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Por Jóvenes por la Libertad
Venezuela hoy se encuentra en una quiebra moral. Las medidas e ideas socialistas que se han venido instaurando desde hace más de 50 años, donde la libertad y la propiedad son aplastadas, han dado sus frutos. Nos han convertido en una legión parasitaria que depende de un Gobierno de izquierda que olvidó sus funciones entrometiéndose en la vida de los venezolanos, pretendiendo controlar cada instante de ella.
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Es así como los empresarios cargan con una culpa que no les corresponde, al aceptar las condenas de los colectivistas que los acusan de ladrones y acaparadores. Los intelectuales han traicionado a su país y se convirtieron en la columna vertebral de las ideas que murieron para siempre luego de la caída del Muro de Berlín. Las universidades autónomas son asfixiadas con el fin de aniquilar totalmente la diversidad en ellas; y las universidades que controla el Estado son poco menos que centros de adoctrinamiento marxista. Los políticos han adoptado el populismo como forma de llegar al poder, promoviendo el saqueo dentro de esa noble vocación.
Ante esta situación socialista, nosotros, Individuos Libres, declaramos que insurgimos y luchamos contra todos los enemigos de la Libertad que pretendan esclavizar a nuestra sociedad. Insurgimos buscando la conquista tanto de las libertades que se nos han arrebatado como de las que nunca hemos tenido y le darán dignidad a nuestra vida.
Nuestra lucha es por la humanidad, por el hombre, por el venezolano. Y toda lucha por la humanidad es una lucha por la vida, la propiedad y la libertad. Esa, precisamente, es la lucha que vivimos en Venezuela.
La vida para ser vivida debe ser en libertad, esa libertad de ser y hacer, esa libertad con responsabilidad. La libertad que va desde decidir con qué nos alimentamos, hasta con quién pasaremos el resto de nuestra vida, y si nos casaremos o no. Pero esa vida requiere de la propiedad privada, esa propiedad que con el sudor de nuestra frente, con nuestro trabajo y estudio creamos y que nadie tiene el derecho de redistribuirla, robarla o expropiarla.
Una vida donde elijamos amigos entre los hombres y no amos o esclavos. Donde elijamos solo a quien nos plazca, y a ellos amemos y respetemos.
Nosotros ciudadanos libres, jóvenes libres, empresarios libres, intelectuales libres, empleados libres, somos libres porque decidimos respetar y que se nos sea respetada nuestra vida y la posibilidad de buscar nuestra propia felicidad, al cual, nos negamos a que sea impuesta por el mandato de algún socialista en el poder.
Nosotros declaramos que el fin de nuestra lucha es una Venezuela libre, democrática y donde el Gobierno respete y resguarde los derechos individuales de todos. Donde nuestra economía sea libre y se puedan solventar las necesidades de las personas. Donde los emprendedores puedan crecer y las empresas grandes puedan consolidarse apoyando así al crecimiento económico y al desarrollo de la nación. Donde existan muchas oportunidades para todos y con nuestra decisión demostrar lo mejor de nosotros.
Nuestra defensa a la libertad y a lo que es bueno dará frutos porque el alma de los venezolanos y nuestros libertadores es liberal. Conseguiremos demostrarle al mundo que Venezuela tendrá ciudadanos realmente libres y responsables que puedan hacer su propia vida y ser felices. Nuevos intelectuales que generen el conocimiento necesario para tener el país con ideas firmes y eficientes en pro de nuestra cultura. Empresarios sin cadenas que puedan generar puestos de trabajo y así liberar a millones de ciudadanos de la dependencia del estado rentista. Universidades con una universalidad de ideas real que se enfrenten y contrasten con respeto en donde no exista la violencia o el adoctrinamiento socialista. Y donde vivamos en una república liberal con instituciones fuertes que limiten el poder.
La Libertad es real, funciona y la vamos a conseguir. Bienvenidos a la semana de la libertad y como decía nuestro Libertador:
Como amo la libertad tengo sentimientos nobles y liberales, y suelo ser severo, es solamente con aquellos que pretenden destruirnos. Simón Bolívar.
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