mejora y pasa a tener acceso a más opciones, de mejor calidad y un precio más barato”.
Frente al comercio internacional se asegura el plan de Gobierno que “facilitar el comercio internacional es una de las maneras más efectivas de promover el crecimiento económico a largo plazo. Proponen, así, la reducción de muchas cuotas de importación y de las barreras no arancelarias, en paralelo con la constitución de nuevos acuerdos bilaterales internacionales.
El plan económico de Bolsonaro inicia con el siguiente comentario: “Las economías de mercado son históricamente el mayor instrumento de generación de ingresos, empleo, prosperidad e inclusión social. Gracias al liberalismo, miles de millones de personas se están salvando de la miseria en todo el mundo”.
Como entenderán, mi ilusión con la presidencia de Bolsonaro no es solo porque con voz alta se opone al avance del socialismo, asegura que quiere destruir el foro de Sao Paulo y declara que Maduro es su enemigo, sino sobre todo porque su plan económico convertiría a Brasil de nuevo en la prueba de que el liberalismo es increíblemente potente.
Si a pesar de todo esto hay liberales que insisten en oponerse a Bolsonaro porque en su vida personal prefiere cierto estilo de vida, no me queda más que decirles que son útiles al socialismo. Ojalá el derechista libere a Brasil de la peste socialista que significa Fernando Haddad.
“La libertad es el camino de la prosperidad. No permitimos que Brasil prosiga en el camino de la servidumbre”, tomado del Programa de Gobierno de Bolsonaro.