Durante 20 años de socialismo del siglo XXI en Venezuela, el chavismo se ha mantenido en el poder utilizando las mesas de diálogo como supuesto instrumento de mediación. Esto, a pesar de que ninguno de los intentos ha traído resultados positivos para el país. Se han dado al menos nueve negociaciones, cuatro con Hugo Chávez y cinco —por ahora— con Nicolás Maduro.
Todos los intentos de diálogo que se han llevado a cabo han sido infructuosos; de hecho, cada vez que inicia una ronda de negociación, la crisis en Venezuela empeora, la represión se agudiza, se multiplican los presos políticos, las violaciones, asesinatos y torturas.
Pedro Urruchurtu, politólogo y coordinador nacional de Vente Venezuela, publicó un pequeño resumen de cómo el país suramericano ha sido escenario de intentos de diálogos fallidos, dejando en evidencia que han sido esfuerzos perdidos.
[#Hilo] ¿Sabía usted que, de 20 años de chavismo, 17 han sido parte de “diálogos” entre régimen y oposición y se han tenido, al menos, 9 mesas de "acuerdo"?
(4 con Chávez y 5 con Maduro) pic.twitter.com/8LumVph7sG
— Pedro Urruchurtu Noselli (@Urruchurtu) August 14, 2019
Urruchurtu recordó que el primer diálogo se dio luego de las protestas y el paro nacional que se llevó a cabo en 2002, allí la entonces Coordinadora Democrática, con el auspicio del Secretario General OEA, César Gaviria, y del expresidente de los EE.UU., Jimmy Carter, entablaron una mesa de negociación con Hugo Chávez. Asimismo, las negociaciones continuaron en 2005, 2010 y 2011.
“El régimen no cumplió ninguno de los acuerdos e hizo lo que le dio la gana con el referéndum revocatorio, incluyendo el fraude. El régimen ganó tiempo”, recordó.
En 2013, ya con Maduro en el poder, el régimen llamó a la oposición a otra mesa de diálogo en el marco de las manifestaciones de “La Salida” convocadas por Leopoldo López, Antonio Ledezma y María Corina Machado. Las violaciones a derechos humanos eran más que evidentes y en 2015 Unasur intentó mediar; sin embargo no hubo ningún acuerdo cumplido por la dictadura.
En enero de 2017, la oposición venezolana aseguró que no participaría más en negociaciones si el régimen no cumplía con los compromisos adquiridos; entre ellos la liberación de presos políticos, la aceptación de ayuda humanitaria y la presentación de un calendario electoral. Sin embargo, la dictadura no cumplió, y pese a ello la MUD cedió una vez más.
El incumplimiento de los acuerdos por parte de Maduro hizo expulsar hasta al Vaticano de las conversaciones. Ese mismo mes el papa Francisco tomó la decisión de no enviar, hasta nuevo aviso, a su delegado internacional para participar en el diálogo que inició en 2016 Claudio María Celli.
Y es que para Venezuela ha sido un “dolor de cabeza” cada intento de diálogo con el chavismo; es allí donde los presos políticos son usados como “fichas de ajedrez”; liberan a algunos y apresan a otros más.
Con los pasados intentos de negociación solo se multiplicaron los presos de consciencia, la crisis humanitaria se agravó y el chavismo logró dividir a la oposición. Mientras más cedía, más se fortalecía el chavismo.
Entre diálogo y diálogo la oposición optó por un referendo revocatorio que no tuvo éxito, porque fue desmontado inconstitucionalmente por la dictadura; en vez de exigir a toda costa que se ejecutara, la MUD lo dejó pasar.
Lo mismo sucedió con una prometida marcha al palacio presidencial de Miraflores, una manifestación exigida por el pueblo para presionar aún más al régimen de Maduro, sin embargo, la misma MUD decidió posponerla bajo la excusa de un nuevo intento de diálogo con la participación del Vaticano. La dictadura no cedió y el Vaticano se paró de la mesa.
Fue en 2017 cuando el chavismo se comprometía con una agenda de diálogo clara: permitir el canal humanitario, liberación de presos políticos y cambios en el CNE, mientras exigía eliminación de sanciones; sin embargo no cumplió ninguno de los puntos. Después de meses conversando, el régimen ganó tiempo y se burló de los cancilleres, mediadores y hasta del Gobierno de República Dominicana que lo acogió.
