EnglishEl sueño americano de los cubanos está a tan solo 150 kilómetros entre el punto más extremo de la isla y el sur del estado de Florida, en Estados Unidos. Durante muchos años, este estrecho marino ha sido la ruta a la libertad para miles de antillanos que arriesgan sus vidas lanzándose al mar, con la meta de llegar al suelo norteamericano. Ese es el camino corto y el que el pasado martes tomaron los 12 balseros que llegaron a las playas de Miami Beach.
Pero más recientemente, a raíz del restablecimiento las relaciones entre los Gobiernos de Barack Obama y los hermanos Castro, los cubanos se han aventurado a conquistar sus ansias de libertad por vía terrestre, con un periplo mucho más largo: una travesía por Centroamérica que comienza en Panamá, previo paso por Ecuador, país al que no necesitan visado para ingresar; y Colombia, con la meta de alcanzar la frontera norte de México.
La Oficina Nacional de Migración de Panamá reconoce que entre 2010 y 2015 hubo un incremento de 294% en el número de cubanos que han ingresado al país de manera ilegal, y que han sido detectados por las autoridades. Solo entre enero y el 31 de agosto de este año, las autoridades del istmo han socorrido a 8.745 cubanos que han ingresado al país por la selvática zona de El Darién.
Samy –así dice llamarse– es una joven cubana de apenas 19 años. Nació en Mariano, pero ahora trabaja como prostituta en el casino de un afamado hotel de Panamá. Su plan inicial es llegar a Estados Unidos, pero antes necesita juntar el dinero para emprender el recorrido de los 4.400 kilómetros que hay aproximadamente entre Panamá y Texas.
La chica pudo atravesar la frontera con Colombia, por la zona de Darién, al extremo este de Panamá, sin mayores riesgos que los que implica adentrarse en la selva. Antes, llegó a Quito en un vuelo procedente de La Habana y en un periplo por mar y tierra que se prolongó por más de cuatro días, llegó al istmo.
“Bueno, el riesgo siempre existe, que te metan presa, que te quiten el dinero y no te ayuden a pasar, que te hagan algo en el camino, pero normal, ya cuando estas fuera de Cuba tienes que arriesgarte”, comenta tímidamente la chica, mientras espera que algún cliente se acerque.
Para los cubanos Panamá es solo la puerta de Centroamérica. Del total que han sido detectados ingresando de manera ilegal al país, solo 15 han aceptado la condición de retorno voluntario que les ofrecen las autoridades.
“Algunos de ellos estando en Panamá se dan cuenta de la realidad que les espera, y lo que solicitan es retornar voluntariamente a su país. Para ese retorno, ellos aportan su boleto, y no se les cobra la multa que se les es impuesta, para que ellos regresen a su país, pero eso es en un porcentaje muy bajo”, explicó Alina Mariscal, directora de investigación de la Oficina Nacional de Migración panameña.
La funcionaria comentó que el procedimiento que se sigue con los antillanos que ingresan de manera ilegal a Panamá, y son detectados por las autoridades, consiste en brindarles atención médica y alimentación, y una boleta de citación para que se presenten un mes después ante las oficinas migratorias.
“Ellos son socorridos por el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) y después que se les brinda la atención, son puestos a la orden de Migración; como Migración no cuenta con los albergues con la capacidad para atender a la cantidad de ellos que vienen, el procedimiento que se establece es darles una citación, pero su destino final no es Panamá, sino Estados Unidos, entonces ellos no se presentan, porque continúan su trayecto hacia el norte”, dijo Mariscal en entrevista con PanAm Post.
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Samy llegó a Panamá junto a otras 10 amigas. Ahora todas se dedican a la prostitución. La meta es reunir la mayor cantidad de dinero posible para poder seguir el viaje por Centroamérica hacia Estados Unidos. Ella lo único que sabe es que allá si podrá vivir legalmente, pero no tiene ni idea de cómo lo logrará. Tampoco sabe que su periplo incluye atravesar otros seis países. Le dijeron que lo puede hacer más o menos en una semana.
“Uno va preguntando y viendo cómo pasa, es lo que nos han dicho. Solo es en las fronteras donde hay que tener más cuidado, por las policías, pero antes de seguir, tenemos que reunir dinero para pagarle a la gente que nos pasa”, relató la joven cubana.
Apurando el paso
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, anunciado el pasado 17 de diciembre de 2014, ha propiciado la movilización de un número mayor de cubanos, por el temor que les genera perder los derechos de vivir en suelo norteamericano como residentes. Los reportes de inmigrantes detenidos en Honduras, Costa Rica, Nicaragua y México son cada vez más frecuentes.
El procedimiento en países como Costa Rica es que simplemente se les hace un proceso de deportación, pero se les deja en libertad, porque al igual que en Panamá, las autoridades saben que solo están de paso.
En el caso de Honduras, en su paso en la aduana de Agua Caliente, en la frontera con Guatemala, son interceptados. Allí cada semana reportan unidades de transporte público intentando pasar a cubanos hacia su nación vecina, como parte de la travesía que hacen.
Los medios locales reportaron que hasta finales de agosto, las autoridades policiales de Honduras habían detenido y puesto a las órdenes de sus autoridades de migración a por lo menos 1.800 antillanos sin documentos.
Para la comunidad cubana que opta por la migración hacia Estados Unidos, el mayor temor en este momento es perder los privilegios que le otorga la Ley de Ajuste Cubano, que les permite residir de manera legal en ese país, desde 1966, siempre y cuando cumplan con los requisitos allí estipulados.
Pero mientras las condiciones del juego no cambien, continuarán haciendo todo lo humanamente posible para llegar a territorio norteamericano.