Europa es culpable de que Nicolás Maduro se mantenga en el poder; ha preferido seguirle el juego a la dictadura prorrogando la agonía de un país que amerita la ayuda internacional.
Nicolás Maduro se sostiene en el poder por las transacciones en euros producto del lavado de dinero, del oro robado y de las relaciones que aún mantiene con Europa, si el dictador no tuviera acceso a la moneda europea probablemente su salida ya se hubiese forzado.
Mientras la comunidad internacional, envía decenas de declaraciones con palabras como «rechazamos», «condenamos», «repudiamos»; la dictadura sigue cometiendo crímenes ante los ojos del mundo.
La alta representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Federica Mogherini, ha confirmado que Europa está esperando la «evolución» de la crisis en Venezuela para emitir más sanciones; en pocas palabras, prefieren quedarse de brazos cruzados ante la dictadura.
La Unión Europea le tiene pánico a la intervención militar, quiere evitar a toda costa el uso de la fuerza para derrocar a Maduro, pero paradójicamente decidió no emitir más sanciones contra un régimen que ha dejado en evidencia que no está dispuesto a salir del poder por las buenas.
No congelan activos contra los corruptos del chavismo, no restringen movimientos migratorios de altos funcionarios de Maduro y no sancionan a los culpables del desfalco en Venezuela; por el contrario, prefieren seguir emitiendo comunicados inútiles y auspiciando un Grupo de Contacto que hasta el momento no arroja resultados.
Pero mientras el gobierno de Estados Unidos asume acciones contra la dictadura, como un embargo petrolero y sanciones contra la estatal Pdvsa o funcionarios del régimen, la Unión Europea prefiere ir lentamente a tal punto que el fracasado Grupo de Contacto enviará una misión a Venezuela para promover un nuevo diálogo; esto a pesar de que se han dado cinco intentos fallidos.
A países como España, Italia o Portugal, por ejemplo, no les importa que en el país suramericano se multipliquen los presos políticos tras la reciente detención del primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, tampoco le importa los muertos resultado de la brutal represión del régimen, ni la crisis humanitaria que mantiene a la población sumida en la desnutrición y miseria. En cambio, prevalecen los intereses económicos y personales.
Hay que recordar que cuando Donald Trump asomó la posibilidad de que exista un “embargo completo” contra la isla por apoyar y sostener a Maduro, la Unión Europea le amenazó con represalias porque podría ser un gran golpe para el sector hotelero de la isla cubana que tiene una muy importante presencia española.
Aunque en Europa hay grandes luchadores por la democracia en Venezuela, como la eurodiputada Beatriz Becerra, y el presidente de la eurocámara Antonio Tajani, por alguna razón la Unión Europea ha decidido ignorarlos; como también ha decidido hacerlo con el propio presidente (e) Juan Guaidó quien en reiteradas ocasiones ha dejado claro que en el país no hay cabida para diálogos que prorroguen la estadía de Maduro en el poder.
Me va a disculpar, Sra. @FedericaMog, pero vuelve a decir otra vez exactamente lo mismo que en las últimas ¿cuatro, seis? declaraciones sobre #Venezuela.
Hoy debería anunciar que el Grupo Internacional de Contacto, al no cumplir uno sólo de sus objetivos en 90 días, desaparece. https://t.co/TmuNKInvTa— Beatriz Becerra ?? (@beatrizbecerrab) May 7, 2019
Gobiernos como el de España que han mostrado su talante socialista desde que Pedro Sánchez llegó a la Presidencia, no ha podido disimular su incomodidad con el hecho de que Estados Unidos está dispuestos a ayudar a los venezolanos; de hecho el canciller Josep Borrell fue capaz de señalar a Estados Unidos de actuar como “un cowboy” ante la situación en Venezuela.
Según sus palabras, Trump y su gabinete están actuando como “un ‘cowboy’ que va diciendo ‘mira que desenfundo'”, y en cambio, el Grupo de Contacto de la UE apela a una negociación más.
“Esto solo puede tener una salida que permita ir a elecciones y rechazamos manifestaciones que bordean intervenciones militares”, señaló el canciller español.
Si hay algo que la dictadura ha demostrado es que hace caso omiso a los comunicados y a las sanciones internacionales en su contra.
Venezuela necesita una intervención militar internacional, y el mundo entero le da la espalda. Los gobiernos prefieren que haya más muertos inocentes y prolongar la salida de la dictadura, que acabar con ella de raíz.
Es paradójico, incoherente y hasta cobarde que los gobiernos, específicamente del Grupo de Lima y de la Unión Europea afirmen con contundencia que Nicolás Maduro es un dictador y que ha perpetrado crímenes de lesa humanidad, y que a la vez se nieguen a una intervención.
Venezuela clama por una cooperación militar, pide ayuda al mundo para poder salir de la dictadura; es el régimen el que tiene las armas, los inocentes mueren por exigir sus derechos y por la escasez de alimentos y medicamentos; entre tanto, el mundo se apega solo a sanciones y a comunicados que quedan en papel.
¿Qué más necesita la comunidad internacional para darse cuenta de que en Venezuela se agotaron las opciones democráticas?
En el país suramericano no pueden haber elecciones libres, porque el órgano electoral está a manos del chavismo; tampoco puede haber justicia porque el Tribunal Supremo está secuestrado por el oficialismo. Solo queda la Asamblea Nacional de Venezuela, que se ve atada de manos tras ser completamente bloqueada por el régimen.
En Venezuela se han registrado masacres, como la de Óscar Pérez y su equipo; asesinatos y torturas, marchas masivas y pacíficas, crímenes de lesa humanidad como el exterminio, y aún así los gobiernos prefieren los comunicados. No están dispuestos a aceptar la única solución rápida y real: intervención humanitaria por la vía de las armas, pero tampoco quieren sancionar la evidente violación de derechos humanos. O sea, “ni lavan ni prestan la batea”.