Ayer triunfó la vida en Argentina. Después de 17 horas de debate se votó en el Senado el proyecto de ley que buscaba legalizar el aborto en cualquier caso, hasta las 14 semanas de gestación. Como se esperaba, 31 senadores votaron a favor del proyecto, 38 decidieron defender la vida y dos se abstuvieron.
Fue una jornada angustiante para todos los argentinos que defienden la vida y para los provida de todo el mundo que seguían de cerca lo que pudiera ocurrir en la Cámara alta. Y es que el pasado 14 de junio ese mismo proyecto fue aprobado en la Cámara de diputados a pesar de que se esperaba que fuera rechazado.
A las tres de la mañana, hora de Argentina, se logró la votación final y hasta esa hora, a pesar del frío y la lluvia, las calles cercanas al congreso estaban llenas de manifestantes tanto abortistas como provida.
A pesar de la tensión en todo el país y sobre todo afuera del Congreso, el tono dentro del recinto fue mesurado, fiel al protocolo del Senado.
Sobresalieron las palabras del senador Esteban Bullrich, exministro de Educación de Mauricio Macri, ferviente católico y firme opositor a la ley. Hizo una presentación que, para muchos, resumió la posición de los grupos antiabortistas: el embrión tiene derechos constitucionales desde el momento de la concepción.
“No será menos trágico un aborto porque se haga en un quirófano. ¡No! Será igual de trágico. El objetivo es que no haya más abortos en Argentina, eso sí es aspirar a más”, dijo en su intervención, haciendo referencia puntualmente al engaño de los proaborto que aseguran que legalizando el aborto se convertirá en una práctica segura.
Con lo sucedido ayer esta iniciativa no podrá volver a presentarse en el Congreso argentino sino hasta el próximo período parlamentario, es decir, hasta marzo de 2019.
En la Noticia del Día comentamos el increíble triunfo que lograron los provida en Argentina. Porque a pesar de que la mayor parte de los argentinos siguen viendo el aborto como un asesinato, la presión de las feministas, grupos de izquierda y, por supuesto, organizaciones como IFPP no son un enemigo fácil de enfrentar.