EnglishUn vídeo que circula por las redes sociales muestra cómo el totalitarismo —reforzado en Venezuela por el discurso y el gobierno del difunto expresidente Hugo Chávez— ha logrado instaurarse en las bases de estaa sociedad, donde el enfrentamiento entre venezolanos parece empeorar día a día.
En el enlace se puede ver cómo operarios del Metro de Caracas expulsan de las instalaciones a unos jóvenes que parecen protestar, y uno de ellos usa una camisa del extinto canal RCTV, a quien Chávez decidió no renovar la concesión de uso del espectro radioeléctrico por su tendencia opositora.
El vídeo ha levantado críticas en medios como Facebook y Twitter por ser una clara transgresión al derecho de las personas de usar un espacio público como el subterráneo de su ciudad.
El Metro de Caracas fue inaugurado en 1983, y fue el quinto subterráneo de toda América Latina, sin embargo su funcionamiento y nuevas obras le sirven al gobierno Chavista como bandera política, a pesar de las desmejoras visibles en su mantenimiento y funcionamiento.
En noviembre de 2013, meses antes de las elecciones municipales, el alcalde del municipio Libertador de Caracas, Jorge Rodríguez, quien ese momento se lanzaba a la reelección, aprovechó de tapizar varias paredes y elementos del Metro de Caracas con su campaña “Te quiero Caracas”. Cosa que sería impensable de hacer para los alcaldes de los municipios opositores por los cuales pasa el Metro.
En los últimos diez años el Metro cambió por completo. Los antiguos vagones se cambiaron por unos que son de color rojo. Las publicidades en vallas y paredes desaparecieron para dejar espacio a las propagandas que aseguran los éxitos del gobierno.
El absolutismo gubernamental no solo le cambió el color a los espacios del subterráneo. La cultura Metro, que era de tanto orgullo para los caraqueños, también desapareció; solo quedó el hacinamiento, los empujones, la basura y los maltratos al resto de los espacios. Ahora vemos que el abuso de poder también se transfirió con el “enrojecimiento” del Metro. Suponemos que la llamada “siembra” del líder radical está dejando ver sus frutos.