El régimen de Nicolás Maduro sigue dejando rastros de haberse convertido en un refugio para grupos terroristas. Esto, tras conocerse una vez más la muerte de uno de los líderes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) luego de que regresara de su escondite en Venezuela.
Uno de los miembros de la dirección nacional (mando) de la guerrilla del ELN murió en un operativo militar colombiano al regresar a su país. Se trata de alias “Samuelito” o “Samuel”, quien llevaba 30 años en este grupo guerrillero.
Ya el comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Alberto Mejía, aseguró en febrero que los máximos líderes del ELN están en Venezuela, por lo que no pueden lanzar operativos contra ellos.
Pero no es primera vez que se conoce que en el país gobernado por Nicolás Maduro se encuentran libremente criminales terroristas que han sido respaldados por el mismo oficialismo.
Hay que recordar que el pasado 10 de mayo se efectuó una masacre de 20 personas en el estado minero de Venezuela, la cual habría sido perpetrada por esta guerrilla colombiana.
Al parecer el grupo guerrillero hace presencia al sur de Venezuela y busca apropiarse de los minerales explotados en la zona, sobre todo del oro.
Además, el ELN cuenta con el visto bueno y respaldo del régimen venezolano, a tal punto de operar al menos cinco emisoras radiales desde ese país.
Las FARC en Venezuela
Pero el ELN no es el único grupo guerrillero que se ha resguardado en Venezuela bajo la mirada complaciente de Maduro, pues las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) también han hecho vida en suelo venezolano y han usado ese país como refugio y escapatoria de las autoridades colombianas.
1/2 #Venezuela paso a ser un Problema Regional y Mundial. El q no puede verlo asi, es corto de vista. Los intereses x mantener a la NarcoTirania, de Cuba, Rusia, China, Iran, FARC y otros Carteles d Droga, incluyendo los nuestros, y grupos Terroristas Int, sobrepasan cualquier
— Tamara Suju (@TAMARA_SUJU) July 21, 2018
En 2016, un reportaje del portal web El Estímulo reveló que las FARC contaban con unos 1.000 combatientes en Venezuela que operaban en los estados Zulia, Barina y Apure.
A esto se suma el informe estadounidense presentado en junio de 2017 en Washington por el instituto American Enterprise, donde se señaló que elementos del Gobierno venezolano “administran y respaldan operaciones de narcotráfico, lavado de dinero, financiamiento al terrorismo, respaldo a los movimientos guerrilleros y de corrupción”.
Según el informe, Venezuela siempre fue un pasillo natural para las exportaciones de cocaína provenientes de Colombia hacia Europa y Estados Unidos, pero el tráfico se incrementó con Hugo Chávez en el poder tras que este respaldara a las FARC.
Señala el documento que gracias a la alianza entre guerrilla y chavismo Venezuela es ahora un centro de distribución para la cocaína producida por las FARC y otros grupos narcotraficantes.
Hezbolá y Venezuela
Como si no fuera suficiente la presencia de estos dos grupos terroristas en Venezuela, los regímenes de Chávez y Maduro también han respaldado las operaciones del los iraníes y el Movimiento de la Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá).
Estados Unidos ha emitido decenas de informes en los que advierte que el país suramericano se ha convertido en una amenaza para la seguridad de la región, tras conocerse las alianzas y cooperaciones por parte del Poder Ejecutivo de Venezuela y líderes del grupo terrorista islámico.
Hezbolá, cuya traducción sería “El partido de Dios”, es una organización que nació en el Líbano en 1982 tras la ocupación israelí, que cuenta con un brazo político y otro armado, y funciona con el respaldo de Irán y del Gobierno sirio de Bashar Al Assad, actuales aliados y amigos del régimen chavista-madurista. Hezbolá es considerado como un grupo terrorista por la mayoría de los países occidentales.
En el libro Búmeran Chávez se revela, de acuerdo con testimonio de Rafael Isea, entonces viceministro de Finanzas y presidente del Banco de Desarrollo Económico y Social (Bandes), quien estuvo presente en la reunión que se realizó en Damasco en el año 2007, entre Maduro, para entonces ministro de Relaciones Exteriores, y el jefe de Hezbolá, Hassan Nasrallah, líder del grupo terrorista, en la que se firmó un pacto que amparaba actividades de narcotráfico, blanqueo de dinero, suministro de armas y entrega de pasaportes, así como el despliegue de células de esa organización radical chiita en Venezuela.
