Por David Clement
EnglishAtentados suicidas, tiroteos y tomas de rehenes se apoderaron de París el pasado 13 de noviembre. Estos acontecimientos llevaron a muchos canadienses a repensar el plan del primer ministro, Justin Trudeau, de recibir a 25.000 refugiados sirios.
El premier de la provincia de Saskatchewan, Brad Wall, se hizo eco de las presiones por una nueva política más restrictiva. Wall instó al primer ministro Trudeau a suspender por tiempo indefinido el plan para recibir refugiados sirios hasta que se refuercen los chequeos de seguridad, aunque no sabemos bien que quiere decir con eso.
La pregunta es: ¿están justificadas las preocupaciones de Wall? ¿O es una preocupación reaccionaria y equivocada basada en las tragedias que experimentó Francia?
Tras analizar los datos queda claro que las preocupaciones por la seguridad del ministro Wall están inmensamente equivocadas, y resultan crueles para quienes están escapando de la muerte y destrucción causadas por ISIS. Wall se equivoca por dos principales motivos:
El primero es que el proceso actual para ser admitido como refugiado es increíblemente riguroso. Para comenzar, los refugiados deben ser seleccionados por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Este proceso debe ser evaluado por funcionarios de la Agencia de la ONU para los Refugiados y tamizados para que puedan conocerse y verificarse sus historias como refugiados.
De acuerdo con Peter Showler, quien presidió el Consejo de Inmigración y de Refugiados de Canadá, aproximadamente 5% de los refugiados logra sortear con éxito el filtro de la ONU. Tras superarlo, funcionarios consulares de Canadá llevan adelante más investigaciones y entrevistas para verificar la consistencia de la solicitud del potencial refugiado. Por último, las agencias de seguridad canadienses realizan una revisión adicional de seguridad.
Como dato adicional que refuerza la naturaleza segura del proceso de refugiados es que, en promedio, Canadá solo aprueba un 41% de las solicitudes para obtener ese estatus. Con todo esto, Showler ha llegado a manifestar que “en realidad, es bastante fácil identificar a los 25.000 refugiados que encajan en las categorías de riesgo bajo para la seguridad”.
O Wall no sabe como funciona el procesamiento de refugiados, o está deliberadamente haciendo afirmaciones con el objetivo de anotar puntos políticos tras los trágicos ataques terroristas en Francia. También debe notarse que los actores nefastos podrían recurrir a una visa de turista para entrar a Canadá de una forma mucho más sencilla, sin someterse al profundo escrutinio que enfrentan los refugiados.
Por ejemplo, un ciudadano belga o francés (como los terroristas que operaron en París) solo necesita una Autorización Electrónica de Viaje y cumplir con los requisitos de ingreso en Canadá. Para aquellos que no saben que significa esto, es bastante simple:
Todo lo que se necesita es un pasaporte válido, una tarjeta de crédito, correo electrónico, gozar de buena salud y demostrarle a un funcionario de migraciones que viaja a Canadá con el propósito de ser turista, lo que incluye la intención de irse del país en una fecha concreta.
No estoy destacando esto como una justificación para restringir aún más el turismo. La seguridad fronteriza hace un buen trabajo rechazando a los viajeros peligrosos. Simplemente señalo que cuando se trata de los niveles de escrutinio y supervisión, sería mucho más fácil entrar a Canadá con una visa de turista que como refugiado.
La segunda razón por la cual el ministro Wall está equivocado en su respuesta es que no hay evidencia de refugiados en Canadá vinculados al terrorismo. Canadá se considera líder en admisión de refugiados, admitiendo unos 25.000 por año. También debería notarse que los refugiados solo equivalen a aproximadamente el 10% de toda la inmigración en Canadá, lo refleja aún más cuantos nuevos canadienses recibimos cada año.
Últimamente, los refugiados de Oriente Medio han crecido significativamente como resultado de la tormenta política que plagó la región durante la última década. Solo en 2014, Canadá admitió 7.550 refugiados provenientes de Oriente Medio, y entre 25.000 y 30.000 refugiados de esa región llegaron a Canadá desde 2004.
La estadística crucial aquí es que ni un solo refugiado admitido en Canadá ha estado involucrado en un ataque terrorista. Desde el año 2000, unas 30 personas fueron vinculadas, acusadas o arrestadas por actividades relacionadas con el terrorismo en Canadá, y ninguna de ellas eran refugiadas. Un simple vistazo sobre las personas vinculadas con el terrorismo demuestran este importante hecho:
• A Ahmed Ressam, conocido como el “terrorista del milenio”, le rechazaron la solicitud (y posterior apelación) de refugiado, cuando se alistaba para atacar el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. Al momento de su arresto, las autoridades canadienses lo buscaban.
• En 2006, el infame “Toronto 18” pretendía atacar varios edificios gubernamentales con coches-bomba. Ninguno de estos hombres eran refugiados en Canadá. De hecho, o habían nacido canadienses u obtuvieron formalmente la ciudadanía canadiense.
• Misbahuddin Ahmed, acusado de participar en actividades terroristas en 2010 (y más tarde apresado), era un ciudadano canadiense nacido en Pakistán.
• Los dos terroristas implicados en un plan para descarrilar un tren en 2013 (Chiheb Essighair y Raed Jaser) tampoco habían llegado como refugiados. Esseghair era un residente permanente dedicado a terminar un PhD en una universidad de Canadá, mientras que a Jaser le negaron a solicitud.
• Las dos personas involucradas en el plan para atacar la Legislatura Provincial de Columbia Británica en 2013 eran canadienses por nacimiento.
• Por último, los dos más reciente ataques terroristas en Ottawa y en Jean-Sur-Richelieu fueron llevados a cabo por ciudadanos canadienses, ambos nacidos en Quebec.
Lo que esto demuestra es que nuestro sistema está haciendo exactamente lo contrario a lo que se supone que haga: admitir refugiados seguros para Canadá e identificar y rechazar a aquellos que no deberían ser admitidos en el país. Reafirma que en la lucha contra el islamismo radical cerrar nuestras pertas a los refugiados no es una solución legítima.
Más que enfocarse en mantener a refugiados sirios lejos de casa, deberíamos enfocarnos en cómo facilitar su llegada lo más rápido posible, así pueden escapar de los actos bárbaros de ISIS. Deberíamos continuar confiando en nuestras instituciones para garantizar la seguridad de los canadienses, mientras nos permitimos acoger con compasión y colaboración a aquellos que realmente más lo necesitan.
David Clement es un emprendedor y consultor político basado en Oakville, Ontario. David es también analista política para la aplicación móvil electoral Pollenize.org. Síguelo @ClementLiberty.