Nota del Editor: Rosa María Payá está contestando al reciente informe del Banco Mundial que elogia al sistema de educación cubano. Lea la noticia sobre este tema, escrita por Peter Sacco, “World Bank Touts Cuba’s Communist Education as Exemplary.”
EnglishDurante mi experiencia como estudiante he tenido algunos grandes maestros, y otros poco profesionales, con escasa preparación. Los programas de enseñanza cubanos son completos y rigurosos; el problema era, y sigue siendo, que no hay personal ni están dadas las condiciones para ser implementados en la isla.
La estructura del sistema de educación cubano diseñada antes de 1958, y que en muchos aspectos continúa siendo el mismo, es muy bueno. Ésta es probablemente la principal razón por el cual el sistema de educación mantiene cierto nivel de calidad a pesar del considerable deterioro de la economía y la sociedad.
Otro factor importante ha sido la gente: durante muchos años los maestros profesionales de Cuba estuvieron muy preparados para su vocación; toleraron los abusos y la explotación del Gobierno y continuaron enseñando.
Hoy la situación es diferente. La implementación de políticas desastrosas ha sido la génesis de muchos de los problemas económicos y sociales. Los bajos salarios, la falta de incentivos, y las paupérrimas condiciones laborales de los maestros han contribuido a la extrema politización del contenido y son la causa del éxodo de estos profesionales hacia otros sectores, cuestión que ya lleva varios años.
La creación de las escuelas en el campo en 1968 —a las cuales muchos niños debían asistir si querían graduarse de la escuela secundaria— trajo aparejadas consecuencias negativas para las familias cubanas que tenían que separarse de sus hijos. Solamente podían verlos durante siete o 10 días, para que los menores pudieran estudiar.
Hace 10 años, ante la ausencia de maestros profesionales, el Gobierno comenzó a capacitar a adolescentes y jóvenes por el plazo de seis meses, luego, comos maestros emergentes, fueron enviados a enseñar en las escuelas primarias y secundarias del país. Al no estar entrenados para brindar clases recurrían a la televisión o a videos para enseñar.
Los resultados han sido terribles. La educación, que ya estaba deteriorada, colapsó. No estoy hablando únicamente del aspecto académico, sino de problemas morales y sociales. Las historias de acoso sexual y violencia entre los maestros emergentes y los estudiantes comenzaron a divulgarse de boca en boca.
La asistencia a la escuela es obligatoria en Cuba, y con el aparato totalitario del régimen y el control total sobre la población es muy fácil obligar a todos a asistir. Aún estoy agradecida con todos mis maestros, en todos los niveles, y les agradezco por los sacrificios que hicieron ellos y tantos otros en su dedicación para mantener una educación de calidad en Cuba.
En la actualidad, no creo que aquella calidad siga existiendo, excepto quizás en algunas universidades. Sin embargo, el Gobierno cubano puede fácilmente engañar a los exámenes internacionales, a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y al mundo, acerca de la educación en la isla.
Elisa Vásquez editó este artículo.
Traducido por Adam Dubove.