Señor presidente de Venezuela, Nicolás Maduro:
Todavía no me queda del todo claro si en realidad usted es o no venezolano, pero suponiendo que haya nacido en mi país, quiero pedirle, en nombre de millones de personas a las que sí nos duele lo que sucede en Venezuela, que renuncie a su cargo como Presidente.
Tengo miles de razones para exigirle, como venezolana, que lo haga. Mi país tocó fondo y llegó la hora de recomenzar; la “revolución” que usted dirige acabó con la esencia de lo que significa ser venezolano. No resisto ver ni un día más a la gente implorando que aparezcan las medicinas. Eso no es un lujo, es la vida de las personas lo que está en juego. Acéptelo, debe renunciar.
Me niego a tolerar que siga burlándose de mi gente, a que con cinismo se llene la boca diciendo que en Venezuela la gente es feliz o que se vive bien, porque la realidad es que la mayoría está pasando hambre y necesidad, mientras usted y los suyos derrochan lujos sin pudor.
Sólo necesita un poco de dignidad para que pueda asumir que le quedó grande la responsabilidad de conducir un país. En este momento, el más grave de los problemas es usted. El chavismo cambió los paradigmas de normalidad de Venezuela, pero no para convertirlo en un país de avanzada, sino en un confinamiento donde se premia la mediocridad, se enaltece la ignorancia, se castiga al disidente y se ignora lo que grita la realidad. Usted está a la cabeza, pero no porque sea el más capaz, y su gestión lo ha demostrado con creces. Quedó a cargo no por mérito, sino por resignación.
Se le agotó la retórica de la felicidad para todos mediante una igualdad que ninguno de ustedes aplica. Estoy absolutamente segura de que ni siquiera usted —tampoco los suyos— se creen los discursos de los mil enemigos del país, causantes de todos los males que padecemos. Eso me lleva entonces a sentir desprecio hacia quienes engañan a la gente diciendo que les falta la comida “por culpa del Imperio”; que no hay luz ni agua “por culpa de El Niño”; que la inflación “es culpa de la derecha”; que la violencia es “culpa de los paramilitares”; que el dinero no alcanza “porque la gente come mucho”.
Deje de mentir; renuncie.
Asuma sus culpas, tenga humildad. No manipule la ignorancia de sus seguidores y deje de vivir una farsa que le hace daño a mucha gente. No son los cinco millones de chavistas que votaron por usted, somos 30 millones de personas que merecemos un país normal, con los problemas típicos de la humanidad, pero con el desafío de que estudiando y trabajando esos problemas se hacen más llevaderos, así como vive la gente normal en el resto del mundo.
En el mundo entero es normal que los ciudadanos se burlen de sus políticos. En Venezuela usted nos da demasiado material para hacerlo; pero es más triste todavía que los políticos se burlen de sus ciudadanos, y eso es precisamente lo que hacen usted y los suyos en cada acto, en cada discurso, en cada show.
No es normal vivir en un país donde se deba hacer fila para comprar comida, ni donde la gente deba poner su huella dactilar para ser fichado en un registro que te señala cual delincuente sólo por querer abastecer la alacena. No es normal que esas compras puedan realizarse sólo los días que corresponda con el terminal del número de la cédula. Usted y los suyos no lo hacen, entonces ¿por qué el resto de los venezolanos sí debe ser humillado de esa manera?
En Venezuela la gente no saldrá a la calle a matarse para que usted se vaya, porque para violencia, ya tenemos suficiente con la de todos los días, con tantos homicidios, robos, secuestros, saqueos graneados, indolencia en cada esquina y caos generalizado, ¡ah! y la impunidad que ha sido su mejor aliada. Renuncie, en este momento esa decisión ayudará.
De nada han servido sus gritos, sus amenazas o sus descalificaciones cuando de calmar el hambre o la enfermedad de las personas se trata
Tenemos drones y armas, pero no hay medicinas ni alimentos. Tenemos delincuentes sometiendo a poblaciones enteras, pero no autoridad capaz de controlarlos. Ojalá y dedicara un poco más de su energía a enfrentar los problemas del país y no a confrontar con quienes pensamos distinto. Después de 17 años de chavismo, es un insulto a los venezolanos que ustedes digan que llegó la hora de cambiar el modelo y terminar con el rentismo petrolero. Asúmalo, se lo robaron todo. Deje de gritar. Resuelva.
La soberbia le puede salir costosa. Aferrarse al poder por el puro capricho de seguir diciendo al mundo que es presidente, es un acto egoísta de su parte, cuando hay tanta gente sufriendo en el país. No sufre solo el enfermo por falta de medicinas, sufren las madres que no tienen ni para darle un biberón a sus hijos, sufren los padres que hacen magia para rendir el dinero de quincena a quincena, sufre la población joven que no ve por ninguna parte esperanzas de progreso por ningún lugar.
[adrotate group=”7″]Sus seguidores viven en una burbuja mental que algún día les explotará, porque no hay masoquismo que resista tanto. Ya basta de limitar las libertades más elementales como el derecho que debe tener cada quien de elegir qué comer, qué vestir, que leer o qué pensar. Usted no es quién para frustrar la vida de tanta gente. Reflexione, verá que es mejor renunciar.
Sálgase un poco de la pose de hombre poderoso, sea gente. De nada han servido sus gritos, sus amenazas o sus descalificaciones cuando de calmar el hambre o la enfermedad de las personas se trata. La altanería no paga las cuentas y los insultos no curan el cáncer.
Quizá sean usted y su propia gente quienes lanzan los rumores para seguir asustando a la población. Deje la maldad, ya ha jugado suficiente con las esperanzas de los venezolanos.
En este punto poco me importa si de verdad usted es o no venezolano, pero si alguna vez quiso a Venezuela, por favor, renuncie…