
Respecto al controversial tema de las colusiones en Chile, he llegado a la siguiente conclusión: la gente mal entiende el rol del consumidor y del emprendedor en el mercado, creyendo que uno es esclavo del otro.
Primero que todo, es necesario aclarar que una “colusión” no es más que un contrato voluntario entre dos o más personas u organizaciones (acto que un grupo de políticos considera que debe prohibirse).
Ahora, la gente considera que es un abuso cuando un grupo de emprendedores decide subir el precio de sus productos, sobre todo cuando lo hacen en alianzas. Pero nunca reconocen o es noticia de primera plana cuando los precios bajan. ¡Pero obvio, es su deber (de los empresarios) bajar los precios para los consumidores!
Con la colusión de los papeles higiénicos en Chile la gente tuvo que pagar más, por lo que sus bolsillos se vieron afectados. Pero, ¿qué ha ocurrido con el precio de los automóviles en las ultimas décadas?
¿Qué ha ocurrido con el valor de los electrodomésticos? ¿Cuánto han bajado los precios de la ropa? ¿Cuántos se han visto beneficiados con las importaciones de productos chinos?
El deber de un emprendedor no es otro que el de hacer rentable su negocio y, si es posible, que sea el más rentable de todos. Además, es muy probable que entre las estrategias esté el asociarse con otros para dominar parte considerable del mercado, por lo que la subida de sus precios le significa efectos positivos.
Ahora, el consumidor o ciudadano común tiene el deber de informarse, y ver qué marcas y productos compra. Si el consumidor no se informa, no es culpa del empresario. Es más, el empresario debe estar constantemente informado, ya que es la única manera de sobrevivir y poder competir en su industria.
Entonces, ¿por qué no se le puede pedir lo mismo al consumidor? Más aún, los consumidores pueden unirse para dejar de adquirir productos de determinada marca, haciendo saber su malestar y enojo, reduciendo las ventas de este, como ocurrió luego del escándalo del papel higiénico (no se pusieron de acuerdo, pero ciertos consumidores decidieron cambiar de marca). La desinformación no es una excusa para el consumidor.
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Sin duda alguna, en ocasiones los emprendedores saldrán favorecidos más que los consumidores. Pero en otras, la situación será al revés. Aquí no se pretende defender a unos ni a otros, sino de mantener unas reglas que permitan el libre contrato entre distinto agentes económicos.
En una sociedad libre —donde se desenvuelve un libre comercio—, las reglas no deben estar hechas para proteger al consumidor, ni a los empresarios; sino que deben estar hechas para que ambos sean libres de pactar y de no pactar contratos. Deben ser reglas que permitan a ambos tanto ganar como perder, debido a su astucia y creatividad, y no de reglas que protejan a unos, como si los productores tuvieran la obligación de producir y vender barato.
Antes de terminar, no hay que olvidar que colocar más regulaciones no es la solución. Primero, porque es muy probable que al momento de que los políticos comienzan a regular, grandes empresarios comenzarán a pasar billetes bajo la mesa para que las regulaciones queden hechas a su medida. ¿O cómo cree usted que un pequeño grupo de farmacias tiene el mercado completo, mientras las pequeñas no logran crecer? ¿Cómo cree que las grandes forestales han crecido a un tamaño casi too big to fail (muy grandes para dejar caer)? Y segundo, porque significa darle más poder a los políticos en los que tanto desconfiamos ¿en verdad deseas darle más poder?
Por último, no quisiera dejar de mencionar que a pesar de que un grupo de empresarios pueda unirse para fijar a un precio a su gusto, los precios de todos los bienes siempre tienden a bajar. Y algo que siempre será la mejor forma de incentivar precios bajos, es la libre entrada y salida a cada industria.
Tomás Leiva Lèrou es el cofundador del movimiento Sector Privado, una organización social que apunta a promover el respeto a los derechos de propiedad a través del activismo callejero en Chile. Síguelo en @Tomasleivalerou.