El crimen en Honduras ha causado el desplazamiento interno de 174.000 personas entre el 2004 y 2014; así lo afirmó la Secretaría de Derechos Humanos, Justicia, Gobernación y Descentralización de ese país.
Durante un evento al que asistió Chaloka Beyani, relator de la ONU sobre los Derechos Humanos de los desplazados internos, se presentó un estudio denominado Caracterización del desplazamiento interno en Honduras, el cual analiza y establece los factores y agentes que obligan a los hondureños a abandonar sus hogares.
De acuerdo con el informe presentado, se trata de un desplazamiento imperceptible, porque poco a poco las familias van abandonando sus comunidades con discreción para pasar desapercibidas ante la presencia de pandillas y actores armados.
El 67,9% de los hondureños consultados en el sondeo afirman que se vieron obligados a abandonar sus hogares por la violencia e inseguridad; mientras que 28% se lo atribuye a la existencia de pandillas, que son complejos grupos que sostienen sus estructuras a base de extorsión.
Se estima que Honduras tiene 116.000 miembros de pandillas, incluyendo a los que son miembros de grupos de menor tamaño; y según cifras de Unicef, más de 4.700 miembros de estos grupos criminales se encuentran y operan desde la cárcel.
Ante esta situación, Beyani señaló que es necesario que se tomen medidas internacionales con el fin de contribuir y atacar las causas de este problema; e instó al Gobierno de ese país a asignar recursos a los organismos encargados de velar por los derechos humanos de los desplazados, pues aseguró que se trata de personas en estado vulnerable.
Por su parte, Fernando Protti, representante de Acnur, aseveró que el desplazamiento interno no es un problema que pueda resolver un país por su cuenta, porque se requiere el apoyo de la comunidad internacional; aunque admitió que en Honduras la tasa de homicidios ha disminuido.
Aseguró además que la inseguridad y la falta de oportunidades son también las causas de desplazamientos dentro del propio territorio en Honduras.
Un poco menos violentos
El pasado 17 de noviembre, el Observatorio Nacional de la Violencia de la Universidad Autónoma de Honduras (UNAH) aseveró que las muertes violentas en ese país se han reducido 12,9% en 2015. De acuerdo con el organismo, son 584 muertes menos, en comparación con los meses de enero a septiembre de 2014.
Las cifras corresponden al boletín anual número 39 sobre Mortalidad y Otros, del Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (Iudpas).
La directora del Observatorio Nacional de la Violencia, Migdonia Ayestas, informó que hasta septiembre de 2015, la tasa parcial de homicidios era de 46 muertes por cada cien mil habitantes; anunció que el año podía cerrar con seis puntos menos que el año anterior, cuando la cifra era de 68 homicidios por cada cien mil habitantes.
Debido a la disminución de estas cifras, Honduras ya no se encuentra entre los países más violentos de la región; de acuerdo con el Índice de Paz Global publicado el pasado mes de junio, ese país se ubica en el puesto número 116; mejor posicionado que Colombia (146), México (144), Venezuela (142), El Salvador (123) y Guatemala (118).
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Costo del crimen equivale al 3% del PIB
El informe Los costos del crimen y la violencia en el bienestar de América Latina y el Caribe, presentado en Ecuador y elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) afirma que el costo directo del crimen y la violencia equivale al 3% del Producto Interno Bruto (PIB) en la región.
Ese 3% del PIB representa los costos derivados de la violencia que equivalen a la inversión en infraestructuras en la región o al ingreso del 20% más pobre de su población.
El documento asegura que la región es “excepcionalmente violenta” debido a que aporta un 9% de la población mundial, pero es allí donde se registra un tercio de sus homicidios.
El estudio establece los costos directos, como el gasto en seguridad tanto pública como privada, el sistema de justicia y los costos sociales de los asesinatos; además aborda costos indirectos, como la medición del sufrimiento o el cambio de rutinas por temor a ser víctimas del crimen.
En relación con los costos indirectos, los resultados arrojaron que el aumento de homicidios en México afecta negativamente el precio de las viviendas de los pobres, y lo mismo sucede en Brasil. Por otro lado, en Perú, el reporte reflejó el impacto de la violencia doméstica en la salud de los niños.
Al momento de la publicación de dicho informe, el pasado 21 de octubre, Morgan Doyle, representante del BID en Ecuador, afirmó que 60% de los ciudadanos de América Latina se sienten inseguros al caminar solos de noche.
Todo esto influye directa e indirectamente en la inversión de los Estados y los costos de la persistente violencia e inseguridad.