Como si no fuera suficiente la crisis económica, política y social que enfrenta Venezuela; ahora los ciudadanos de ese país sufren un problema, que aunque no es nuevo, está causando alerta en la población: la malaria en el país resurgió y está cobrando la vida de cientos de personas; pudiera convertirse en una epidemia.
Hasta el mes de julio, y a pesar del silencio gubernamental, se registraron al menos 129.747 casos de malaria. Venezuela tiene 23 estados, y 15 de ellos ya tienen que enfrentar dicha problemática.
El Observatorio Venezolano de la Salud (OVS) envió este miércoles 28 de septiembre, una carta pública a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con el propósito de solicitar atención sobre la crisis de malaria que atraviesa el país actualmente.
Los exministros de salud José Félix Oletta, Rafael Orihuela, Pablo Pulido y Carlos Walter, integrantes del Observatorio, precisaron que entre los años 2000 y 2015 el porcentaje de casos de malaria en Venezuela creció 359 %, y que para la semana epidemiológica Nº 36 de este año se registraban 148.670 casos acumulados.
Alertaron además que la situación se agrava tras la escasez de fármacos antimálaricos.
De acuerdo con el galeno José Félix Oletta, para finales de 2016 más de 200.000 venezolanos podrían contraer malaria.
El OVS ha solicitado a los ministros de Salud del continente americano, a que presten atención a esta crisis, en virtud de que la expansión de la malaria en Venezuela pone en peligro al resto del Continente, especialmente a los países fronterizos con Venezuela.
Los especialistas aseguran que el Gobierno de Nicolás Maduro está al tanto de lo que sucede, y aseguran que “no está haciendo nada” para combatir una posible epidemia que pone en riesgo la salud y la vida de miles de venezolanos.
Ni el ministerio de Salud, ni el presidente han hecho una declaración pública sobre el brote. En su lugar, Maduro sigue diciendo que “Venezuela tiene el mejor sistema de atención de salud en América Latina.”
Hasta el pasado 16 de septiembre en el país suramericano también se registraron 90 muertes causadas por la malaria; los médicos aseguran que es necesario declarar una emergencia.
“No hay reactivos para hacer los diagnósticos, y un paciente que tiene una malaria grave si no lo tratas rápidamente se complica, esto causa que pueda morir en horas”; explicó la especialista Ana Carvajal.
Por su parte, el médico internista Gustavo Villasmil mostró preocupación, pues Venezuela ha retrocedido al menos 50 años con el resurgimiento de esta enfermedad.
“En 1961 Venezuela logró controlar la malaria, antes de que la Unión Soviética y los EE. UU. […] este es el legado de la Revolución” dijo Villasmil.
El doctor Rafael Orihuela, especialista venezolano en medicina tropical alertó: “En apenas quince años se redujo el número de enfermos a 6.000. Pero hoy en día, si no se toman medidas urgentes, el mapa de la malaria en Venezuela regresará al que teníamos en 1930”.
Al aumento de la malaria en el país suramericano, se suma el resurgimiento de la difteria, una enfermedad infecciosa erradicada en Venezuela en los años 40, pero que en el país ya ha cobrado la vida de venezolanos. Solo en el estado Bolívar (al sur del país) se registran 23 casos y 5 muertes recientes.
Abandono intencional en Salud
En una entrevista publicada en el portal de noticias Caracas Chronicles, el médico José Félix Oletta aseveró que el Gobierno venezolano ha abandonado la atención a la salud.
Aseguró que el Gobierno chavista se ha dedicado a “apagar” la industria farmacéutica del país al no importar las materias primas para producir medicinas. Asegura que el Hospital Militar ubicado en Caracas es el único centro de Salud que le importa al Gobierno.
Allí sí hay medicamentos y suministros, es un hospital privado para los militares y sus familiares; así como para los funcionarios del alto mando. No está abierto al público.
De acuerdo con el presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela, Freddy Ceballos, la escasez de medicinas se mantiene en 85 % desde hace seis meses. En enero estuvo en 70 %, según reportes del gremio.
No se consiguen los medicamentos prescritos para el asma, la próstata y el sistema nervioso central, los antibióticos y los anticonceptivos. Otros están en situación crítica como los antihipertensivos y los fármacos para tratar la glicemia y los padecimientos de la tiroides.
“Las medicinas que llegan no solucionan la necesidad de los pacientes. Hay una gran variedad de tratamientos terapéuticos que faltan y eso nos está ahogando”; sentenció.