EnglishHace una semana el Gobierno venezolano le dio la bienvenida a Felipe Cuevas, al mejor estilo totalitario y represor: con una detención arbitraria, privándolo de libertad, en total violación de la Constitución y las leyes. Estas actitudes del chavismo ya son parte de una práctica generalizada.
Para entender qué por qué pasa esto, tendremos que desglosar una guía rápida para que la comunidad internacional esté tanto de lo que pasa en Venezuela:
Criminalización de la disidencia
En la sociedad venezolana actual, tener ideas opuestas a las de represión y socialismo puede traerle graves problemas, especialmente si usted es amigo de la libertad, como Felipe Cuevas, presidente de las Juventudes de la Unión Demócrata Independiente de Chile.
Felipe Cuevas fue detenido cuando se disponía a visitar a Sairam Rivas y a otros estudiantes venezolanos presos por las protestas de los meses pasados.
Esto fue visto como una amenaza para la demagogia del Gobierno venezolano, que insiste en que aquí no hay presos políticos y sobre todo, que aquí se respeta el derecho a la protesta y a la diversidad de pensamiento, lo cual es mentira.
Cuevas venía a cerciorarse de la injusticia que allí ocurre, de los malos tratos que reciben esos estudiantes, y más importante aún, de la violación a los derechos humanos que Rivas y los otros detenidos están sufriendo todos los días.
Al estar en contra de estos abusos y además escuchar las opiniones de líderes de oposición como María Corina Machado y Henrique Capriles Radonski, usted pasa ipso facto a ser parte de la lista negra del Gobierno venezolano, sin derecho a réplica o a defensa.
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No existe la separación de poderes
Este es un punto fundamental cuando se trata de entender cómo funciona un país sin Estado de derecho. En Venezuela, el Poder Judicial está dominado por el Ejecutivo, que a su vez domina al Legislativo. En cualquier caso, el Presidente Nicolás Maduro toma todas las decisiones, empañadas por ideas castro-comunistas, y llenas de represión e injusticia.
Es así que para justificar la detención de Felipe Cuevas, las autoridades venezolanas indicaron que éste estaba tomando fotografías en un lugar no autorizado, regla que nunca había sido publicada y de la cual ningún venezolano —y menos un extranjero— estaba al tanto.
Allí podemos percatar que una simple llamada del Ejecutivo pone a trabajar a la “Justicia” venezolana para reprimir a los que considera enemigos.
La Fuerza Armada Nacional está totalmente dominada por el Ejecutivo
Para entender por qué el ensañamiento de las autoridades venezolanas contra un joven chileno que vino en búsqueda de opiniones y realidades, hay que saber primero que en Venezuela los cuerpos policiales y la Fuerza Armada, trabajan por y para las decisiones del Gobierno.
Como vimos con Cuevas, las autoridades venezolanas buscaron pretextos absurdos para poder realizar una detención arbitraria más, lo cual sólo refleja el rostro dictatorial de este Gobierno. Cualquiera que sea su nacionalidad y su posición ideológica, para el Gobierno nacional este joven no tenía el derecho a interesarse por la suerte de los estudiantes venezolanos detenidos.
Lo más irónico de toda esta situación, es que la ciudad de Caracas vive día a día el rostro de la inseguridad protagonizada por la desbordada delincuencia que hay en las calles, a la cual la “ilustre Fuerza Armada” no atiende.
Nunca verá usted a un miembro de la Guardia Nacional salvándolo de un robo o un secuestro, porque simplemente no les interesa la seguridad de los ciudadanos, sólo viven para cumplir las órdenes del dictador.
Finalmente, para entender qué pasó con Cuevas y su dramática experiencia en un país sin Estado de Derecho, los venezolanos, junto a los Gobiernos latinoamericanos, tienen que entender que éste no es un Gobierno democrático, que no está basado en el respeto de los derechos humanos y que mucho menos cree en la libertad.
Si esta fue la suerte de un joven chileno que vino de modo pacífico a este país, imagínese cuál es la suerte de los venezolanos que vivimos la represión y el miedo a ser cercenados por decir lo que pensamos.