
EnglishEl miércoles 28 de mayo, Hannah Hetzer, encargada de políticas públicas para las Américas de la Alianza sobre Políticas de Drogas (DPA), con sede en EE.UU., organizó el seminario en línea titulado “¿Es la guerra contra las drogas una causa perdida?”. Invitada por EsLibertad, la rama latinoamericana de Estudiantes por la Libertad, Hetzer expuso las consecuencias de la guerra contra las drogas, así como sus posibles soluciones.
Tal como lo explicó Hetzer, la guerra contra las drogas —que tiene más de cuatro décadas de antigüedad— es responsable de costos humanos devastadores. Desde el año 2006, el tráfico de drogas originado por la prohibición de la actividad ha causado aproximadamente 100.000 homicidios y miles de desapariciones en México. Tristemente, Centroamérica se ha convertido en la región con las tasas de homicidio más altas del mundo, y el 25% de todos los encarcelamientos en Estados Unidos son vinculados a drogas.
La lucha contra la justicia y los “crímenes” sin víctimas
“En EE.UU vivimos en un sistema perverso en el cual no hay proporcionalidad en las sentencias” explicó Hetzer a los asistentes. La raza, en particular, también se ha inmiscuido en la guerra contra las drogas. Aunque los negros, blancos e hispánicos consumen y comercializan drogas en proporciones similares, los negros e hispánicos son castigados ocho veces más que los blancos, aseguró Hetzer
Además, las personas que cometen delitos relacionados con las drogas muchas veces sufren sentencias más largas que las de violadores o asesinos. Este tipo de sistema de justicia se ha exportado a otros países, como Ecuador, Bolivia y México, donde la “adicción al castigo” es un fenómeno muy conocido.
Hetzer sostuvo que como los crímenes en el mundo de las drogas se dividen en dos categorías, violentos y no violentos, es injusto tratarlos por igual.

Si se estudia la historia de la prohibición del alcohol que hubo en Estados Unidos durante la década de 1920, es evidente que la prohibición de sustancias es una política fallida. Por el contrario, los cárteles de drogas han tenido el poder de manipular el sistema de justicia y corromper la sociedad cuando se aplican estas políticas. La violencia que esto genera cuando los cárteles pelean entre sí por el dominio de un área, y el uso oculto de las drogas, han socavado tanto la seguridad como la salud pública.
“Los que se oponen a la reforma de las políticas antidrogas usan la salud pública como excusa, pero en realidad la violencia relacionada con el tráfico de drogas causa más muertes que el consumo”, dijó Hetzer.
Alternativas inteligentes: “Reducción de daños”
Hetzer cree que, como la mayoría de las personas consumen drogas en una forma u otra, ya sea café o alcohol, el consumo de drogas debe ser separado en dos categorías: problemático y no problemático. Según Hetzer, el uso de drogas problemáticas representa alrededor del 10% del uso total, sin embargo, todos somos vulnerables a la violencia asociada al narcotráfico —lo cual demuestra que la salud pública no es un problema tan grande como lo es la seguridad pública.
“Al Estado no le compete protegernos de usar drogas” dijo Hetzer. En vez de “corregir” el comportamiento no violento y ayudar a las personas a superar sus adicciones, las penas de prisión sólo empeoran la situación. Ella cree que lo único que puede dar resultados y mejorar la vida de las personas es el tratamiento voluntario, pero añade que podría aceptar una política de “reducción de daños” en lugar de una prohibición de mano dura.
“Un mundo sin drogas no existe y nunca existirá” enfatizó Hetzer con respecto a las políticas que intentan lograr la meta inalcanzable de un “mundo libre de drogas”. Ella citó estudios que demuestran que los países con las más estrictas políticas antidrogas no son muy diferentes de los demás cuando se trata de consumo.

Un ejemplo perfecto de “reducción de daños” según Hetzer, es un programa de intercambio de agujas. La inyección de drogas con agujas y su reuso compartido con otras personas puede resultar en la transmisión de enfermedades como el VIH y la hepatitis C. Para reducir este riesgo, se deben proporcionar agujas limpias. En consecuencia, el uso de agujas nuevas y limpias en usuarios de drogas por vía intravenosa reduce la transmisión de enfermedades, a pesar de que el consumo de drogas sigue siendo el mismo.
Desde la perspectiva legal, Hetzer habló sobre la despenalización de las drogas como otra alternativa viable —simplemente disminuir las penas a multas. Podemos estudiar el caso de Portugal. En 2001, Portugal estaba pasando por un momento crítico en cuanto a consumo problemático de drogas, por lo que el gobierno central decidió despenalizar el uso de todo tipo de drogas. Este “experimento”, como lo llama la gerente de políticas, ha sido un éxito total. La transmisión de las enfermedades y las tasas de sobredosis han disminuido, más personas están recibiendo tratamiento médico para superar la adicción, y por ello se redujo el número de personas usando drogas problemáticas.
Hezter también ha trabajado en la campaña de regulación de la marihuana llevada a cabo en Uruguay, que se convirtió en el primer país en legalizar la comercialización de la marihuana en diciembre de 2013. La experta señaló que el objetivo de esta campaña era ayudar a la sociedad al hacer que los beneficios medicinales de la marihuana fueran accesibles, así como invertir en la industria para ayudar a las personas a mejorar sus vidas.