Pero hay más pruebas de que el chavismo ha decidido aliarse con el grupo terrorista. Un reportaje del diario ABC de España reveló, en mayo de este año, que entre 2008 y 2012, aproximadamente 173 individuos provenientes de Siria, Líbano, Jordania, Irak e Irán se registraron como ciudadanos venezolanos para facilitar su participación en el negocio del narcotráfico y ayudar en el transporte de la droga.
En 2015 un funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), identificado como Misael López Soto, quien supuestamente fue consejero de la embajada venezolana en Irak, confesó que fue testigo de que el Gobierno venezolano entregó documentos diplomáticos a terroristas del Medio Oriente.
López explicó en un video que empleados de la embajada venden visas, pasaportes, cédulas de identidad y certificados de nacimiento venezolanos a personas de Siria, Palestina, Irak y Pakistán que pagan entre USD $5.000 y USD $15.000 para obtener los documentos “bajo la mirada complaciente de las autoridades diplomáticas venezolanas”.
Las declaraciones de López Soto coinciden con las capturas de ciudadanos a quienes se les han encontrado pasaportes venezolanos.
En 2003 fue detenido Hasil Mohammed Rahaham-Alan, quien viajaba con un presunto pasaporte venezolano, llegó en un vuelo de British Airways al aeropuerto de Heathrow, muy cerca de Londres.
Su vuelo partió de Caracas e hizo escalas en Colombia y Barbados. Con él llevaba una granada en su equipaje, lo que ameritó la evacuación del terminal y el movimiento de militares.
En 2008 el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, emitió un comunicado en el que aseguró que “es extremadamente preocupante ver que el Gobierno de Venezuela emplea y provee refugio a facilitadores y recaudadores de fondos de Hezbolá”.
Esto porque Ghazi Nasr al Din (cédula de identidad núm. 18.190.527), quien estuvo solicitado por la Interpol, sirvió, supuestamente, como encargado de Negocios de la Embajada de Venezuela en Damasco, Siria, y posteriormente fue nombrado Director de Aspectos Políticos de la Embajada de Venezuela en el Líbano. Actualmente aparece en el Consejo Nacional Electoral como elector desde Damasco en Siria.
Según la revista brasileña Veja, fuentes declararon en 2015 que Nasr al Din presuntamente mantenía una red de fabricación y distribución de pasaportes venezolanos auténticos que eran proporcionados para ocultar las verdaderas identidades de los terroristas.
El Centro para una Sociedad Libre Segura (SFS, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, publicó en 2014 un trabajo titulado: Canadá en guardia: evaluando la amenaza de Irán, Venezuela y Cuba a la seguridad inmigratoria; allí los autores aseguran que Venezuela emitió al menos 173 pasaportes venezolanos a islamistas radicales que buscaban entrar a Norteamérica.
Los autores de este informe, Victoria Henderson, directora general del Instituto de Canadá de Análisis Social y Económico (ISEA); Fernando Menéndez, investigador del SFS y Joseph Humire, director del SFS, vinculan a Tareck El Aissami, quien estuvo al frente del Ministerio de Interior entre 2008 y 2012, y presuntamente habría creado una red de lavado de dinero para encubrir el financiamiento a grupos extremistas del Medio Oriente. Además, aseguran que durante años El Aissami ha estado ingresando terroristas iraníes a Venezuela.
Narcovuelos desde Venezuela hacia Irán
No es la primera vez que los medios de comunicación hacen referencia a las relaciones ilícitas entre Irán y Venezuela; la revista Veja publicó un reportaje en el cual asegura que el vuelo creado para cubrir la ruta Caracas-Damasco-Teherán entre 2007 y 2010 se utilizaba para transportar dinero malhabido, armas, drogas y criminales solicitados por la Interpol.
De acuerdo con testimonios de exfuncionarios venezolanos exiliados en Estados Unidos, el vuelo operado en conjunto por las aerolíneas estatales Conviasa, de Venezuela, e Iran Air “viajaba casi siempre vacío” y se pagaba con actividades ilícitas.