Pocas veces procuro argumentar con ejemplos; generalmente, sugiero mandar a leer a las personas, para que ellas mismas sean quienes encuentren la realidad que circunda alrededor de ellas.
Sin embargo, de vez en cuando, aparecen chispazos de razón en mi locura diaria. Hace unos días, un amigo me preguntaba cuál era mi opinión acerca de la respuesta que dio el presidente del Ecuador, Rafael Vicente Correa Delgado, a la pregunta que le hiciera un periodista: ¿En Cuba existe democracia?
A la singular pregunta, respondí utilizando unas analogías inusuales para mi gusto, pero ahora, querido lector, quiero compartirlas contigo.
Entonces le dije, mira amigo, la respuesta que dio el presidente fue afirmativa, y a su vez era válida: en Cuba existe democracia, el problema es que debemos entender este término como si fuera un algoritmo, es decir, un procedimiento para estructurar el modo de convivencia en la sociedad.
En consecuencia, el algoritmo (democracia), termina siendo una suerte de instructivo para alcanzar el fin próximo, que es llegar al poder de un Gobierno. Quizás me estoy enredando en este punto, pero lo que trato de ejemplificar es que el modelo democrático, en sí mismo, no es un fin para convivir: la democracia es solamente la manera en que se llega al poder en una sociedad. Como bien lo describe Wikipedia, “Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la sociedad”.
Entendido esto, la democracia es el algoritmo estructural de las secuencias de programación, del lenguaje utilizado en la sociedad para convivir. De modo que, dentro de este esquema evidentemente, en Cuba existe democracia, pues en ese país se celebran elecciones cada cierto número de años. Sin embargo, es importante entender que en ese país, asimismo, solo existe un partido político, el Partido Comunista de Cuba. Otra vez Wikipedia me ayuda con esto:
El Partido Comunista de Cuba (PCC) es un partido político de Cuba, fundado el 3 de octubre de 1965 y que se encuentra en el poder desde el triunfo de la revolución cubana. El artículo 5° de la Constitución lo define como la «vanguardia organizada de la nación cubana, fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción de socialismo y el avance hacia la sociedad comunista”.
Entendido esto, es loable entender la postura y respuesta del presidente: es una verdad innegable, en Cuba, muy a pesar de lo que se pueda decir, existe, efectivamente, democracia.
Ahora bien, querido lector, volviendo a la realidad de las cosas que cotidianamente escuchamos, la democracia, al no ser el fin último de la sociedad, queda desacertadamente exaltada como la máxima conquista de ésta; realmente no confío en la democracia, es muy cierto que otorga validez al proceso de elegir y ser elegido, pero qué tal si los políticos utilizan ese proceso de elección para beneficiarse de lo que se denomina la Teoría de la elección pública de los grupos de interés, y la lógica de los costos dispersos y los beneficios concentrados. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, ejemplificando:
[…] un político formula dos preguntas: 1) ¿Cuántos votos adicionales recibiré por un dolar adicional gastado?; 2) ¿Cuántos votos adicionales perderé por impulsar el bienestar de algunos grupos a expensas de otros? Al elegir entre proyectos alternativos de gasto, los políticos procuran comparar los votos añadidos por cada dolar de gasto del proyecto y determinan la combinación que garantice la maximización de los votos. (Mitchell y Simmons 1994, p. 52)”.
Dentro de este contexto de análisis, claramente, los temas de teoría de juegos y demás herramientas para el análisis a nivel empresarial, toman forma y plena ejecución en las estrategias que los políticos utilizan para desarrollar su función, que estriba en el fundamento de captación de votos para permanecer el mayor tiempo posible en el poder.
A modo de conclusión, es ilustrativo entender que las democracias de corte autoritario, si bien es cierto, han otorgado la capacidad de elegir a sus gobernantes, tal es el caso del comunismo de Corea del Norte y de la URSS, pasando por más el recientemente por el Nacional-Socialismo alemán, así como también como el socialismo cubano, pues todos ellos han tenido ese toque de identidad colectivista, representado en el pueblo como el Summum bonum, es decir, el bien supremo, entendido este como si el pueblo, define eficiente, prolija y benévolamente cada cosa que el líder comunica o realiza en nombre de él, precisamente es lo que ha vuelto al “pueblo” como la máxima expresión de bondad, amor y generosidad, olvidando por completo los análisis de la teoría de la elección pública.
Estas mismas democracias no han entendido el papel que tienen las divisiones de poderes, el estado de Derecho y demás consideraciones que se tienen en un Estado republicano, como lo fue Estados Unidos en el siglo XVIII, cuando los padres fundadores lo constituyeron como una República Federal Constitucional y no en lo que en la actualidad está convirtiéndose, una suerte de estado de bienestar complaciente y con niveles de control exagerados.
Querido lector, es exactamente eso, educarse, leer, para no caer en los errores del pasado, ahora mucho más fácil hacerlo mediante el internet. ¿Qué leer? La Ley, de Frederic Bastiat; La Ética de la Libertad, de Murray Rothbard; Libertad o Socialismo, de Hans-Herman Hoppe; Caos Planificado, de Ludwig Von Mises; El Capital, de Marx; El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, por Engels; y entender que los políticos son la última rueda del coche en la sociedad. Después de eso, entenderás que la mejor opción es aprender y estar prepardo para entender las mentiras de los políticos. Saludos cordiales. Y de bono, este video: