Muy a menudo se oye que “no hay empleo”, “el sueldo no alcanza”, o incluso, “todos los empleadores son perversos y buscan siempre explotar a sus empleados”. Los jóvenes tardan meses en encontrar trabajo, las vacantes forman largas filas de desempleados esperando ser contratados, la tasa de subempleo es exageradamente alta, y los pocos puestos ofertados son lo bastante disputados.
Pero, ¿qué pasaría si fuese al revés? ¿Qué pasaría si fuesen las empresas las que tardaran meses en encontrar a alguien que ocupe sus vacantes? ¿Qué pasaría si fuesen los empleadores quienes se pelearan por contratar candidatos? ¿Qué pasaría si la tasa de desempleo fuese virtualmente inexistente?
Aunque difícil de creer, este escenario sí es posible. De hecho, es justamente lo que ocurre en determinadas industrias de países desarrollados como Canadá, Alemania, o Australia, por nombrar algunos. Estos países necesitan “importar” mano de obra capacitada en ciertas áreas donde no hay suficientes canadienses o alemanes o australianos para ocuparlas y cubrir la demanda laboral. Está de más decir que estas vacantes suelen ofrecer sueldos muy atractivos.
Aquello sucede porque el mercado laboral funciona como cualquier mercado de bienes: a más demanda de un producto en relación a su oferta, mayor su precio. Es decir, mientras mayor sea la demanda de empleados, más altos tenderán a ser sus salarios. Cuando la mano de obra escasea, los empleadores estarán dispuestos a ofrecer mejores remuneraciones para poder atraer dicha fuerza laboral. Esto implica que los empleados obtienen mayor poder de negociación, y por lo tanto, que pueden exigir mejores salarios, aún sin tomar en cuenta la intervención del Estado con sueldos mínimos.
Lo que necesitamos es un Gobierno abierto al diálogo, que muestre su compromiso con el sector privado y aliente la creación de empleo, quitando trabas
Pocos argumentarían que la creación de empleo no debe ser una prioridad. Entonces, ¿cómo hacer para fortalecer el mercado laboral? Evidentemente, una economía con intrincados códigos laborales, sinnúmero de impuestos, trabas al comercio, trámites burocráticos, sobreproteccionismo, barreras técnicas, entre otros, no es el ambiente propicio. Estas medidas no hacen más que obstaculizar el crecimiento económico.
Las condiciones adecuadas se logran desregularizando los mercados laborales, simplificando y clarificando las reglas, propiciando el libre comercio, minimizando la burocracia, eliminando trámites innecesarios, y facilitando el acceso a financiamiento. Es necesario un ambiente que provea seguridad y conveniencia a la inversión privada (ya sea nacional o extranjera), y que aliente el emprendimiento.
Sin embargo, y muy a nuestro pesar, desde el 2008 las reformas a la Constitución, al Código de la Producción, al Código Laboral, y todas las reformas tributarias, han encaminado al Ecuador en la dirección contraria. Según indicadores del Banco Mundial, iniciar un negocio en el 2007 tomaba 65 días en Ecuador, y nos ubicaba en el puesto 150 de entre 180 países. Lamentable.
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Pero en el 2014 la cifra seguía igual de desalentadora, pues tomaba aún 56 días y estábamos en el puesto 171 de entre 187 países. Esta misma entidad nos ubica además en el puesto 115 de entre 189 países en facilidad de hacer negocios.
¿Y qué hay del desempleo? Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la tasa a diciembre del 2007 era de 5.00%, mientras que el subempleo estaba en 50.77%. No obstante, a junio del 2015 se mantienen en 4.47% y 49.07% respectivamente, casi sin cambios. Esto evidencia que las regulaciones adoptadas por el Gobierno de Rafael Correa poco han logrado en materia de creación de empleo.
Lo que necesitamos los ecuatorianos es un Gobierno abierto al diálogo, que muestre su compromiso con el sector privado y aliente la creación de empleo poniendo reglas claras, quitando trabas, y facilitando el libre comercio. Después de todo, una fuerza laboral saludable es símbolo de una economía próspera.
José Ponce Jouvin es emprendedor, graduado de Negocios Internacionales y Dirección Comercial en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), miembro de Estudiantes por la Libertad y alumnus de Foundation for Economic Education (FEE). Actualmente es consultor en una importante empresa de consultoría y análisis económico en Ecuador. Síguelo en @JosePonceJouvin.