Lo admito, soy hincha apasionada del fútbol y cómo no, de mi selección, la blanquirroja. Pero sobre todo, soy una hincha del Perú en toda la extensión de la palabra, de nuestro milenario patrimonio cultural, de nuestra galardonada sazón, de nuestra herencia mestiza. Soy una amante de mi país y lo llevo con orgullo por donde voy.
Pero mi pasión y devoción por el Perú a veces se ve frustrada por la corrupción, la ineptitud, la típica viveza criolla que enfrentamos en nuestra cotidianeidad. Y de esto no escapa el fútbol, el popular deporte que genuinamente une a los peruanos bajo una sola camiseta, bajo un mismo grito.
Lo sucedido en el partido de ayer frente a Chile, rumbo a las eliminatorias hacia el mundial de Rusia 2018, fue una pequeña muestra de nuestra sociedad: individualidades que no alcanzan para el triunfo, desorden en el juego táctico, una defensa mal parada o parada frente al arco pero sin capacidad de ataje y un futbolista, Cueva, que representa la estupidez de lo irracional, la criollada, frente al juego limpio.
La desazón generalizada postpartido es más que comprensible. El sueño mundial de más de 31 millones de peruanos por ver a la blanquirroja en Rusia, tras décadas sin estar representados, se frustra por 11 que no supieron ser equipo. Y esta vez no podemos culpar la actuación del árbitro ni del equipo contrario, que nos dio lección de estrategia y juego ordenado.
Por supuesto, aún estamos en las dos primeras fechas de las eliminatorias y matemáticamente tenemos chance de estar entre los mejores del mundo disputando la copa y continuaremos alentando y sufriendo, gritando los goles, pifiando las faltas. Sobreviviremos a las ansias hasta el 2017, porque somos peruanos y somos expertos en mantener sueños idílicos, en vivir haciendo proyecciones sin saber cómo ejecutarlas.
Y como buenos soñadores llevamos al poder a candidatos como Ollanta Humala elegido por su mensaje de “la gran transformación” y lo único que sufrió transformación fueron sus promesas electorales y su patrimonio, según investigaciones periodísticas. Sin olvidar que su mujer ha transformado el poder a su medida y conveniencia. Pero como buenos peruanos, estamos esperando que alguien nos saque de esta. Mientras tanto, la izquierda aprovecha el espacio, se reorganiza y entre advenedizos y radicales anti-desarrollo, proponen a Verónica Mendoza como su candidata presidencial. Esta psicóloga que aplaude la “democracia venezolana” (sic) y cuyo discurso está plegado de frases cliché como la “honestidad para hacer un Gobierno de todas y todos”.
Las frasecillas “buena onda” de Verónica Mendoza me hacen recordar a la exalcaldesa de Lima, pues ya conocemos lo costosa que puede resultar para una sociedad la llegada al poder de una de estas aventuras de izquierda sin planes definidos para gobernar.
Por si fuera poco, el dos veces ex presidente Alan García quiere erigirse como el único presidente en llegar al poder tres veces y ser —haciendo gala de su colosal ego— el presidente de Bicentenario Nacional. ¡Hagamos memoria, por favor! ¿Les suena hiperinflación, dólar MUC, terrorismo y un largo etcétera?
Esta mañana, durante el desayuno mi hija de nueve años me preguntó: “¿perdimos, mami?” en alusión al fútbol. La miré y le dije “no. Perdieron ellos, que no supieron enfrentar futbolísticamente a un rival conocido, que cometieron los mismos errores tácticos de siempre, que no juegan como equipo. Son 11 peruanos, de los 31 millones que somos en total”.
Nosotros no perdimos, porque a pesar de los Humalas, las Nadines, los Cuevas, que representan lo peor de nuestros vicios y nuestra dejadez como país, existen otros miles de peruanos más que individualmente engrandecen a nuestra patria cada día, con su esfuerzo, trabajo, compromiso y amor.
Saquemos a relucir nuestro mejor peruano, ese comprometido, emprendedor, educado, honesto. No sólo en las eliminatorias mundialistas, sino y sobre todo, dentro de seis meses que tenemos la oportunidad de redimirnos como ciudadanía en las urnas. Es hora de dejar de soñar con un gran país, vamos a trabajar por ello.
Bertha María Carrillo es peruana, licenciada en Ciencias de la Comunicación, con estudios de Maestría en Gerencia Social y especialización en Comunicación Política; es articulista y colaboradora para diversos medios virtuales de Latinoamérica y EE.UU. y conferencista en temas de Democracia, Ciudadanía y Comunicación. Síguela en @BMariaCarrillo.