
EnglishEn Santa Cruz, Bolivia, el Carnaval, que se celebra en febrero, es la fiesta grande de los cruceños, pero se ha visto afectada en octubre por la destitución de la Reina del Carnaval, Valeria Saucedo, por parte de la comparsa coronadora, quien alegó que ella no cumplía algunos requisitos necesarios para ser la Reina del Carnaval cruceño del 2015, que por cierto, es una larga tradición.
Luego de esta polémica, la alcaldía tomó cartas en el asunto y decidió hacerse cargo de la organización de esta fiesta junto a la Asociación de Comparsas Cruceñas Carnavaleras (ACCC). El título de reina del Carnaval le fue devuelto a Valeria gracias al apoyo que recibió por parte de la sociedad y la fiesta pareció que seguiría en paz, solo había un problema; la intervención estatal.
Después de algunos días en las inauguraciones de las obras públicas construidas por la alcaldía, veíamos a Valeria, reina del Carnaval, a lado de la presidenta del consejo, Angélica Sosa y el alcalde Percy Fernandez. La reina comentaba a los medios de prensa que estaría presente en todas las actividades que la llamen, ya sean carnavaleras o no, y elogiaba una y otra vez al alcalde. ¿Se sentiría agradecida hacia la alcaldía? o simplemente, ¿una condición para volver a ser reina era elogiar todos quienes sean parte de la alcaldía?
[adrotate group=”7″]De cualquier manera, la alcaldía intervino y las cosas se tornaron tensas, antes ya era molesto que la alcaldía imponga leyes y nos haga la vida más difícil a todos, pero ahora se metieron a organizar fiestas, y no cualquier fiesta, es la fiesta mas esperada por todos los cruceños.
¿Qué mas viene? ¿Será que también querrán organizar las fiestas de año nuevo y quince años? Ya me imagino: “Empresa Estatal de fiestas y animaciones, junto al alcalde Percy de títere y Angélica, la hechicera”.
En pasadas gestiones la alcaldía hizo y deshizo bastantes obras repetidamente, debido a la mala calidad con la que ellos mismos construían. Y ahora, harán lo que quieran con el Carnaval y tal vez varias cosas más en las que decidan intervenir.
¿Lo peor? Que la sociedad sigue pidiendo la intervención del Estado en sus problemas cotidianos, como niños inmaduros y desorganizados.