Por Nicole Phillips
English El libro de Martin Luther King Jr., La Fuerza de Amar (1963), es una ventana a los procesos de pensamiento de uno de los grandes luchadores por la libertad de los Estados Unidos, a quien se lo celebra con frecuencia aunque rara vez se lo entiende. Pueden haber pasado casi 60 años desde el boicot de autobuses de Montgomery y su apogeo, pero la compilación de sermones seleccionada personalmente aún posee el potencial para empoderar a una nueva generación de seguidores, y evita las historias superficiales y de segunda mano a los que estamos acostumbrados.
King, que tenía un doctorado en teología de la Universidad de Boston, reflexiona sobre las experiencias personales, la doctrina, y lecturas de la Biblia, Gandhi, y Rauschenbusch. Él cita versículos de la Biblia sobre todo de Pablo, el fundador de la Iglesia, para estimular a su congregación y hermanos cristianos a luchar contra la opresión, principalmente la segregación.
Más allá del Nuevo Testamento, King se inspira sobre todo en el Cristianismo y la Crisis Social de Rauschenbusch, para “un estudio serio de las teorías sociales y éticas de los grandes filósofos”.
Esto lo lleva a las enseñanzas de Mahatma Gandhi. Y a partir de Gandhi, King expone la eficacia de la protesta pacífica en la resolución de conflictos: “Vine a ver por primera vez que la doctrina cristiana del amor, que opera a través del método ghandiano de la no violencia, es una de las armas más potentes disponibles para un pueblo oprimido en su lucha por la libertad”.
¿Continuaremos con la marcha de la conformidad y la respetabilidad?
En otras palabras, la protesta pacífica es no ser amenazante. Cualquier represalia en contra de tal protesta sería una concesión en el terreno moral, sería visto como injusto, e inevitablemente contraproducente e impulsaría el apoyo a la causa.
King también transmite una profunda comprensión de la psicología detrás de los miedos y creencias de cada individuo, lo cual le ayuda a ver el pasado y perdonar los actos de violencia contra el movimiento por los derechos civiles. Además, al dar esos sermones, se dio cuenta de que habían muchos que no estaban de acuerdo con la segregación, pero permanecían en silencio por temor al rechazo de los vecinos.
“Muchas personas temen que no hay nada más terrible que tomar una posición que se destaca fuerte y claramente de la opinión dominante”, dice. “Tenemos que tomar una decisión. ¿Seguiremos la marcha de la conformidad y la respetabilidad, o, en cambio, escucharemos a un llamado distante, y nos moveremos hacia su eco?”.
Al apelar al sentido de la rectitud moral y el libre albedrío de la gente, King se mantiene fiel a los valores fundamentales de la teología cristiana: Amarás a tu prójimo y a sus enemigos, perdón y fe. En consecuencia, él explica cómo la opresión de los demás por vicios físicos, económicos o sociales es a la vez ética y moralmente inaceptable.
En este orden de ideas, se critica fuertemente al comunismo como un sistema perverso, que quita la libertad y la dignidad humana. Bajo el régimen comunista, “el hombre no tiene derechos inalienables. Sus únicos derechos son conferidos por el Estado. Bajo tal sistema, la fuente de la libertad se seca “.
King no sólo ve la opresión como algo moralmente incorrecto; en sus ojos, los hombres tienen el deber civil de ir en contra de ella y hacerla retroceder. En este caso, él comparte la parábola del Buen Samaritano, como alguien que defiende lo que es correcto. El samaritano ayuda a un extraño afligido en el lado de la carretera sin preocuparse por su origen —todo lo contrario de lo que se espera.
Yo podría […] reaccionar con amargura o tratar de transformar el sufrimiento en una fuerza creativa.
El mensaje es atemporal, y nos implora mirar más allá de nuestros allegados: “Ahora más que nunca, mis amigos, los hombres de todas las razas y naciones tienen hoy en día el reto de ser vecindad […] Ya no podemos darnos el lujo de pasar al otro lado. Tal locura fue alguna vez llamada fracaso moral; hoy daría lugar al suicidio universal “.
King habla sobre haber sido encarcelado y apuñalado, junto con su casa bombardeada. Además, en varias ocasiones sus opositores amenazaron a su familia. Pero estas injusticias simplemente alimentaron su trabajo.
“Mientras mi sufrimiento aumentaba, pronto me di cuenta de que había dos maneras en que yo podría responder a mi situación —ya sea para reaccionar con amargura o tratar de transformar el sufrimiento en una fuerza creativa. Decidí seguir el segundo camino”.
Como alguien que creyó tanto como vivió la causa por la que peleaba, King lideró con el ejemplo —uno que perdura hasta el día de hoy. Él sabía que la segregación era una gran injusticia para todos dentro de Estados Unidos, y que las libertades civiles debían ser extendidas a todos, y no a una selecta minoría.
Aunque haya sido publicada originalmente en 1963, los ideales preservados en Strength to Love son un mensaje para cualquiera que se enfrenta al intento de llevar adelante un cambio positivo en la sociedad actual. Los líderes contemporáneos de derechos civiles pueden aprender a empoderar y animar a quienes apoyan la causa, y pueden ser optimistas en que el cambio positivo es alcanzable mediante medios no-violentos.
Nicole Phillips es una inmigrante jamaiquina que vive en el sur de Florida, Estados Unidos. Tiene una licenciatura en relaciones públicas y un magister en comunicación internacional e intercultural, ambos de la Universidad de Florida. Una viajera y lectora ávida, le apasiona el desarrollo internacional. Siguela en Twitter: @nicksnacks22.
Traducido por Sabrina Martín. Editado por Adam Dubove.