Los regímenes de Hugo Chávez y, posteriormente, de Nicolás Maduro protagonizan el mayor ecocidio en la historia de Venezuela al contaminar por completo el mayor reservorio de agua dulce de América Latina y destruir las selvas del país para explotar los recursos minerales.
Las imágenes que ha dejado la Revolución bolivariana son devastadoras. El lago de Maracaibo fue abandonado en medio de derrames petroleros que no solo acabaron con la vida marina, sino que además son causa de graves enfermedades en los habitantes de la localidad.
A través de las redes sociales circula un video catastrófico donde se puede observar la realidad del mayor reservorio de agua dulce de América, el cual se convirtió en un gran reservorio de contaminación.
https://twitter.com/AndrewJacobusW/status/1112140697228980225
“La cuenca del lago de Maracaibo era utilizada para explotar más de 500 pozos petroleros, pero ahora no son más que tumbas petroleras; los pescadores tratan de trabajar con el agua contaminada”, señala el reportaje realizado por Sky News.
En el video se puede observar un burbujeo en el agua del lago producto de una fuga de gas; además hay tuberías petroleras rotas que flotan alrededor de la cuenca. “El agua ahora está contaminada, envenenada y es altamente peligrosa”, señala la reportera.
Los pescadores en el lago de Maracaibo ya no tienen una fuente de ingresos, los peces están muertos, las redes están llenas de petróleo y hay residuos de plataformas petroleras que constantemente derraman gas; una situación que el régimen de Maduro ha preferido ignorar.
La producción petrolera nació en Venezuela en el lago de Maracaibo, y se puede decir que la estatal petrolera PDVSA está a punto de morir junto con la destrucción de tan importante cuenca.
José Toro Hardy, economista y exdirectivo de PDVSA, señaló a PanAm Post que “el Lago de Maracaibo ha sido sometido a una intensa producción petrolera desde hace muchos años”. “Ahí nace la industria petrolera de Venezuela, en el fondo del lago hay miles de tuberías abandonadas y que generan fugas por falta de mantenimiento”, señaló.
“El lago de Maracaibo requiere un mantenimiento muy particular para evitar los daños ecológicos que produce la industria petrolera. Desde que Chávez nacionalizó y expropió las empresas de servicios de lanchas y embarcaciones que prestaban sus servicios en el lago, y desde que se apropió de PDVSA, se ha hecho un daño ecológico terrible sobre el lago, va a ser bien difícil recuperarlo”, recordó el especialista.
Si la infraestructura petrolera ha sido totalmente abandonada, es fácil imaginar lo que está ocurriendo en el fondo del lago que nadie lo ve; y los testigos principales de lo que está ocurriendo son los pescadores.
“Aunque siempre ha habido contaminación, antes existía una profunda preocupación por el tema ecológico, cuando yo era miembro del directorio de PDVSA, si había un derrame de petróleo, en mi computadora sonaba una alarma para atender la situación; eso preocupación ya no existe”, sentenció.
De acuerdo con el Colegio de Ingenieros del estado Zulia, de los 800 kilómetros de costa del Lago de Maracaibo, al menos 300 están contaminadas. Según informes del gremio, PDVSA derrama a diario al menos 250 barriles de crudo sobre el lago.
Según José Bodas, dirigente de la Federación Única Nacional de Trabajadores Petroleros de Venezuela, el deterioro de los oleoductos y tuberías que transportan crudo, gas y otros productos causa el derrame de 300 a 1000 barriles de hidrocarburos en aguas y tierras.
Pero lo que sucede en el lago de Maracaibo es el reflejo del abandono real en que la dictadura ha sumido al país. La situación también se repite en el Arco Minero.
Arco Minero, un crímen ecológico
Mientras el Lago de Maracaibo, el cual era la mayor fuente de agua de Venezuela, se convierte en un cementerio de peces tras los derrames petroleros; el Arco Minero del país suramericano es el refugio de la corrupción y uno de los mayores crímenes ecológicos.
El Arco Minero se convirtió en el famoso mito de “El Dorado”, donde el régimen de Maduro destruye la selva venezolana para apropiarse del oro y las piedras preciosas.
La dictadura ha concedido tierras vírgenes a China, Rusia, Turquía y hasta a guerrillas como el ELN o las FARC para mantener su apoyo político y permanecer en el poder.
La dictadura está “contaminando” la flora y fauna de los estados Bolívar, Apure y Amazonas con cianuro y mercurio, dos compuestos usados para la extracción de minerales.
El Arco Minero del Orinoco está ubicado en este estado, y contempla una zona de 114 000 kilómetros cuadrados, aproximadamente, ubicada al sureste de Venezuela, limítrofe con Brasil. Allí se extraen minerales como el carbón y el manganeso; minerales metálicos como oro, hierro, bauxita, cobre, cromo, magnesita y níquel; así como minerales no metálicos como diamante, fosfato, caliza, feldespato, dolomita, yeso, caolín, grafito y talco.
De acuerdo con un reportaje del periodista holandés Bram Ebus, las mafias, muchas de ellas dirigidas desde las cárceles, comenzaron a tomar el control de las minas venezolanas desde 2011, luego de que el Gobierno de Venezuela nacionalizara gran parte de su industria minera.
Explica Ebus que los militares venezolanos están clandestinamente involucrados en la industria ilegal del oro, apoyando a las pandillas a cambio de una parte de sus ganancias.
“Los mineros pagan dinero de extorsión, conocido como vacuna, a los pranes o líderes carcelarios, a cambio de que se les permita trabajar”, señala el reportaje.
Las sangrientas batallas de las bandas rivales por el control sobre las minas han convertido a Bolívar en uno de los estados más peligrosos del país. Los cuerpos de mineros, criados por balas, se han convertido en una visión inquietantemente común. En este mundo, donde los asesinatos violentos y las políticas corruptas forman parte de la vida cotidiana, el Gobierno venezolano está tratando de atraer a las empresas mineras multinacionales, un movimiento que muchos temen puede minar aún más la integridad ambiental de esta remota región y exacerbar los abusos de derechos humanos.