Venezuela también se convirtió en un país sin agua, una situación que en medio de la pandemia global pone en vilo a la población; sin embargo los venezolanos hallaron una rudimentaria y peligrosa solución: cavar pozos profundos, y nadar a través de túneles.
En el país suramericanos hay zonas residenciales donde el agua llega solo una vez a la semana, en otras, pueden pasar meses sin ver una gota de agua; ante esto, propietarios de edificios en varias ciudades del país decidieron pagar para perforar pozos y extraer el agua de los acuíferos subterráneos.
Una encuesta realizada por la Comisión de Expertos de la Salud de la Asamblea Nacional reveló que 74,6 % de los venezolanos no tienen acceso al agua de manera constante.
Daniel Blanco periodista especialista en sucesos explicó a PanAm Post que los venezolanos se han acoplado a sus soluciones, dependiendo de sus condiciones geográficas y urbanísticas.
“Si el sitio queda cerca de un lugar donde hay fuentes naturales, usan eso de fuente de agua. Pero si estamos hablando de una urbanización o barrio que queda en lo alto de una colina contratan camiones cisterna o bajan a buscar el agua, en los barrios también es común el uso de los tanques”, señaló.
“Lo que también está pasando muchísimo en zonas planas es que hay edificios que construyen sus propios pozos.
Un reportaje de la BBC reveló que la puesta en funcionamiento de un pozo puede llegar a costar unos USD$ 30 000 debido a que requiere un estudio previo del terreno, un análisis de la salubridad del agua que se va extraer, y la perforación que puede llegar a ser de hasta cien metros de profundidad.
La perforación de pozos podría convertirse en un problema a largo plazo en el país porque en el subsuelo no hay agua suficiente para cubrir la demanda.
“Ya hemos visto pozos que se secaron por su sobreexplotación en Maracaibo o Valencia”, dijo a BBC José María de Viana, expresidente de Hidrocapital, la compañía pública encargada del servicio a Caracas.
De Viana ha señalado que “el agua subterránea cubre un 10 % de la demanda de la ciudad y que el ritmo actual de perforación no es alarmante, pero puede serlo si no se resuelve el problema de fondo y esto se prolonga en el tiempo”.
Hay que recordar que la Constitución venezolana establece que las aguas del país son bienes de dominio público y la Ley General de Aguas de 2007 prevé multas para quienes perforen pozos sin la pertinente licencia; sin embargo es la solución más próxima ante la escasez.
PanAm Post entrevistó a un ingeniero con conocimientos en el área y explicó que la perforación de pozos de manera masiva puede traer graves consecuencias.
“Cuando haces un pozo, estás agarrando agua de un sitio que normalmente son “acuíferos” que serían como una especie de bolsas de agua. Pero si la gente de edificios contiguas hacen uso de una misma fuente de agua ese acuífero podría secarse”, explicó.
“La norma ambiental pide que tiene que haber una separación entre uno y otro pozo y eso puede traer como consecuencia, que si alguien perfora el pozo de manera inadecuada, puede contaminar la fuente de agua. Entonces se contaminarían todos aquellos que se alimentan de ese pozo”, agregó.
Nadando en las ruinas del régimen
Otra medida aún más peligrosa se dio al norte de Caracas donde un grupo de venezolanos logró construir un sistema de canalización desde un túnel ubicado en una carretera.
Un reportaje de Reuters reveló cómo una comunidad instaló un sistema de canalización para aprovechar el agua de una laguna que se formó en una obra paralizada por el régimen.
“Usaron 1 300 metros de mangueras para diseñar la red y los habitantes de la zona han aportado hasta 10 dólares para adquirir los insumos de la estructura”, señala la agencia de noticias.
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Daniel Blanco, quien estuvo en el lugar explicó a PanAm Post de qué trata: “Esa es la construcción abandonada de lo que iba a ser el túnel que conectaba Caracas con La Guaira a través del Ávila, después de varios años la gente de los barrios de alrededor se empezaron a dar cuenta de que el túnel estaba inundado con agua de manantial, entonces lo que están tratando de hacer es conectar un sistema de tuberías nuevo a esa salida de agua de manantial en lo más profundo del túnel, ponerle una bomba y que luego esa bomba empuje el agua hasta el barrio porque la mayoría de los sectores en esa zona no tienen agua”, señaló.
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Además de unir tuberías, los venezolanos también han optado por contratar camiones cisterna que transportan agua pero que se cotizan hasta por más de 100 dólares; otra situación poco viable en un país con los peores y más bajos salarios de la región.
“Si el problema del agua no se atiende, el eléctrico será pequeño frente a las dimensiones de un problema de falta agua. Me duele mucho decir esto. El tema eléctrico es importante, pero las ciudades sin agua se convierten en algo muy difícil. Después de que salgamos de esta calamidad, de esta tragedia en las que estamos metidos, nosotros tenemos que poner las cosas a funcionar para que esta situación tan grave no la vuelva a conocer el país”, dijo De Viana.