EnglishLa situación comenzó el sábado 23 de mayo, cuando se publicó un video donde Leopoldo López invitaba a la sociedad civil a manifestarse por la liberación de los presos políticos y la fijación de una fecha para las elecciones parlamentarias. Frente a esta convocatoria, el conglomerado de partidos opositores al régimen, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), emitió un comunicado en el que expresaba su decisión de no acompañar el llamado de Leopoldo a protestar.
Esta falta de solidaridad por parte de la alianza que pretende representar esta lucha política, se debió a que el llamado de Leopoldo no había sido “consultado” dentro del seno de la MUD.
Una vez más la Mesa de la Unidad demostró ser simplemente un conjunto de intereses con poca o mínima perspectiva política y total desconexión con las necesidades reales de los venezolanos. Pretenden que cualquier acción se ajuste a su única y sumisa Unidad donde cualquier alternativa que no nazca directamente de ese conglomerado es digna de ser saboteada.
La MUD exigía que Leopoldo López consultase esta convocatoria, a pesar de las condiciones en las que este se encuentra. Llamado personalista y “unilateral” fue la forma en la que la Alianza calificó a la legítima y desesperada necesidad de un preso político de actuar. Y es que parece que para ellos, la liberación de los presos políticos, y las fechas de las parlamentarias son solo deseos “personalistas y unilaterales”.
Existe una agenda, y su interrupción es apedreada. En su búsqueda por capitalizar la lucha contra el régimen existe la voluntad de arrastrarnos hasta su auxiliadora sumisión. Su objetivo es únicamente electoral, demostrando su inocencia y poca memoria frente a la gran cantidad de procesos “democráticos” de los que la revolución tanto orgullo siente.
La abstención no es una opción; sin embargo, la herramienta electoral no es la única, frente a una gama de alternativas totalmente legítimas, adecuadas y posiblemente más pragmáticas. (Igualmente es preocupante el silencio que se ha producido frente a la destitución de Lumay Barreto, la alcaldesa del municipio Guasdualito, del estado Apure, por parte del TSJ, por supuestamente haber “abandonado su cargo”; fuerte golpe al proceso democrático).
Este sábado, 30 de mayo el pueblo marchó y, a pesar de que muchos esperaban con ansias disfrutar del fracaso de la convocatoria de López, se quedaron con las ganas. Increíblemente la voluntad por el cambio y la confianza persiste. Más de 30 ciudades se llenaron de calles colmadas de un pueblo que vociferaba su urgencia por demostrar que aún existe gente dispuesta a luchar por la libertad de Venezuela.
Muchos no entienden que es en la esfera pública donde se ejerce la ciudadanía y la política –parafraseando a Tocqueville–, que el espacio público es un espacio de aparición (Arendt, 1958) y que es en la calle donde se reconoce al ciudadano, como alguna vez esgrimió Rómulo Betancourt.
Lo de este sábado fue una muestra de civismo, donde se evidenció que la solidaridad del país es con los presos políticos y que el objetivo es la libertad. El sectarismo recibió un fuerte golpe, demostrando que la voluntad y la esperanza está por encima de una única Unidad con ansias de capitalizar. Este sábado el triunfo fue de Venezuela, fue del ciudadano y fue de la verdadera unidad.