Por Dusan Vilicic
A estas alturas ya es conocida internacionalmente la intención reformista del Gobierno de la Sra. Michelle Bachelet. Entre otras cosas que son más conocidas, se ha propuesto modificar el sistema de derechos de aguas que se rige por una ley de 1981.
Entre las propuestas que se presume está analizando el Gobierno están: estatizarla, limitar la duración de los derechos y castigar a quienes tienen derechos pero “no los usan”.
Más allá de los nocivos efectos económicos y la mala economización que previsiblemente resultaría, quiero llamar la atención sobre los efectos que tendría para el conservacionismo ambiental.
La primera propuesta de crear un monopolio estatal del agua (agua lluvia y atmosférica, glaciares, ríos, etc.) sería potencialmente perjudicial para el conservacionismo, ya que siendo el agua privada, los grupos conservacionistas interesados en preservar un glaciar, un río y su ecosistema, pueden comprar esos recursos y cuidarlos, y nadie tiene derecho a dañarlos ni usarlos de un modo que al grupo no le parezca.
En cambio, si el Estado es dueño del glaciar o río, no hay ninguna garantía de que el Gobierno de turno no se los vaya a entregar a una minera o cualquier otro grupo de interés que lo destruiría, cosa que no pasaría si un grupo conservacionista fuera su dueño. Y seamos realistas, los Estados no suelen ser muy conservacionistas ni sustentables con el uso de un recurso una vez que lo monopolizan.
La segunda y tercera propuestas mencionadas también van en detrimento de los grupos conservacionistas, ya que lo que ellos quieren es justamente tener los recursos para “no usarlos”, cosa que sería castigada con multas o impuestos especiales. Entonces los costes de conservar intactos esos recursos y sus ecosistemas se disparan.
Los conservacionistas deberían ser de los primeros y más vociferantes opositores a tales medidas, pues les quita poder y vías de acción. Son medidas que trasladan autonomía a los burócratas y constituyen un perjuicio claro para cualquier objetivo de preservación de recursos a largo plazo.
Es falso que en el mercado no puedan surgir soluciones a la utilización sostenible de los recursos hídricos. Recomiendo una charla de Rob Harmon llamada “¿Cómo puede el mercado mantener los arroyos fluyendo?”, donde muestra el efecto que tiene cuando se castiga y desincentiva el “no uso” de los recursos hídricos y cómo los derechos de aguas pueden ser una poderosa herramienta para la conservación.
Dusan Vilicic Held es estudiante de Ingeniería Civil Informática en la Universidad Técnica Federico Santa María y activista político liberal. Puedes seguirlo en @DVHeld.