Ahora en 2019 el presidente (e) Juan Guaidó y el régimen de Nicolás Maduro volvieron a sentarse en una mesa de diálogo, esta vez auspiciada por Noruega y la Unión Europea, en esta oportunidad para discutir el adelanto de unas elecciones presidenciales con garantías democráticas; sin embargo, ya el chavismo aseguró que no se llevarán a cabo ningunos comicios, lo que significa que hasta ahora todo ha sido tiempo perdido.
Aliados de Guaidó lo han advertido
Estados Unidos, que ha sido partícipe en varios intentos de mediación, ya advirtió que los diálogos con Maduro no son genuinos y que no cuentan con intenciones de conseguir una salida democrática. Lo mismo han señalado el Gobierno de Colombia y el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
El Gobierno de Iván Duque ha sido un fuerte aliado del presidente legítimo Juan Guaidó, pero a su vez ha sido un duro crítico ante las negociaciones sin salida. En una entrevista para RCN, el mandatario colombiano señaló que el nuevo diálogo es parte “de una estrategia del dictador”.
El Gobierno de Estados Unidos, también ha sabido manifestar su opinión a través de su asesor de seguridad nacional, Jhon Bolton, quien aseguró a través de su cuenta en Twitter que en Venezuela “no puede haber diálogo de buena fe con Maduro”.
En una entrevista con Orlando Avendaño para el PanAm Post, Almagro señaló que «los diálogos en Noruega fortalecieron a Maduro y debilitaron a Guaidó».
“Lo que yo no quiero es que un proceso como el de Noruega nos lleve a una situación como a la que nos llevaron los otros procesos de diálogo —en 2016, 2018…” —dijo el secretario general de la OEA.
“Después de cada uno de esos procesos se consolidó un statu quo, se fortaleció al madurismo, se debilitó a la oposición en ese momento. Y hoy vemos, después de Noruega, que la imagen del presidente encargado cayó mucho. La de Maduro subió y se consolidó, y se transformó de repente en un interlocutor legitimado para determinadas cosas (…) Yo siento que esto llega siempre en los momentos más débiles del madurismo”, sentenció Almagro en entrevista exclusiva
¿Por qué se dice que cada diálogo fortalece a Maduro y le otorga más tiempo?
La dictadura en Venezuela ha encontrado la fórmula para retrasar sanciones internacionales en su contra; mientras afirma que está dispuesta a negociar, dialogar y conversar con Guaidó, distrae a la comunidad internacional del principal objetivo: salir del régimen que ha causado la mayor crisis humanitaria de la región y el mayor éxodo de refugiados en la historia de América Latina.
Hablar del mecanismo de Noruega significa más tiempo con Maduro en el poder. Pasa el tiempo, pasan las jornadas, las negociaciones herméticas y no se ven los avances; entre tanto, la comunidad internacional, sobre todo la Unión Europea han preferido postergar las sanciones.
Jorge Tricás, profesor de Sociología Política de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), explicó a PanAm Post que con los diálogos lo único que se ha logrado es que el chavismo gane tiempo e imagen.
“Lo que está en juego es prolongar la estancia de la tiranía en el aparato del Estado. Si tú planteas unas elecciones en 9 meses significa que ya Maduro ha ganado tiempo. Pero lo importante es que aquí ganar tiempo supone ganar imagen. El chavismo quiere mejorar la imagen y cuando tú aceptas y promueves ir a un diálogo conviertes al enemigo en justo y razonable”, explicó el especialista. Tricás señaló que “No se trata de un diálogo cuando el oficialismo no está dispuesto a ceder”.
En medio del diálogo Maduro quiere parecer negociador y bondadoso, pero al mismo tiempo asesina disidentes como al capitán de corbeta Rafael Acosta, persigue diputados y le arrebata la vista a un niño de 16 años.
“No se entiende como se dialoga con gente que mientras dice que está dispuesto a conversar, al mismo tiempo asesina y le arrebata la vista a un niño”, señaló.
El especialista agregó que “esos encuentros generan unas expectativas falaces . Al final siempre nos quedamos con lo mismo, las expectativas se ven frustradas, nos quedamos con las manos vacías y un tiempo perdido”, sentenció.