Un venezolano dueño de un restaurante en Seattle (EE. UU.) fue víctima de tres ataques xenófobos; todos ellos contra la bandera de su país; ante esto respondió con la compra de al menos 12 banderas más.
Félix Valderrama atribuye los ataques a la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, pues no pasaron 24 horas de la toma de posesión cuando recibió la primera de las agresiones: una mujer arrancó la bandera de Venezuela que exhibía afuera de su restaurante.
La mujer le pidió que se largara de Estados Unidos; una semana después ocurrieron dos eventos similares más. En uno arrancaron la bandera con todo y asta, y en el tercero una mujer se limitó a gritarles a los propietarios que se prepararan para ser expulsados.
“Estaba abriendo el restaurante como a las diez y media de la mañana y pasó una mujer que me dijo que gracias a Dios [el presidente Donald] Trump había llegado y que teníamos que hacer las maletas porque no hacíamos ningún bien en este país y que pronto nos pondrían remedio”, contó a la agencia de noticias AFP.
El restaurante, que se llama “Arepa”, como el plato típico venezolano, está ubicado en una zona universitaria de Seattle, la mayor ciudad del estado de Washington (noroeste) y mayoritariamente contraria a Trump.
“Compré 12 banderas, vamos a ver quién se cansa primero: ellos de quitarla o nosotros de ponerla de vuelta”, señaló.
Esta vez no fue a la policía porque, según explicó, en un robo previo las autoridades no investigaron como esperaba. “Pero debí ir y si ocurre de nuevo estaré preparado para grabarlo”, dijo.
Su plan ahora es exhibir la bandera de Venezuela acompañada de la de Estados Unidos.
Valderrama subrayó que se trató de hechos aislados pues el restaurante, del que es copropietario y abrió hace año y medio, ha tenido gran aceptación en la comunidad.
Según Mark Potok, investigador senior del del Southern Poverty Law Center (SPLC), una organización que monitorea el odio en el país. “La falta de denuncias de crímenes de odio es un gran problema en Estados Unidos”, dice. “Especialmente entre indocumentados existe una fuerte reticencia a no informar a la policía”, añade.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho en diferentes momentos que la comunidad inmigrante, puntualmente la mexicana, representa un incremento en las tasas de criminalidad. Sin embargo, estudios desmienten dicha hipótesis, pues la inmigración latina no aumenta violencia en EE. UU.
En recientes informes del Departamento de Justicia de Estados Unidos se indica que en 2015 se cometieron 6,5 millones de crímenes que se catalogaron según la etnia del infractor. Los inmigrantes mantienen un índice bajo de criminalidad ya que en los recientes años la tasa de arrestos de la comunidad latina se encuentra entre 16,6 % y 18,4 % mientras que la correspondiente a los estadounidenses se ubica entre 68,9 % y 69,7 %.
Un estudio del Consejo Americano de Inmigración que se tituló “La Criminalización de la Inmigración en Estados Unidos” idica que los inmigrantes son menos propensos a convertirse en criminales en comparación con las personas de origen estadounidense.
Fuentes: El Nuevo Herald; Univisión