El país vive por estos días una ola de violencia que nos recuerda la Colombia de antes de que Álvaro Uribe llegara al poder. Los colombianos están conmovidos y asustados por el asesinato sistemático de lideres sociales. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), desde el 1 de enero al 5 de julio de 2018 se han registrado 119 asesinatos a líderes.
A esta situación hay que sumarle el claro accionar de lo que muchos medios, siguiéndole el juego al gobierno, han llamado disidencias de las FARC. Está, por ejemplo, alias “Guacho” en la zona de Nariño, no solo aterrorizando a los colombianos sino también a los ecuatorianos.
Recientemente cinco ecuatorianos fueron asesinados por esta “disidencia” de las FARC, y este miércoles la gente de Guacho asesinó a tres investigadores del CTI y luego incineró sus cadáveres.
También entre los hechos más recordados de violencia de los últimos días está el asesinato de siete personas, que Gustavo Petro aseguró eran lideres sociales, pero luego las autoridades dieron a conocer que se trataba de miembros de las “disidencias”.
La violencia, sin duda, está disparada. Y si bien algunos se han creído el cuento de que se trata de una derecha paramilitar matando a una izquierda militante del petrismo, que es lo que Petro ha afirmado, con las pruebas que salen cada día de que estos asesinatos están ligados al narcotráfico, es cada vez más difícil que alguien le siga la idea al líder de los “Decentes”.
En Colombia una buena parte de la población, no la mayoría pero sí un grupo importante, seguía apoyando el acuerdo Santos-FARC, con todo lo que ha pasado en las últimas semanas son muy pocos los colombianos que aún creen que la farsa firmada en La Habana trajo la paz al país.
Ahora nos queda ponernos de acuerdo en que no puede haber paz sin justicia y sin derechos de propiedad. En la Noticia del Día analizamos lo que ocurre en Colombia y cómo ante la ola de violencia que atraviesa el país es cada vez más claro que el acuerdo de La Habana solo sirvió para darle privilegios a las FARC.
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