EnglishWall Street parece estar eufórico con Sicad 2, el nuevo régimen cambiario que entró en funcionamiento el lunes en Venezuela.
Esto se tradujo en que casi todos los bonos venezolanos subieran de precio ese día. El Global 2017 ganó 2,22%, alcanzando 76.750% de su valor nominal.
Y bueno, ¿quién puede culparlos? Aunque tarde, la medida pareciera ser el primer paso del gobierno de Venezuela hacia el desmantelamiento del rocambolesco régimen de control cambiario que en gran parte es responsable del enorme desequilibrio macroeconómico del país.
Estos desequilibrios se reflejan en el hecho de que el gobierno, frente a la dura realidad del desastre económico en que está inmerso el país, tuvo que lanzar Sicad 2 a una tasa de 51,86 Bs. por dólar estadounidense.
Esto es más de 800% más alto que la tasa oficial de 6,3 Bs. por dólar para importar alimentos, medicinas, y otros artículos básicos. Y constituye el reconocimiento oficial del impacto destructivo de la Revolución Bolivariana en el valor del Bolívar.
Así que… sí, en cierto sentido, la medida es bienvenida.
Y la verdad es que me gustaría poder ser tan optimista como Wall Street en cuanto a la posibilidad de que el régimen de Maduro finalmente esté dispuesto a aceptar la realidad económica. Quisiera poder creer que finalmente asumirán la responsabilidad de tantas otras medidas inevitables que necesitan tomarse, a pesar del inevitable sufrimiento a corto plazo que lamentablemente causarán a la gente de a pie.
Pero no puedo evitar pensar que más que llegar tarde, el problema con Sicad 2 es que es poco probable que suministre oxígeno suficiente para la asfixiada economía de Venezuela.
Para comenzar, la mayoría de las divisas se seguirán vendiendo a la tasa de cambio surrealista de 6,3. Sicad 2 solo abarcará el 8% de las ventas totales de dólares.
Y esto es asumiendo que el gobierno realmente se compromete a satisfacer totalmente la demanda para estabilizar la nueva tasa oficial a un nivel que no se separe demasiado del punto de apertura de 51,86.
En este sentido, Alejandro Grisanti, analista de Barclays, le dijo a Reuters que él había esperado para Sicad 2 un volumen anual de cerca de US$11,6 millardos transados, o cerca de US$63 millones al día. Sin embargo, los comentarios de Maduro durante el fin de semana insinuaron que la oferta sería cerca de la mitad.
“Eso nos preocupa”, dijo.
Grisanti estimó que Sicad 2 tenía el potencial de suministrale al gobierno ingresos adicionales equivalentes al 12% del PIB. Sin embargo, admitió que “un menor volumen de ventas… implicaría una devaluación promedio más baja, menores mejoras fiscales, y una capacidad mucho más limitada de este nuevo mercado para estabilizar la tasa de cambio”.
Peor aun, al mantener un sistema de tasa de cambio múltiple, quedan intactos los fuertes incentivos para crear compañías fantasma de importación de productos básicos, con el objetivo de obtener dólares estadounidenses a la tasa de 6,3 y venderlos a la muchísimo más alta tasa del mercado negro.
Por supuesto, unificar las distintas tasas de cambio no solo obligaría al gobierno a detener el horriblemente ineficiente mecanismo que usa para subsidiar el precio de los alimentos y otros artículos de primera necesidad para los pobres.
Lo que es mucho más crucial, también pondría fin al esquema de arbitraje artificial por medio del que la mayoría de los personajes bien conectados del régimenーmuchos de los cuales se sospecha forman parte de los altos rangos de las Fuerzas Armadasーse han vuelto obscenamente ricos.
Así que incluso si Sicad 2 es en realidad el primer paso hacia un régimen cambiario de tasa única, el saneamiento de la economía seguramente amenazaría a tanta gente poderosa de las altas esferas del estado, que por desgracia, no se podría descartar un terremoto político de proporciones épicas.
Por último, pero no menos importante, cualquier medida tomada en el ámbito del control cambiario no bastará para recuperar el nivel de crecimiento económico que necesita el país para sacar realmente a la mayoría de los venezolanos de la pobreza.
Simplemente, las dolorosas medidas de ajuste macroeconómico serán inútiles si el gobierno se empeña tercamente en seguir adelante con los controles de precios, de ganancias, y otras medidas encuadradas en una agenda política que tiene como guía e inspiración a la dictadura comunista cubana.
Para el régimen de Maduro, retroceder en la nacionalización total de la economía venezolana sería como romper la columna vertebral de lo que significa la Revolución Bolivariana.
Una cosa es arrepentirse de la decisión de hostigar a la prensa internacional, o de negarse a pagar la deuda con socios comerciales del país. Pero otra muy distinta sería aceptar el hecho de que todo lo que el régimen representa no es más que una quimera.
Así que en definitiva, quizá el asunto amerite cierta celebración. Descorchemos la botella, tomemos una copa de champaña. Pero no nos embriaguemos demasiado, porque después de todo, más que el final de la tormenta económica y política, Sicad 2 podría más bien representar el comienzo de una aun más fuerte.