“Nuestra democracia es proteger”, así inició Nicolás Maduro “su” columna llena de mentiras en el diario español El País, un escrito que sorprendió a Venezuela y al mundo, no por las patrañas que se dedicó a relatar, sino porque un presidente que pronuncia mal y se expresa peor, no debe ser capaz de escribir tantas líneas con “coherencia”.
En pleno día internacional de la Libertad de Prensa, el dictador de Venezuela se estrenó como columnista en un medio que hasta ayer, 2 de mayo, gozaba de credibilidad; pero con esa “novatada”, el diario El País decidió convertirse en cómplice de las intenciones de Maduro de seguirle mintiendo al mundo.
La nota que supuestamente fue escrita por el mandatario, cuenta con al menos una decena de mentiras refutables que ridiculizan aún más a Nicolás Maduro y a su falsa campaña electoral enmarcada en un reciclaje de promesas incumplidas, donde él parece su propio candidato opositor al prometer cambios que como “presidente” es incapaz de cumplir.
1. “La economía es el corazón de nuestro proyecto revolucionario”
Esta afirmación que Maduro hace en la columna, quizás no es del todo errada cuando el régimen se ha dedicado a pulso a destruir la economía. Efetivamente demostraron que para instaurar el socialismo es necesario hundir a la población en la miseria, acabar con la propiedad privada y destruir las inversiones.
Actualmente Venezuela es el país con la mayor inflación del mundo, los salarios más bajos de la región, y una escasez de alimentos y medicamentos que supera el 90%.
A esto se le suma que la principal empresa del país, la estatal petrolera PDVSA, está prácticamente en quiebra con la producción de crudo en sus mínimos históricos causando una escasez de divisas sin precedentes; a tal punto que el mismo régimen se ha visto obligado a caer en default y dejar de pagar algunos compromisos internacionales.
Que Maduro diga que la “economía” es su proyecto revolucionario, deja en evidencia que está dispuesto a seguir destruyendo lo que queda del sector productivo mientras se mantenga en el poder.
Hoy Venezuela es el país más pobre de la región con una economía de guerra donde los venezolanos se ven obligados a comer de la basura para sobrevivir; este precisamente es el legado del chavismo y el verdadero “proyecto revolucionario”.
En su columna, Maduro promete además una “economía productiva estable, soberana y próspera”; pero la causa del desastre económico se debe a los controles de cambio y de precios que el régimen ha impuesto durante más de una década.
Hay que preguntarse qué impide a Nicolás Maduro revertir esta situación y qué hará diferente de ser reelecto. La verdad es que solo le interesa perpetuarse en el poder y no modificar en lo más mínimo sus políticas económicas.
2. “Nuestra democracia es distinta a todas”
Sí, es verdad, la supuesta democracia en Venezuela es diferente a las del resto del mundo porque simplemente en el país suramericano lo que hay es una tiranía dictatoria disfrazada de democracia autoritaria. Finalmente ninguna dictadura en el mundo ha aceptado que lo es, todas juran que son “verdaderas democracias”, cuando en realidad no lo son.
Para que una democracia sea tal, tiene que existir separación de Poderes, respeto a los derechos fundamentales y además justicia, pero en Venezuela sucede todo lo contrario.
El Poder Ejecutivo controla al Judicial, al Ciudadano, al Electoral, y al único independiente, que es el Poder Legislativo representado por la Asamblea Nacional de mayoría opositora, decidió bloquearla y anularla creando una Constituyente chavista.
Y si a eso le sumamos las violaciones a derechos humanos, la represión, el cierre de medios de comunicación, la persecución a disidentes, los presos políticos y las fraudulentas elecciones, se puede decir que efectivamente la “democracia” de Venezuela es distinta porque es una dictadura de manual.
Nunca, además, una dictadura ha dicho que es tal; todas, y especialmente las comunistas, se disfrazan de “democracias orgánicas” o “democracias populares”. El régimen de Maduro no puede ser considerado democrático bajo ningún concepto, como han expresado desde Luis Almagro hasta Federica Mogherini.
3. “La revolución se volvió feminista”
Maduro habla de que supuestamente hace 20 años existía una “violencia obstétrica” y que ahora con su “revolución” se empodera a las mujeres con un “parto humanizado“. Esto sí es una descarada mentira que arropa a toda la sociedad venezolana, y sobre todo a esas madres que se ven obligadas a parir a sus hijos en el suelo de los hospitales.
La realidad es otra. La condición de los hospitales venezolanos es deplorable, no hay medicamentos ni insumos médicos. En Venezuela no existen las condiciones sanitarias para traer a un niño al mundo.
