EnglishAño a año, nuevas naciones se incorporan al uso de la energía nuclear, que resulta según el reconocido químico James Lovelock, una de las más eficientes y menos contaminantes de la tierra. El mundo se enfrenta a un desafío cada vez mayor de lograr nuevas fuentes energéticas que permitan una mayor sustentabilidad. En este contexto, el Grupo de Proveedores Nucleares ha elegido a su próximo presidente: el argentino Rafael Mariano Grossi.
El Grupo fue fundado en 1975 e integra 48 países suministradores nucleares con capacidad de exportación. Su objetivo principal es contribuir a la no proliferación de armas nucleares, mediante la aplicación de las directrices de exportación de productos nucleares y de exportación de materiales relacionados, creadas por el organismo y gestionadas por cada Estado.
Grossi, quien se desempeñaba como embajador argentino en Austria, asumirá la presidencia del organismo en el período que abarca 2014 – 2015. Con esta designación, el país se ubicará como líder de los productores de energía nuclear. Según fuentes oficiales, el acto formal de asunción de la nueva Presidencia se realizará en Buenos Aires en sesión plenaria a desarrollarse en los próximos meses.
Irma Argüello, directora de NPS Global, analiza: “A las transferencias previstas en el marco de una expansión nuclear que anticipa nuevas naciones incorporándose al uso de la energía nuclear, la nueva conducción argentina tendrá ante sí varios importantes desafíos estructurales, algunos de ellos relacionados con la legitimidad de los países a recibir los beneficios de pertenecer a esta élite nuclear”.
Según el agudo análisis de Argüello, los desafíos que se plantean son: por un lado, la posible membresía de India, que cuenta con el aval de Estados Unidos y pasaría a formar parte del Grupo de Proveedores Nucleares sin formar parte de los países firmantes del Tratado de No Proliferación. Por otro lado, el controvertido problema de China y sus relaciones de cooperación nuclear con un país como Paquistán.
Todos estos conforman, sin duda alguna, importantes desafíos vinculados a la temática energética, y Argentina ocupará un lugar de relevancia en la definición de algunas cuestiones. El país sudamericano, que consta de una larga trayectoria vinculada a la energía nuclear, ha podido situarse a la vanguardia del desarrollo nuclear en América Latina.
Desde 1990, el Estado argentino ha ido renovando su proyecto nuclear y desde el 2003, ha desarrollado un plan que involucra la culminación de la central nuclear Atucha II, la construcción de una cuarta central, y el incremento en la producción local. Desde el 2009, el nuevo Plan Nuclear Argentino se está conversando en el Congreso Nacional, y en caso de convertirse en ley, podría formalizar tanto los avances realizados y como las propuestas par el futuro.
Por su parte, el Embajador Grossi ha ocupado con anterioridad posiciones de importancia en diversos organismos internacionales. Ha sido Jefe de Gabinete de la OPAQ (Organismo para la Prohibición de las Armas Químicas, reciente ganador del Premio Nobel de la Paz), Jefe de Gabinete del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y más recientemente Director General Adjunto del OIEA. A partir de 2013, Grossi se constituyó como embajador en Austria y Representante Permanente ante las Organizaciones Internacionales en Viena.
El actual diplomático argentino no es una figura nueva en el ámbito de la energía nuclear; el mismo forma parte del plantel de profesores del Postgrado Regional en Seguridad Internacional, Desarme y No-proliferación que se dicta en la Fundación de NPS Global.
En este sentido, Juan Battaleme, analista internacional y profesor en NPS Global y en la Universidad Argentina de la Empresa, considera que la nueva designación de Grossi implica dos cosas: “Por un lado demuestra el grado de confianza existente en materia nuclear con respecto a la Argentina, ya que desde que es una activa participante en los regímenes de control de armas y tecnología nuclear ha acompañado las posiciones de las grandes potencias defendiendo su propio interés nacional: el de mantener un programa nuclear de índole civil de excelencia. En segundo lugar, demuestra el grado de expertise y conocimiento acumulado que hay en nuestro país sobre la cuestión nuclear, así como que en este tema tan sensible se nos reconoce un liderazgo y la posibilidad no sólo de sentarnos sino de liderar junto con las grandes potencias”.
En cuanto a los desafíos más importantes que Argentina enfrentará, Battaleme afirma que el mayor de ellos es el de “continuar profundizando y mejorando los controles existentes en el campo de las tecnologías duales, para enfrentar aquello que se ha dado en llamar la tercera era nuclear con la perspectiva de que – como Corea del Norte -, Irán u otros países desarrollen ingenios nucleares a partir de las tecnologías existentes, o se desarrollen centrales con menores estándares de calidad que los existentes actualmente”.
En este año el organismo internacional, y la Argentina en su rol de liderazgo, deberán enfrentarse a nuevos desafíos vinculados a la problemática de la no-proliferación, y hacer frente a un mercado que cada día se expande con mayor velocidad.