EnglishEl próximo domingo, Honduras elegirá a un nuevo presidente que asumirá el próximo mes de enero. Después de varios años de convulsiones desde el punto de vista político, iniciadas sobre todo con el derrocamiento del ex Presidente Manuel Zelaya en el año 2009, y luego de un proceso electoral altamente cuestionado ese mismo año, los hondureños podrán elegir entre ocho candidatos de distintos partidos. Además del presidente, se renuevan los 128 diputados del Congreso Nacional, se eligen 20 representantes para el Parlamento Centroamericano y funcionarios de los 298 municipios del país.
Durante la campaña presidencial, fue evidente una polarización de las opciones. No es para menos: considerando los hechos mencionados previamente, el clima político dividió las fuerzas entre aquellos que apoyaban a Zelaya y aquellos que no. Se posicionaron como los principales candidatos Juan Orlando Hernández Alvarado, del histórico Partido Nacional (PN) en representación de la derecha y Xiomara Castro Sarmiento, representando al partido de izquierda Libertad y Refundación (LIBRE).
Hernández es el candidato del oficialismo, mientras que Castro es la esposa del ex Presidente Zelaya, quien fundó LIBRE convocando al ala más de izquierda del partido que lo llevó a la presidencia en 2006, el Partido Liberal (PL), que a su vez postuló a Mauricio Villeda. Los otros candidatos que compiten son Jorge Aguilar (Partido Innovación y Unidad – PINU), Andrés Pavón (Frente Amplio Político Electoral en Resistencia – FAPER – y Unificación Democrática – UD), Salvador Nasralla (Partido AntiCorrupción de Honduras – PAC), Romeo Vásquez (Alianza Patriótica Hondureña) y Orle Solis (Partido Demócrata Cristiano – PDC).
La Ley de Honduras prohíbe la publicación de encuestas durante el mes previo a los comicios, así como la actividad proselitista de los candidatos a partir del lunes pasado, una semana antes. En este contexto, el 24 de octubre pasado los últimos sondeos arrojaron que Hernández y Castro se disputaban la Presidencia con alrededor del 27% de los votos, con una leve ventaja para Hernández. El 17% de los encuestados habían asegurado votar por Villeda, el 9% por PAC, y los otros cinco candidatos se repartirían el 4%. El 15% restante, sin embargo, había declarado no saber por quién votar.
Con un 15% de indecisión, el candidato del Partido Liberal presentaría altas chances de disputar la presidencia. Pero la situación de la ausencia de encuestas hace imposible conocer la decisión final de los votantes hasta pasadas las elecciones. Los dos candidatos que encabezan las últimas encuestas conocidas se aprovechan de esta situación de falta de información, tal como asegura Jorge Gallardo Ruis, recurriendo a la estrategia del miedo para captar el voto indeciso.
Es decir, tanto la derecha como la izquierda recurrieron al miedo a su opuesto, para hacer creer que estas elecciones presidenciales se disputan entre ambos bandos, excluyendo al centro. Las elecciones son una oportunidad única: el candidato que gane en primera vuelta será elegido presidente, pues no se prevé una segunda. Entonces, tanto Hernández como Castro recurren al miedo del elector de ser gobernado por un régimen extremista, sea de izquierda o de derecha, para ganar votos a favor de sus propios extremismos.
Es el centro quien pierde votos con esta estrategia, dado que un votante de LIBRE difícilmente cambie su pensamiento para apoyar al PN, y viceversa. Las últimas encuestas publicadas parecerían haber sellado los resultados pero, ¿hay otros candidatos que tengan oportunidad de vencer a los supuestos líderes de la intención de voto?
Según algunos datos publicados, en las mediciones de imagen, tanto Villeda como el candidato de PAC, Nasralla, presentan mejor imagen positiva que Castro y Hernández, además de que el 22% del electorado pertenece al PL. Paralelamente, encuestas norteamericanas aseguran que Villeda ganará la presidencia con el 34,5% de los votos, sin embargo, tuvieron mucha más difusión otros sondeos. Como en muchas otras elecciones, los candidatos pretenden influenciar a los votantes indecisos – así como a los poco convencidos – con los resultados esperados.
El viernes, durante su cierre de campaña en Comayagua, Villeda exhortó a los votantes a no hacer caso a la campaña de terror que llevan adelante los grupos extremistas, ni a tener miedo frente a la violencia que acecha el proceso electoral. Escogió realizar distintas obras necesarias para la comunidad con fondos de la campaña, en lugar de un gran evento de cierre, acercándose así a potenciales votantes. El domingo, se definirá si su campaña supo imponerse sobre la propaganda de dos presidentes que poco hicieron por los principales problemas de los hondureños – Porfirio Lobo con el aparato de gobierno al servicio de Hernández, y la imagen de Zelaya respaldando a Castro -, pero, sobre todo, si se impuso sobre esos miedos que solo los populismos saben construir.
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