Mientras el Gobierno de Trinidad y Tobago reacciona con declaraciones xenófobas contra los venezolanos, ignora las redes de trata de personas que surgen en la isla y con las que decenas de mujeres venezolanas son explotadas en ese país.
Hombres venezolanos y trinitarios llegan a tierra firme para ofrecerles a niñas y jóvenes un ingreso de USD $250 por hora para convertirse en “damas de compañía”, mientras que indígenas de la etnia Warao estarían siendo vendidas como esclavas en el país insular.
“A mí me ofrecieron ir a Trinidad por un mejor sueldo, me dijeron que era para ser dama de compañía, que la paga iba a ser muy buena, entre 250 y 350 dólares la hora, pero pagados en moneda trinitaria. Me dijeron que si me quedaba toda una noche con el cliente me pagarían más. Conozco varias muchachas que se fueron sabiendo lo que iban a hacer; y además el que me hizo la oferta es un joven que gana una comisión por cada muchacha que manda a la isla”, señaló para el PanAm Post una testigo que prefirió mantenerse en anonimato.
De acuerdo con la Asociación Civil Paz Activa, las víctimas venezolanas por trata de personas aumentaron 300 % entre 2014 y 2018; esto, ante la grave crisis económica que enfrenta el país suramericano por la que miles de venezolanos buscan otros modos de subsistir.
Venezuela se encuentra entre los primeros lugares de prevalencia de trata de personas en el mundo. Según el Índice Global de Esclavitud de la Fundación Walk Freeda de 2016, el país está ubicado en el lugar 18 de 52 naciones con mayor población en condición de esclavos. Es el segundo de Suramérica con más registros, solo superado por Perú.
De las 198.900 víctimas venezolanas, 70 % son mujeres y 25 % niños de edades comprendidas entre los 7 y 14 años.
Larissa González, diputada a la Asamblea Nacional de Venezuela y diputada al Parlamento Amazónico, le explicó al PanAm Post cómo funcionan estas redes mafiosas que se lucran prostituyendo o vendiendo a mujeres y niñas venezolanas, no solo en Trinidad y Tobago, sino también en otros países como Colombia.
“La información más reciente que manejamos es que desde hace varios meses existe una red de tráfico de blancas, específicamente chicas de la etnia Warao que estarían siendo llevadas hasta Trinidad y Tobago para ser vendidas”, señaló la diputada.
“Tengo contacto con redes de personas que tienen ONG y Grupos de Ayuda en Trinidad, y me dicen que hay un lugar donde hay niñas, incluso una de 15 años, trabajando en un lugar de prostitución y otra que se llevaron presa que tiene 14 años”, explicó.
“Vienen personas de Trinidad y Tobago a ofrecerles salarios y beneficios a estas jóvenes, planes de salida, las llevan en botes hasta la isla y allí son recogidas por una persona y las ponen en lugares a prostituirse. Antes de salir de Venezuela les toman fotografías y las venden en una especie de subasta”, agregó.
En Colombia, por ejemplo, también hay este tipo de redes o mafias; una situación que se está presentando por la crisis en Venezuela, pues un sueldo mínimo en ese país equivale a USD $1 mensual, al tiempo en que una canasta básica familiar cuesta 220 millones de bolívares (USD $78,5), obligando a los venezolanos a buscar más ingresos para poder sobrevivir.
PanAm Post también entrevistó, en calidad de anonimato, a una venezolana que hace meses viajó a Colombia junto a sus hijos porque le ofrecieron pagarle hasta el pasaje a cambio de un supuesto “trabajo honrado”.
La joven venezolana llegó a Cúcuta, ciudad fronteriza con Colombia, con la esperanza de ofrecerle una mejor vida a sus hijos.
Llegó a la casa del hombre que le hizo la oferta y allí le dijo que trabajaría como prostituta, como se negó, fue secuestrada junto a sus hijos hasta que accediera vender su cuerpo.
“Una amiga me convenció y me dijo que me fuera con ella para Cúcuta, porque allá teníamos trabajo asegurado, yo pensaba que trabajaría como mesonera, pero al final entendí que lo que buscaban era que me prostituyera. Me negué a hacerlo, mi amiga sí aceptó. A raíz de eso, el hombre me dijo que no saldría de la casa hasta que buscara cómo pagarle lo que le debía. Después tuve la oportunidad de contactar a un familiar que desde la distancia contactó a la policía”, explicó.
Estas historias se repiten y aumentan cada día con la crisis y la desesperación que tienen miles de venezolanos de emigrar del país con la mayor inflación del mundo, los salarios más bajos de la región y una escasez de alimentos y medicamentos única en su historia.
En Venezuela la esclavitud es política de Estado
Isabel Pereira, doctora en sociología y coordinadora del Observatorio de la Propiedad de Cedice Libertad, señaló para el PanAm Post que en Venezuela, como ocurre con los esclavos, los ciudadanos no son libres ni en materia económica, ni política, ni social.
“Un país que tenía las mejores condiciones ha convertido a los ciudadanos en esclavos modernos sin ninguno de sus derechos”, agregó.
“A mí no me extraña que Venezuela sea una de las primeras en esclavitud, porque lo que ha ocurrido en los últimos tiempos es una total pérdida de la libertad del ciudadano”, explicó.
Pereira señaló que el venezolano no solo perdió el derecho de alimentarse correctamente, además perdió sus poderes: el poder de elegir, de opinar, de decidir.
“Lo que se puede llamar como esclavitud moderna en Venezuela es que hemos perdido todos nuestros derechos, nosotros no tenemos la libertad”, sentenció.
En la nación, que actualmente enfrenta una dictadura moderna, se registran miles de casos de amenazas, violencia y coerción por parte del régimen.
Y es que la primera señal de esclavitud en Venezuela se da con los paupérrimos salarios de los trabajadores, debido al salario mensual, que es un monto insuficiente para cubrir todas las necesidades básicas.
Otra señal de esclavitud se da con la dependencia que tienen los venezolanos de las cajas de alimentos subsidiadas por el régimen.
Ante la escasez de alimentos que hay en el país suramericano y la hiperinflación desbordada, Nicolás Maduro ingenió un mecanismo de sumisión con el que chantajea al pueblo venezolano. Les ofrece comida a cambio de votos y apoyo popular.
Maduro ha dejado claro que con las cajas de alimentos CLAP mantiene dependientes a los trabajadores estatales y a los electores de más bajos recursos.
Como si esto fuera poco, el régimen también creó “el Carnet de la Patria”, otro mecanismo de sumisión y esclavitud con el que el Ejecutivo mantiene un control sobre la sociedad. Todo venezolano que tenga dicho “beneficio” debe ser chavista y gracias a ello obtener acceso a vacunas, vivienda y otras misiones sociales creadas por el oficialismo.
Ante esto, los venezolanos se ven “obligados” a depender del Gobierno, trabajar por bajos sueldos o “vender sus consciencias” a cambio de comida o beneficios.
“El Carnet de la Patria es un instrumento de esclavitud moderna porque con comida y ‘beneficios’ te dan recursos para que financies tus necesidades básicas”, sentenció Pereira.
En Venezuela uno no puede tener un proyecto de vida, el salario ni si quiera te permite comprar la comida, y para conseguir trabajo en la mayoría de los casos tienes que trabajar para el Gobierno, porque las empresas están cerrando. Uno no es libre en el país.