En el país suramericano no solo se trata de dar a luz en el suelo o en una silla, como se puede evidenciar en cientos de imágenes que circulan en los medios de comunicación social, una vez superado el parto, toca rezar para que el niño sobreviva ante las peores condiciones al nacer. La cifra de bebés neonatos que han fallecido en Venezuela a causa de la falta de medicamentos y distintos insumos es cada vez más preocupante.
Según datos publicados por la prensa local, el número de muertes entre los neonatos aumentó en 30 % durante 2016, a un total de casi 11.500 muertes, lo que refleja la gravedad de la crisis venezolana.
4. “Hemos promovido una política de pleno empleo”
En su primera columna en el diario El País, el candidato a la reelección por siempre o quien le haya redactado la nota, tuvo el descaro de afirmar que en revolución “no es justicia que alguien siga siendo pobre si trabaja todo el día”.
Y realmente desde que se instaló el chavismo en el poder, el pobre sigue siendo pobre y la clase media desapareció sumándose también a los bajos estratos de la economía. El salario mínimo de un trabajador en Venezuela es el menor de la región (USD$ 4).
Maduro, quien señala que durante los Gobiernos chavistas han promovido una política “de pleno empleo”, ignora que Venezuela es un país donde trabajar en más costoso que quedarse en casa. Ignora ademas que de 800 .000 empresas existentes en Venezuela antes de que llegara Hugo Chávez al poder (1999), solo quedan unas 230.000, lo que significa la “muerte” de al menos 570.000.
Además en abril la canasta básica superó los Bs. 75.000.000 (USD$ 125), lo que significa que hoy los venezolanos necesitan más de 30 salarios mínimos para poder sobrevivir. De hecho, especialistas pronostican que en los próximos días los ciudadanos igual necesitarán 75 salarios por la imparable hiperinflación.
A esto se suma, que desde 2002, el régimen no permite el ingreso de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para supervisar el funcionamiento del mercado laboral, cuyos indicadores de empleo tampoco se rigen por los estándares de esta institución.
5. “Decidimos responder al bloqueo comercial inhumano”
El régimen habla de un bloqueo económico que él mismo generó. Al destruir la principal empresa petrolera del país, los ingresos en divisas disminuyeron drásticamente y por esa razón, el mismo gobierno tomó la decisión de reducir las importaciones, no solo de materias primas, sino también de alimentos y medicamentos.
En Venezuela el mayor bloqueo económico es protagonizado por el régimen que, con los controles de cambio y de precios, impide el libre mercado.
En Venezuela no existe una “guerra económica”, y sí así fuera, el régimen ha mostrado su gran incapacidad para resolverla. La escasez de productos básicos tiene más de una década afectando a los ciudadanos, siempre en aumento, mientras que las sanciones internacionales que han sido impuestas directamente a funcionarios del chavismo, comenzaron a aplicarse el año pasado.
6. “En mi corazón está primero que todo la gente”
No hay peor mentira que esta afirmación escrita en la columna de Maduro, quien ha negado la posibilidad de un canal humanitario bajo la excusa de una supuesta intervención extranjera.
En la nación gobernada por Maduro cientos de venezolanos han muerto por no contar con los medicamentos necesarios para cumplir con sus tratamentos, mientras que cientos de niños sufren desnutrición y están a punto de perder sus vidas; la razón: la dictadura impide la apertura de un canal humanitario con la vil excusa de que existe la posibilidad de una supuesta “intervención extranjera”. No les importa la vida de los ciudadanos, les importa su “estabilidad política”.
Mientras Maduro niega la crisis y que se abra un canal humanitario, gran cantidad de venezolanos desesperados ante esta situación, deciden hurgar en la basura para poder alimentarse. Al mismo tiempo quienes dependen de medicamentos que escasean, se van resignando a vivir sus últimos días solicitando sus tratamientos a través de las redes sociales.
Entonces para el régimen no está primero la gente. Para la dictadura está primero perpetuarse en el poder, porque conocen que de no hacerlo terminarán presos por los crímenes de lesa humanidad cometidos.
Pero de todas las descaradas frases de Maduro en su primera columna, esta es la peor: “Porque para nosotros solo hay libertad y democracia cuando hay un otro que piensa distinto al frente, y también un espacio donde esa persona pueda expresar su identidad y sus diferencias”.
Venezuela y el mundo han sido testigos de la brutal represión que el régimen emprendió contra millones de personas que decidieron salir a protestar; fueron miles los heridos y cientos los asesinados por la dictadura. Son cientos los presos políticos en el país, que por expresar su inconformidad ante la calamidad que se vive, han sido perseguidos, torturados y vilipendiados.
Hay que esperar con qué otras mentiras llenará Nicolás Maduro o su “pluma fantasma” una eventual nueva columna en el diario El País, con qué otras frases descaradas intentará engañar al mundo en medio de la peor crisis humanitaria que se haya visto en el país suramericano. Porque al menos en “su” primera columna, la única verdad que hay es que no hay ninguna.