En sólo diez meses el partido político Podemos ha tomado un impulso impensado en la política española. El partido liderado por Pablo Iglesias, un joven profesor de Ciencias Políticas que militó en la juventud comunista, se ha convertido en la tercera fuerza política de España, y ya cuenta con cinco escaños en el Parlamento Europeo.
Dentro de su programa de Gobierno, se encuentran proyectos tales como la lucha contra los recortes sociales, la expropiación de sectores de la banca, la estatización de la educación y la salud pública, la reducción de la jornada laboral y la edad jubilatoria, la prohibición de despidos en empresas, el aumento al salario mínimo, y una reforma a la Constitución, siguiendo el manual “venecubano”.
Podemos busca controlar la economía mediante la planificación central y el manejo de los sectores más estratégicos, como lo son las telecomunicaciones, la energía, la salud y la educación. Aspira a la creación de nuevas empresas estatales, el aumento de impuestos a los ciudadanos, la nacionalización de bancos, y la derogación de la privacidad bancaria.
Asimismo, los dirigentes del partido, y en especial Iglesias, hacen uso constante del término “casta” para denominar a los políticos tradicionales del país, así como Chávez recurría al término “oligarquía” o “fascista” cada vez que arremetía contra los que no pensaban como él. Resulta curioso que para Podemos, la política española sea una “casta”, pero no personajes como Fidel Castro y Hugo Chávez —quienes junto con sus cúpulas de Gobierno se han enriquecido enormemente, mientras han empobrecido a sus pueblos.
En los mensajes de Podemos puede observarse un elevado tinte populista al estilo latinoamericano. Sus dirigentes mantienen fuertes lazos con dictaduras como la cubana y la venezolana. Esto no debería extrañarnos viniendo de alguien como Iglesias quien asegura que “América Latina debería invadir a Europa”.
“Los demócratas perdimos hoy a uno de los nuestros. Chávez ya es Bolívar, Chávez es el pueblo”, dijo Iglesias luego de la muerte del exdictador de Venezuela. Junto con Juan Carlos Monedero, otra figura clave del partido, brindó su asesoramiento político al difunto dictador de Venezuela.
Los eurodiputados de este partido no sólo brindan apoyo y absoluta admiración a un régimen que asesina jóvenes en Venezuela, sino que también buscan implementar las mismas políticas públicas populistas. La afinidad ideológica con el Gobierno represor es innegable.
Cuantiosas son las pruebas de que las campañas de Podemos han sido financiadas desde Caracas. Como fue demostrado por diversos medios españoles —que han sido denunciados por el partido por desenmascarar sus maniobras— desde comienzos del 2002 el régimen de Chávez habría enviado una suma que asciende los €3,7 millones a la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), intermediario integrado por altos dirigentes del partido.
Por su parte, dicho centro de estudios afirma su “cooperación como técnicos en el diseño de políticas públicas en Venezuela, Ecuador y Bolivia”, además de haber “asesorado a fuerzas políticas de izquierda en procesos electorales” en los países anteriormente mencionados.
Iglesias, del mismo modo que lo hizo Hugo Chávez, está avisando hacía dónde quiere orientar su plan de Gobierno si alguna vez Podemos llegase al poder en España. De llegar a suceder, el acontecimiento no debería causar asombro o desconcierto. Ellos advirtieron cuáles eran sus planes, como también lo hicieron Chávez o Adolf Hitler: recordemos que ambos dijeron todo lo que harían y nadie creyó que fuera posible hasta que, poco a poco, sucedió.
Esperemos que los ciudadanos españoles tengan presentes los padecimientos de los ciudadanos cubanos y venezolanos
Podemos ha aprendido los puntos clave de los Gobiernos que manipulan a nuestra región latinoamericana, utilizando el carisma, la presencia mediática, la búsqueda de un chivo expiatorio a quien responsabilizar de todos los males —en el caso español la denominada “casta”—, y por supuesto, el clásico personalismo socialista.
El populismo no es más que una trampa puesta por los demagogos que se aprovechan del descontento ciudadano. Allí donde hay disgusto, los populistas propondrán soluciones que no harán más que triplicar los problemas, porque casi siempre se basan en el socavamiento de las instituciones democráticas. El populismo necesita de los pobres para subsistir, y qué mejor manera que convertirse en una máquina de producir pobreza.
Se hace vital ponerle un alto a Podemos antes de que España se transforme en un populismo más, y pase a ser la representación europea del chavismo latinoamericano.
Esperemos que los ciudadanos españoles tengan presentes los padecimientos de los ciudadanos cubanos y venezolanos, y que comprendan que las políticas públicas populistas de América Latina no deberían ser una alternativa a sus problemas. Lamentable, ya hay muestras de que algunos españoles creen que estas miserias son cuentos de pequeños grupos que buscan algún beneficio.
Leopoldo López, —el más conocido de los tantos presos políticos del sangriento régimenuno de los principales líderes de la oposición venezolana— ha sido privado de su libertad por parte de los chavistas, sin motivo alguno . En solo un año se han cometido cerca de 25.000 asesinatos en manos de la inseguridad en Venezuela, y más del 97% de los casos han quedado en absoluta impunidad.
Iglesias sostiene que Venezuela es una de las democracias más consolidadas del mundo. Usted, ¿a quién le cree?
Con la contribución de Elisa Vásquez