Es común escuchar gente afirmando que el capitalismo y las multinacionales son malvados, y que por lo tanto hay que prohibirles que lleguen a países subdesarrollados porque solo esclavizan y empeoran la situación de los habitantes de esos lugares. Cada tanto salen campañas pidiendo a la gente dejar de comprar ropa de tiendas como Zara, en tanto que el grupo Inditex tiene fábricas en lugares como Camboya.
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Los activistas de estas campañas acusan a quienes compran ropa de empresas como Inditex de ser cómplices de los malvados capitalistas que tienen a mujeres y niños trabajando por miserias. Sin embargo, quienes señalan a estas multinacionales parecen olvidar que antes todos los países eran pobres, que nuestros ancestros vivían las mismas penurias que sufren hoy los camboyanos, y que no salieron de la miseria gracias a leyes o prohibiendo el desarrollo del capitalismo. Todo lo contrario.
A medida que aumenta la capitalización y el número de empresas en una sociedad, el bienestar de sus habitantes también se incrementa. Y los camboyanos entienden esto. Al final de nuestra videocolumna podrán ver un vídeo en el que una camboyana deja asombrado a un entrevistador cuando le manda un mensaje a los compradores de la ropa que ella fabrica, pidiéndoles que por favor compren más para que así ella, y sus compañeros de trabajo, tengan mejores condiciones de vida.
Hoy hacemos una crítica a quienes no entienden la importancia y el bienestar que las multinacionales llevan a lugares como Camboya. En la videocolumna de hoy explicamos cómo el capitalismo no solo no es perjudicial, sino que es la única forma que tienen los países subdesarrollados para salir de la miseria.